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Un mendigo | Foto: Shutterstock
Un mendigo | Foto: Shutterstock

Mujer mayor da refugio a indigente y una noche lo ve entrando a escondidas en su habitación - Historia del día

Diego Rivera Diaz
05 dic 2021
11:30

Una anciana le hizo un favor a un indigente dándole refugio en su hogar, pero una noche lo vio entrando a escondidas en su habitación y se llevó una sorpresa.

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Patty era una mujer solitaria de unos 70 años. Su esposo, Jonás, había muerto en un accidente vehicular que también le había costado la vida a su hijo Jaime.

Lidiar con sus muertes fue muy difícil para ella. Nadie sabía cómo consolarla. Los primeros días luego de haber tenido que identificar sus cuerpos, estuvo tan deprimida que no podía ni levantarse de la cama.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Amigos y parientes vinieron desde lejos para consolarla; y se quedaron con ella mientras se encarga de los arreglos fúnebres de su esposo e hijo.

El día del entierro, Patty lloró por horas. Era un torrente de tristeza que no tenía final. Sus amigos y parientes eventualmente se fueron de vuelta a sus hogares, pues no sabían qué hacer por ella.

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A Patty le tomó un buen tiempo sentir ganas de salir de casa. Cuando finalmente lo hizo, la viuda fue directamente a la iglesia, donde tuvo una larga conversación con el padre Alberto.

"Me alegro de verte por fin por aquí, Patricia", dijo con una gentil sonrisa. Habían sido amigos desde que Patty y su familia se mudaron a la ciudad, años atrás. Conocía bien a su esposo e hijo.

"Y yo me alegro de estar aquí, padre", dijo Patty. "Nunca pude agradecerle por ir a consolarme y asegurarse de que tuviera todo lo necesario",

"Ni lo menciones, hija mía. Es mi deber estar ahí para cualquier miembro de mi congregación en un momento como ese. Me alegra que mi presencia haya sido útil".

Se quedaron en silencio brevemente. Entonces, Patty dijo de repente: "Los extraño mucho, padre". "Lo sé, hija", respondió el padre Alberto. "Pero Dios siempre tiene un plan para nosotros, incluso si no podemos entenderlo".

"He estado tratando de aceptar eso, padre, pero perderlos a los dos al mismo tiempo realmente me hizo cuestionar mi fe. La verdad es que por eso estoy aquí, para remediar eso".

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Patty y el padre Alberto pasaron horas hablando ese día. Poco a poco, la iglesia se convirtió en el único lugar donde Patty podía sentirse realmente tranquila. Todos los domingos se sentaba en la primera fila, y rezaba con fervor.

Una semana, vio a un hombre solitario en la misa. Tenía la mirada cálida, pero lucía muy desnutrido. Patty hizo una nota mental para recordar traerle algo de comida la próxima vez.

Luego de alimentar al hombre un par de veces, Patty le preguntó al padre Alberto sobre él. "¿Él?", respondió el sacerdote. "Era un huérfano que la iglesia cuidaba, le ha costado mucho conseguir trabajo porque tiene problemas de salud".

"Vaya, qué triste. Parece ser un buen hombre. Me siento muy mal por él. Si hay algo que pueda hacer para ayudar, fuera de traerle comida de vez en cuando, hágamelo saber", dijo Patty.

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"Bueno, lleva un tiempo durmiendo en el cobertizo de la iglesia. No es un lugar muy higiénico, y hace mucho frío de noche. Si sabes de algún lugar cálido y bien abrigado donde pueda pasar la noche, sé que lo apreciaría", dijo el padre.

"Entiendo. ¡Haberlo dicho antes! Tengo habitaciones libres en la casa desde...", dijo, y su voz se quebró al recordar a su esposo e hijo. "Bueno, el punto es que en mi casa es bienvenido todo aquel que lo necesite".

Al día siguiente, el padre Alberto hizo los arreglos. El joven José María, de 21 años de edad, se mudó a casa de Patty. Ella disfrutó cocinar y ver televisión con alguien más por primera vez en largo tiempo.

Todo iba de maravilla, pero una noche, Patty se despertó al oír un ruido extraño. Se quedó quieta en la cama, esperando a ver si volvía a escucharlo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

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Segundos después, oyó el crujido de los escalones frente a la puerta de su alcoba. Entonces, vio en medio de la oscuridad a un hombre entrando sigilosamente a su habitación. Era José María.

Patty estaba aterrada, pero sabía que si él quería atacarla a ella o llevarse sus posesiones, no podía hacer nada para detenerlo. Decidió quedarse quieta y fingir que estaba durmiendo.

José María caminó lentamente hasta el lado de su cama, donde se quedó inmóvil por varios minutos. Patricia se moría de miedo, pero no abrió los ojos.

Tras un par de minutos, José María se sacó algo del bolsillo y lo metió debajo de la almohada de Patty. Cuando se fue, ella se sentó en la cama, se limpió el sudor de la frente y revisó bajo la almohada. Encontró un pendiente con la imagen de un ángel.

La mañana siguiente, Patty vio a José María cuando estaba a punto de salir de la casa: "Encontré el pendiente que me dejaste", le dijo, y él se paralizó.

"¿Realmente creíste que no me daría cuenta de que entraste a mi habitación en medio de la noche para meter esto debajo de mi almohada?", le preguntó.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

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José María soltó una carcajada. "No, supongo que no", respondió. "Oye, te estás poniendo rojo. ¡Lo siento! No quería avergonzarte. Gracias por el pendiente", dijo Patty.

"Solía ser de mi mamá", dijo José María. "Ella se fue hace mucho tiempo, pero tú me recuerdas a ella, así que me encantaría que lo tuvieras", agregó. "Puede ser tu protector, como tú me protegiste a mí".

Patty no pudo evitar romper en llanto al oír las palabras de José María. Tras perder a su único hijo, nunca imaginó que alguien más volvería a tratarla como una madre.

La mujer había perdido a toda su familia, pero gracias a José María, había hallado a un hijo al cual cuidar. Él se quedó con ella por casi dos años antes de seguir con su vida, pero nunca dejaron de mantenerse en contacto.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Ayuda a quien puedas, la recompensa siempre es mayor de lo que esperas. Patty ayudó a José María porque sentía lástima por él. Le dio refugio y cariño, y él la hizo sentir como una madre de nuevo.
  • Recuerda dar lo que has recibido. José María apreció los gestos de Patty, por lo que le regaló un pendiente muy especial para él.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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