Mamá ordena a su hija que espere cerca de la iglesia y luego desaparece sin dejar rastro - Historia del día
Una mujer abandona a su pequeña fuera de una iglesia, pero veinte años después, la hija sigue buscándola y logra encontrarla.
A veces hay verdades tan oscuras y dolorosas que simplemente no podemos enfrentarlas, y eso fue lo que le sucedió a Carly Duarte. Cuando ella tenía 5 años, su madre la llevó a dar un paseo en su auto rojo.
Condujeron muy lejos de las calles que Carly conocía hasta que llegaron a una gran iglesia blanca en un campo verde. "Carly, cariño", dijo su mamá. "¡Espera aquí, bebé, y mamá volverá enseguida!".
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Luego su mamá la besó en la mejilla y se subió al auto, todos esos brazaletes que tanto le gustaban tintinearon hasta que los dejó de escuchar. El lindo cabello amarillo de la mujer quedó ondeando como una bandera en el viento.
Así era como Carly recordaba a su madre, alejándose, su mano con los brazaletes tintineando y ese cabello rubio flotando hacia atrás. Carly observó hasta que el auto de su madre se redujo a un punto en la carretera y se sentó en los escalones de la iglesia.
Esperó y esperó, pero mamá no regresó y nadie más pasó. Luego, cuando el sol estaba muy alto y Carly tenía mucha sed, una hermosa dama de piel oscura llegó a la iglesia con un ramo de hermosas flores.
"Niña", gritó. "¿Qué estás haciendo aquí bajo el sol?".
"Estoy esperando a mi mamá", explicó Carly. "Ella dijo que volvería enseguida".
La dama murmuraba y se quejaba. Ponía su mano en la frente de Carly y decía que estaba demasiado caliente. Caminó hasta su auto y regresó con un puñado de duraznos y una botella de agua.
"Ahora siéntate aquí donde hay sombra", le dijo a Carly. "¿Quieres agua y un melocotón?", le preguntó.
La señora llevó las flores adentro y regresó con un hombre alto con un vestido negro (luego explicó que no era un vestido y que él era un sacerdote, pero que a Carly le parecía un vestido). El religioso y la feligresa discutieron mucho. Luego la mujer hizo una llamada telefónica.
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Era casi de noche cuando una mujer delgada y un oficial de policía llegaron y se llevaron a Carly. La niña seguía diciendo que tenía que quedarse porque su mamá iba a venir, pero nadie la escuchó.
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La pequeña fue llevada a un orfanato. Estaba muy enojada y no quería hablar con ninguno de los otros niños. "No soy huérfana", gritó. "¡Tengo una mamá y ella regresará por mí!".
Los chiquillos del orfanato no intentaron hacerse amigos de Carly. Ella siempre estaba molesta y amargada. Pero un niño pálido y enfermizo, llamado Peter, sí se le acercó.
Los otros niños expresaban que él tenía mal corazón. No querían decir que Peter fuera malo, solo que su corazón no funcionaba correctamente, lo que significaba que no podía correr ni jugar a la pelota ni hacer nada divertido.
Así que Peter construía aviones de papel, se sentaba en la escalera y miraba hasta dónde volaban. Un día, vio a Carly sentada en el último escalón llorando y le envió su mejor avión.
Voló alto, alto antes de flotar suavemente para aterrizar a sus pies. Carly lo recogió y vio que había algo escrito en las alas.
"Vas a estar bien", decía el texto. Carly miró hacia arriba para ver de dónde venía el avión y vio a Peter. "¿Hiciste esto?", ella le preguntó.
"Sí", dijo Peter. "No puedo correr, así que hago aviones que pueden volar alto".
Carly subió las escaleras para devolverle a Peter su avión, y los dos empezaron a charlar. Se hicieron mejores amigos y, de hecho, él era el único amigo de la niña.
Cada vez que Carly tenía un mal día, de alguna manera un avión de papel flotaba de la nada y aterrizaba en su escritorio, o en su cama, o a sus pies, y le recordaba que todo iba a estar bien.
