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Una mujer lleva a su vecina de cama de hospital ciega a vivir con ella después recibir el alta

Guadalupe Campos
06 ago 2021
10:50

Yamila y Alessandra son dos mujeres brasileñas que se conocieron en el hospital, y formaron un lazo increíble. Una de ellas estaba muy sola en la vida. La otra decidió acogerla en su casa, y aquí te contamos por qué y cómo fue.

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Alessandra Nunes Gonçalves Gomes tiene 42 años. Trabaja de niñera, y tiene una gran familia: un marido y siete hijos, cuatro de ellos adoptados. En noviembre del año pasado, cayó enferma de covid-19 y tuvo que ser internada.

En el hospital, compartía habitación con Yamila, que llevaba 10 días de internación. Sus camas estaban separadas por cortinas, con lo cual podían hablarse, pero no verse.

Yamila le contó que era diabética, y que a consecuencia de su enfermedad había perdido la visión. Su familia, en lugar de auxiliarla, la había abandonado.

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"En el tiempo que estuve ahí, nadie la fue a visitar ni quiso saber noticias de ella", cuenta Alessandra.

Para más, la joven había nacido con un solo riñón, que tras una apendicitis había quedado severamente comprometido. Tres veces por semana debía realizarse diálisis, y estaba sola para todos los procedimientos.

"Sin ni siquiera conocer su rostro, le hice una promesa: si sobrevivía al covid-19, la ayudaría", dice Alessandra. En los 10 días subsiguientes, la amistad se hizo más fuerte. Una de las enfermeras que presenció el surgir de esta amistad tan especial descorrió la cortina para que pudiesen verse.

Mano de paciente internada en un hospital. | Foto: Shutterstock

Mano de paciente internada en un hospital. | Foto: Shutterstock

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"Lloré mucho por verla en esa situación, tan frágil y abandonada", cuenta Alessandra. "También soy diabética, y sentí en mí su dolor".

Cuando a Alessandra quisieron trasladarla a otra área, a los 11 días de internación, las dos se pusieron muy mal. Tanto, que la salud de ambas se resintió, sus indicadores empeoraron y el personal del hospital decidió dejarlas juntas.

Afortunadamente, ambas lograron salir adelante. El 8 de diciembre, Alessandra recibió el alta. Siguió comunicándose todos los días con Yamila, y cuando ella recibió el alta, combinaron para verse.

Sin embargo, Yamila no apareció. Y su teléfono, cuando Alessandra la llamaba, daba apagado y pasaba a la casilla de mensajes.

Preocupada, Alessandra fue al hospital en el que sabía que su amiga se hacía diálisis. La encontró, y supo que había tenido un problema durante el procedimiento. Había perdido mucha sangre, y como vivía sola, la habían derivado al hospital en el que se habían conocido.

"¡Alessandra, sálvame!", dijo Yamila cuando oyó llegar a su amiga, y rompió en llanto. El hospital no quería darle el alta porque no tenía acompañante: si bien podía recibir el alta, no estaba en condiciones de andar sola.

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En un principio, la asistente social a cargo se opuso a que Alessandra se la llevara: no eran familiares directas. "Le expliqué que era una gran amiga, y que me comprometía a cuidarla", cuenta Alessandra. Y le explicó la situación.

Finalmente le permitieron firmar los papeles y llevarse a su amiga. Pasaron a buscar sus pocas pertenencias y medicinas en la pequeña habitación en que vivía, y Yamila se instaló en casa de la familia de Alessandra.

"La cuido con el mismo amor con el que cuido a los niños", dice Alessandra, quien la ayuda a bañarse y le suministra la insulina. "Esa es mi misión en el mundo: ayudar al prójimo".

¿Qué te pareció esta historia? ¿Cuál es la situación más extraña en la que has entablado una amistad sólida? ¡Comparte tus historias y reflexiones con la comunidad de AmoMama!

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