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Fachada de una casa vieja y destruida. | Foto: Shutterstock
Fachada de una casa vieja y destruida. | Foto: Shutterstock

Mujer arranca el papel tapiz en casa vieja y encuentra una puerta debajo - Historia del día

Mayra Pérez
05 oct 2021
17:20

Una mujer arrancó el papel tapiz de la vieja casa a la que se mudaron ella y su esposo y descubrió una puerta oculta por ladrillos. Detrás de esa puerta, un secreto fue revelado.

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Regina era una mujer joven que acababa de casarse con el amor de su vida, Samuel. Habían salido durante cinco años antes de unir sus vidas en matrimonio.

Después de regresar de su luna de miel, la pareja comenzó a buscar una casa en la que pudieran formar su familia. Regina tenía una larga lista de requisitos que determinarían si la casa era adecuada, como la distancia de la escuela a la que asistirían sus hijos.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Cuando un agente de bienes raíces los llevó a una casa de estilo victoriano que cumplía con la larga lista, Regina y Samuel no dudaron en pagar el lugar y firmar el papeleo. Lo que no sabían era que la casa tenía un secreto, y ​​no tardaron en descubrirlo.

En un fatídico día, Regina, que había estado angustiada por planificar la decoración, se fijó en el papel tapiz que cubría la mayor parte de la casa. No le había gustado el diseño, así que decidió deshacerse de él e instalar uno que coincidiera con los muebles que había pedido.

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Así arrancó el papel tapiz de una sección de la casa y notó que cubría una pared de ladrillos. La casa había sido construida con madera resistente, lo que significaba que las paredes también debían ser de ese material.

"¿Samuel?", llamó. "Ven a ver esto".

"¿Qué es?", preguntó cuando la alcanzó.

"Mira esto", dijo, señalando la pared de ladrillos. "Esta sección de las paredes está hecha de ladrillos. ¿Eso es normal?".

"No debería ser así", dijo Sam. "Es posible que utilizaran los ladrillos para ocultar algo, fíjate si tiene la forma de una puerta".

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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"Tienes razón", dijo Regina con una sonrisa. "¿Quieres ver qué hay detrás?".

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"Naturalmente", respondió Samuel, con un brillo en sus ojos marrones.

Más tarde ese día, derribaron la pared de ladrillos y, efectivamente, había una puerta detrás. La puerta conducía a una habitación de tamaño mediano que parecía sacada de una película vieja.

Ni Samuel ni Regina tenían idea de qué significaba eso, así que decidieron hablar al agente inmobiliario que les vendió la casa. Le preguntaron por la historia del lugar y él les reveló que la casa pertenecía a una familia adinerada con una historia trágica.

El patriarca de la familia se llamaba Juan y su esposa María. Juntos criaron a dos niños, José y Abel, quienes crecieron y se convirtieron en soldados.

Un día fueron llamados a la guerra. El campo de batalla fue una experiencia espantosa para ellos, ya que fueron separados de su escuadrón después de una emboscada enemiga.

Se deslizaron alrededor de la zona de guerra durante horas hasta que localizaron una casa decrépita que podía servir como refugio. Se acercaron, pero se sorprendieron cuando descubrieron que había niños escondidos en su interior.

"¿Qué están haciendo aquí, niños?", Abel les preguntó.

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Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

"Vivimos aquí", respondió el mayor de ellos. "Somos de un orfanato, pero fue incendiado durante la guerra, así que decidimos refugiarnos aquí".

"¿Dónde están todos los adultos?", preguntó José.

"No hay adultos, señor, solo nosotros", respondió el niño mayor.

Mientras hablaban, escucharon pasar a los soldados. Eran soldados enemigos que habían escuchado voces. La escena se volvió violenta rápidamente cuando atacaron a quienes percibían como enemigos, a pesar de ser niños.

Abel y José llevaron a los niños al interior del edificio para escapar de los disparos, pero solo unos segundos después, una granada voló por la ventana y rodó hacia la habitación en la que estaban.

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José echó a correr, esperando evitar la explosión, pero Abel se lanzó hacia los niños y los cubrió con su gran cuerpo para llevarse la peor parte de la explosión.

Abel y los niños sobrevivieron a la noche, pero José no estaba por ningún lado. Abel tuvo que ser tratado durante mucho tiempo, pero recibió medallas por su valentía cuando se recuperó.

De regreso a casa, le dijo a sus padres que José lo abandonó en el campo de batalla para salvar su vida. Sus padres estaban atónitos por sus palabras, pero tenían la esperanza de que su hijo regresara, por lo que decidieron dejar su habitación intacta.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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José nunca regresó, y justo antes de fallecer, los antiguos dueños de la casa usaron ladrillos para bloquear su habitación en un intento de mantenerla intacta.

Abel heredó el lugar después del fallecimiento de sus padres, y nunca más entró a la habitación de su hermano. Vivió en la casa, solo, hasta su muerte.

"Y por eso la casa lleva tanto tiempo en el mercado. Nadie quería ocuparse de un lugar así", finalizó el agente inmobiliario.

La pareja regresó a la casa con el corazón apesadumbrado. Estaban tristes por lo que pasó, por eso decidieron limpiar la habitación para poder seguir adelante.

Mientras limpiaban, Regina notó un libro sobre la mesa. Parecía viejo y gastado con sus páginas amarillentas. El libro resultó ser un diario que tenía una confesión de Abel.

Aparentemente, lo que la gente pensaba que había sucedido aquella trágica noche había sido una mentira. La noche en que fueron atacados por soldados, José había sido el que había salvado a todos cubriendo la granada con su cuerpo. Abel les había mentido porque no quería que amaran a su hermano más que a él.

José no era su hermano biológico; sus padres lo adoptaron cuando tenían problemas para concebir. Habían crecido uno al lado del otro, pero Abel siempre había estado celoso de la atención que sus padres prestaban a su hermano.

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Más tarde se arrepintió de sus acciones, y el sentimiento de culpa comenzó a afectarlo. Así que escribió el diario para apaciguarlo y lo dejó en la antigua habitación de su hermano.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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"Espero que el cielo me acepte; me gustaría mucho volver a ver a mi hermano", fueron las palabras con las que Abel terminó su relato.

Después de mucha contemplación, Regina y Samuel decidieron convertir la habitación en un museo para honrar a José, quien murió como un héroe.

¿Qué aprendimos de esta historia?

  • La envidia es un sentimiento terrible. Abel actuó así porque envidiaba a su hermano por el amor que recibía de sus padres, aunque ellos no tenían favoritos. La envidia fue lo que le hizo llamar a su hermano un traidor ante sus padres, destrozando su imagen y causándoles dolor. La verdad hubiera sido mucho mejor.
  • La verdad siempre sale a flote. Nada permanece oculto para siempre, y no importa cuánto tiempo tome, la verdad será revelada. Abel hizo lo que hizo décadas antes de que Regina y su esposo se mudaran al edificio, y aun así encontraron su secreto. Eso solo demuestra lo poderosa que puede ser la verdad.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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