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Los años pasaron rápidamente, y pronto Carly cumplió diecisiete. Faltaba poco para ser mayor de edad y su plan era ir a buscar a su madre tan pronto como pudiera dejar el orfanato.
Acudió a la directora y le pidió cualquier información que pudiera tener que la ayudara a encontrar a su madre, pero la mujer trató de desanimarla. "Carly", dijo con suavidad. "Tienes un futuro brillante por delante, una beca. Olvídate de buscar a tu madre por ahora".
"¡Nunca!", gritó Carly. "¡Sé que mi madre me está buscando! Regresó a esa iglesia y yo me había ido. ¡Todo es culpa tuya!". Carly salió corriendo de la oficina y se fue a llorar al jardín.
Estaba sentada allí, enojada e infeliz cuando un avión de papel se acercó y aterrizó en su regazo. Ella miró hacia abajo, lo recogió y lo aplastó en su puño. "¡PARA!", ella gritó. "¡Tus estúpidos aviones no me ayudan, Peter! ¡LOS ODIO! ¡TE ODIO!".
Pronto, Carly se avergonzó de su arrebato y quiso disculparse con Peter, pero estaba demasiado avergonzada para buscarlo, y él se mantuvo fuera de su camino. Se fue tres días después sin despedirse.
Durante los siguientes dos años, Carly recorrió su país buscando a su madre y, finalmente, después de muchas aventuras, la encontró en un parque de casas rodantes en las afueras de la capital.
Carly se acercó al remolque de su madre y llamó a la puerta. Una mujer la abrió, pero no se parecía en nada a la linda mamá que ella recordaba. Era mucho mayor y su cabello estaba rígido y quebradizo.
"¿Sí?", preguntó la mujer. "¿Quién eres? ¡No voy a comprar nada!".
"¿Mamá?", susurró Carly. "¡Mamá, soy yo, Carly!"
"¿Carly?", dijo la mujer con voz temblorosa. "¿Qué diablos estás haciendo aquí?".
"Mamá, vine a buscarte", dijo Carly. "Sé que regresaste a la iglesia y yo me había ido".
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La mujer se rio con dureza. "¿Regresé? ¡Me sacudí el polvo de esa ciudad de mis talones al atardecer! ¡Tenía un hombre nuevo en mi vida y él no quería que más nadie robara mi atención!"
"¿Me dejaste?". Carly no podía creerlo. Todo el mundo había tenido razón todo el tiempo. "¿Me abandonaste a los cinco años fuera de una iglesia?".
"Bueno, cariño, ¿no están todos diciendo siempre que los niños son un regalo de Dios? ¡Solo te estaba devolviendo!". La mujer se rio de nuevo, y Carly simplemente le dio la espalda y se fue.
Tres días después, estaba de regreso en el orfanato. Ella le contó a la directora sobre su viaje y su amargo final. "Así que volví y esperaba ponerme en contacto con Peter".
"Oh Carly", dijo la directora. "¡Lo siento mucho! El corazón de Peter... se rindió solo unas semanas después de que te fuiste".
Cegada por las lágrimas, Carly salió y se sentó en el jardín. Había huido tras una fantasía de una madre que la amaba cuando todo el tiempo un corazón verdadero y amoroso había estado a su lado.
"Oh, Peter", susurró. "¡Lo siento mucho!".
Y entonces sucedió algo extraño. Una hoja descendió y aterrizó en su regazo. Una hoja soleada de color amarillo brillante, con la forma exacta de uno de los aviones de Peter. Tal vez fue solo una coincidencia, o tal vez fue un mensaje.
Creo que fue Peter diciéndole a Carly que todo estaría bien, y ella también lo cree.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Los niños necesitan y merecen ser amados por sus padres: Carly necesitaba tanto creer que su madre volvería que rechazó el amor de otras personas.
- Los que nos aman están siempre con nosotros, en nuestro corazón, y consuelan nuestras almas: El espíritu bondadoso de Peter siempre estuvo con Carly, dándole valor.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.