Encontré lencería de mi madre en el bolsillo de mi prometido, pero ella quería lo mejor para mí - Historia del día
Sí, tal y como lees. Encontré ropa interior de mi madre en el bolsillo de mi prometido la noche que se quedó en nuestra casa. Pero mamá no tiene toda la culpa, hay que decir.
Tenía solo dos años cuando papá nos abandonó. Aparentemente, se cansó de cuidarnos y decía que éramos una carga para él. Así que se buscó una novia más joven y se fue.
Niña llora abrazada a su madre. | Foto: Shutterstock
Desde entonces, mamá siempre ha tenido problemas para confiar en los hombres. No volvió a ponerse en pareja después del divorcio, y siempre se propuso "probar" a mis novios.
Entiendo que quería protegerme de estar con el hombre equivocado. Lo que ella no fue capaz de darse cuenta es de que mientras tanto me estaba arruinando la vida.
Según ella, ninguno de mis novios era digno de confianza. Todos ellos fallaron en sus "pruebas", lo que la hizo persistir en la creencia de que todos los hombres eran falsos y manipuladores como mi padre.
Me sentí muy mal cuando me enteré las verdades de mis exnovios. Incluso decidí que yo tampoco volvería a confiar en un hombre. Pero Kevin me hizo cambiar de opinión. No sabría decir bien por qué, pero estaba segura de que él era el hombre de mi vida.
Así que tras mucho pensarlo decidí presentárselo a mi madre. "Hola mamá, este es Kevin", dije, cuando vino a casa.
Kevin le sonrió a mamá con amabilidad. "Mucho gusto en conocerla, señora Molinares. Claudia me habló mucho de usted", le dijo.
Mamá lo miró con sospecha. "Mucho gusto, Kevin", le dijo. "Me alegro de que Claudia tenga alguien a quien quiera tanto". Pero me dirigió una mirada que más bien parecía querer decir lo contrario.
Mujer hermosa de mediana edad. | Foto: Shutterstock
"Ay, no otra vez", pensé. Abrí la boca para decir algo y tratar de cortar sus juegos de antemano, pero ella nos hizo pasar al comedor.
Y bueno, después de todo no es que hubiera mucho que pudiera hacer yo para que me creyera que Kevin no es un mal hombre. Sabía que no iba a confiar en él.
Esa noche, después de la cena, cuando ella y Kevin estuvieron solos, repitió su pequeño número de siempre. Yo escuché la conversación desde una habitación contigua.
"Pero por favor, señora Molinares, qué hace", protestaba Kevin.
Me alegró ver que él reaccionara así. Mi madre era aún una mujer muy hermosa, y él era el primero que pasaba esa prueba. Pero ella no le creyó.
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Kevin se iba al día siguiente de viaje por sus estudios, y no iba a estar por el próximo mes, así que le pedí que se quedara en casa. Él primero se negó, supongo que porque mi madre lo ponía incómodo, pero lo convencí.
Sin embargo, esa noche, cuando fui a la habitación de mamá, encontré a Kevin ahí. Para más, ¡tenía ropa interior suya en el bolsillo de atrás!
Joven llorando. | Foto: Pexels
No podía creerlo. "¡Qué demonios, Kevin!", grité. "No puedo creer que tú seas así", exclamé.
Mamá entró. "¿Qué pasa?", preguntó.
Miré enojada a mi prometido. "¿Le dices tú o le digo yo?"
"Mire, señora Molinares, es un malentendido. No tengo idea de cómo su ropa... O sea... En serio, yo no la tomé", dijo.
Mamá lo miró furiosa. "¡No quiero saber nada! ¡Fuera de mi casa, patán, no vuelvas a ver a mi hija!".
Esa noche quedé con el corazón roto. No podía creer que Kevin hubiera hecho algo así. Sin embargo, como lo amaba, decidí llamarlo. Pero mi madre me detuvo: "Claudia, no seas tonta, ¿cómo vas a volver con un tipo así?", me dijo.
Sin embargo, quiso la suerte que mi madre se encontrara a Kevin unas semanas después. Y lo que vio la hizo caer en la cuenta de su error.
Estaba en una fiesta de un colega, cuando notó un rostro conocido en la barra: Kevin. Y vio que no estaba solo: una chica muy bonita, que parecía haber bebido alguna copa que otra, estaba hablándole. "Me gustas mucho Kevin, ¿lo sabes?", le decía. "¿Piensas darme una oportunidad?".
Barman junto a varias mujeres. | Foto: Pixabay
"Lo siento, Leticia, pero sabes que mi corazón está en otra parte", dijo él, para sorpresa de mi madre.
"¿Sigues enamorado de Claudia?", le preguntó mi madre.
Kevin perdió la compostura al verla. "¿Qué hace usted aquí? ¿No le bastó con arruinar dos vidas?", le dijo.
En ese momento, mi madre cayó en la cuenta de su error. Volvió a casa y me contó cómo había sido ella quien le indicó su propia habitación a Kevin como cuarto de huéspedes, y cómo le había escondido su sostén en el bolsillo.
Yo no podía creerlo, y no podía parar de llorar. "¿Por qué hiciste eso, mamá? ¿Y ahora qué hago?", me lamentaba.
"No te preocupes. Yo lo rompí, me toca a mí arreglarlo", ofreció. Y se deshizo en disculpas.
Esa noche, mamá fue en persona a la casa de Kevin. Le explicó la verdad, y él se mostró comprensivo.
Volvió a casa con él, y volvió a pedirme perdón. Yo la abracé: "Te quiero, mamá, y te perdono. Sé que lo hiciste para tratar de protegerme".
Esa noche compartimos una cena, que fue todo lo cordial que no había sido la primera. diez meses más tarde, Kevin y yo nos casamos. De eso hace ya quince años, y hemos formado una hermosa familia.
Manos de una pareja. | Foto: Pexels
¿Y en cuanto a mamá? Bueno, el día de mi boda conoció a uno de los tíos de Kevin, que había enviudado unos años antes. Ella decidió hacer una excepción a su desconfianza: siguen juntos al día de hoy también.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Hay más gente mala de la deseable, pero hay gente buena en el mundo también. Kevin es un ejemplo de que hay hombres de sentimientos sinceros.
- Las madres son capaces de cualquier cosa cuando tratan de proteger a sus hijos. La madre de Chloe hizo algo muy cuestionable, pero lo hizo convencida de que estaba ayudando a Claudia.
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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.