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Policía oye un llanto del bote de basura, se apresura a abrirlo y encuentra a una niña dentro - Historia del día

Diego Rivera Diaz
24 oct 2021
23:30

Un policía escuchó sonidos provenientes de un bote de basura. Cuando se acercó, se dio cuenta de que era una niña pequeña llorando. Ayudó a la niña y ella le trajo alegría.

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"Estoy muy viejo para esto", murmuró Santiago Sierra mientras patrullaba las calles de noche.

Era un policía de 30 años con mala actitud y el ceño fruncido permanente, aunque era muy atractivo. Sus colegas lo llamaban "el Grinch" por su semblante taciturno, pero ninguno de ellos realmente lo conocía.

Policía taciturno. | Foto: Shutterstock

Policía taciturno. | Foto: Shutterstock

Sierra fue trasladado a los suburbios un mes después de haber matado en un tiroteo al asesino serial que se había cobrado las vidas de su esposa e hijo. Sus supervisores creían que necesitaba algo de tranquilidad para procesar todo eso.

Mientras había estado buscando al asesino, Sierra no comía, y solo dormía a ratos. A menudo lo despertaban perturbadoras pesadillas sobre la muerte de su esposa y su hijo.

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Después de encontrar al asesino, y tras saberlo muerto, esperaba que toda la rabia desapareciera. Pero eso no sucedió, y esto lo enfureció aún más. Lo único que le permitía controlarla era que sabía enterrar sus emociones en lo más profundo de su ser.

Su supervisor decidió que pasar tiempo en los suburbios, lejos de la ciudad donde perdió a su familia, le haría bien. Por eso fue trasladado, a pesar de que rogó a sus superiores que lo dejaran donde estaba.

"Estoy perfectamente bien aquí, capitán", había dicho. "Solo necesito poder hacer mi trabajo y no pensar en lo que pasó".

"Si te pillan desprevenido durante la patrulla, puedes morir. No arriesgaré la vida de uno de mis mejores oficiales. Tómate un tiempo y vuelve sintiéndote mejor", replicó el capitán. "Igual puedes hacer tu trabajo en los suburbios".

Policía molesto y supervisor en el fondo. | Foto: Shutterstock

Policía molesto y supervisor en el fondo. | Foto: Shutterstock

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Así fue como Santiago terminó en la pintoresca ciudad en la que ahora vivía. El lugar era realmente sereno. El mayor incidente por el cual habían llamado a la policía fue un gato atrapado en un árbol.

Los dueños del gato dijeron que era una catástrofe, y Sierra casi esbozó una sonrisa. Sintiendo la suave brisa en su piel, tuvo que reconocer que la tranquilidad del campo era una efectiva distracción de las emociones negativas imbuidas en su interior.

Un día, mientras estaba haciendo patrullaje nocturno, se detuvo en un local de comida rápida. Compró un par de donas y una enorme taza de café.

Comió mientras caminaba por su ruta de patrullaje. Solo se desvió brevemente para botar la basura de su refrigerio. Pero en ese momento, oyó un sonido extraño.

Parecía provenir de donde estaban los botes de basura. Inmediatamente, el veterano policía entró en alerta. "¿Quién está ahí?", preguntó, posando lentamente su mano sobre su arma de fuego. "Repito, ¿quién está ahí?".

Entonces oyó un sollozo. Parecía una niña pequeña. Santiago inspeccionó los botes de basura, y encontró a una niña. "¿Quién eres tú?", le preguntó gentilmente, para no asustarla.

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Policía calmando a niña. | Foto: Shutterstock

Policía calmando a niña. | Foto: Shutterstock

Ella se quedó mirándolo fijamente. "¿Qué estás haciendo aquí?", dijo Santiago. La chica reaccionó. Lo miraba con los ojos abiertos de par en par, como si tuviese miedo de que él fuese a hacerle daño.

Tras unos momentos en silencio, Sierra cambió de estrategia. Sacó un poco de dinero, y le dijo que era suyo si podía responder algunas preguntas honestamente. Sus ojos se iluminaron al ver el dinero, aunque no movió ni un músculo.

"¿Cómo te llamas?", preguntó Santiago. "Laura", dijo la chica en voz baja. Sierra le entregó rápidamente un billete de baja denominación, y soltó otra pregunta. "¿Por qué estás aquí sola, Laura?".

"Me escapé de mi madre y me subí a un tren, que me trajo a esta ciudad. Empecé a dormir en este bote de basura para que no me caiga la lluvia encima. También es un lugar seguro para pasar la noche", dijo.

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"¿Por qué huiste de tu madre?", preguntó después de darle otro billete. "Quería encontrar a mi padre. Ella dijo que se había ido al cielo, pero yo no le creí. Ahora sí le creo, y la extraño mucho", dijo Laura.

Sierra logró convencerla de ir con él a la comisaría al día siguiente. Se aseguró de que la devolvieran con su madre, quien se alegró infinitamente al ver a su hija después de haberla buscado por todas partes.

Niña abrazando a su madre. | Foto: Shutterstock

Niña abrazando a su madre. | Foto: Shutterstock

Laura le recordaba a Santiago a su difunta hija. La niña había dejado una impresión duradera en el oficial, por lo que no dejó de visitar a la niña y a su madre.

Desafortunadamente, Laura se enfermó poco después. Su condición era grave, y habría muerto de no haber sido por Santiago. Cada vez que iba, traía comida y medicinas, y les dejaba algo de efectivo a Laura y a su mamá para ayudarlas.

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Semanas después, Sierra fue trasladado de vuelta a la ciudad, por lo que no pudo visitar a la niña y a su madre por un buen tiempo. Cuando tuvo la oportunidad de volver, no pudo encontrar a Laura y su mamá por ningún lado.

Santiago temió que Laura hubiese muerto de su enfermedad. Cuando vio a una amiga de la madre caminando por la calle, corrió a preguntarle por la familia.

La mujer le dijo que la niña se había recuperado, y por fin había vuelto a la escuela. Además, su madre había comenzado a trabajar vendiendo productos en el mercado, y es por eso que no estaban en el refugio donde Sierra siempre las visitaba.

Santiago sonrió de felicidad al escuchar las noticias. Era su primera sonrisa en mucho tiempo. Por primera vez desde que había perdidoa a su familia, se sintió en paz consigo mismo y con el mundo.

Policía sonriente. | Foto: Shutterstock

Policía sonriente. | Foto: Shutterstock

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

La venganza no cambia nada. Sierra persiguió al asesino que le quitó a su esposa e hijo, pero incluso después de la muerte del criminal, la rabia que había sentido hasta entonces permaneció dentro de él.

La vida está llena de agradables sorpresas disfrazadas en la más terrible de las circunstancias. Wilson nunca hubiera pensado que un encuentro casual con una niña llorando dentro de un bote de basura eventualmente le daría la sensación de paz que pensó que había perdido para siempre.

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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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