Niño huérfano corre hacia un millonario y lo llama "papá" - Historia del día
Luego de que un niño de 5 años lo identificara como su padre en un orfanato, Leandro quedó muy confundido.
"Sr. González, espero que el pequeño Liam no lo haya incomodado ayer con sus preguntas", dijo la directora del orfanato con una sonrisa. Leandro González estaba sentado en su oficina, preguntando por el niño.
"Incómodo no es la palabra que usaría, Sra. Mijares, pero sí me hizo preguntarme algunas cosas. Me miró con los ojos muy abiertos y dijo la palabra 'papá' con mucha seguridad. Tiene cinco años, y los niños pequeños no hacen eso", respondió Leandro.
Hombre hablando con mujer en oficina. | Foto: Shutterstock
“En realidad, tengo una respuesta para eso", dijo la mujer.
"Ayer, cuando Ud. se fue, nos sentamos todos a ver una caricatura y salió su comercial más reciente. Liam dijo: '¡Ese es mi papá! Mamá solía señalarlo todo el tiempo y él vino hoy. ¡Él vendrá a recogerme pronto!'", explicó la mujer y sonrió con humor.
“¡Ah! Bueno, eso lo explica. No sé por qué estaba tan preocupado", se rio Leandro, rascándose la barbilla.
Era cofundador de un importante gimnasio. Él y su socio comenzaron con 1 local, pero llegaron hasta 20 con planes para una expansión aún mayor. Leandro tenía dinero.
Además, también era la imagen de su negocio. Aparecía en anuncios todo el tiempo. Era principalmente en las redes sociales, pero su estrategia de marketing pagaba también por algunos anuncios de televisión.
"Lamento que el niño haya perdido a su madre. ¿Puedes decirme su nombre?", preguntó Leandro.
"Normalmente no divulgamos esa información, pero puedo hacer una excepción para usted, Sr. González", dijo la Sra. Mijares, y comenzó a escribir en su computadora.
Leandro sonrió. Era un benefactor muy importante para el orfanato, por lo que recibía un trato especial. Después de ser criado en un orfanato y adoptado, sabía la importancia de estos centros.
Hombre leyendo en computadora. | Foto: Shutterstock
Gracias a sus aportes, el lugar logró convertirse en uno de los mejores de la zona. Además, Leandro animó a sus amigos ricos a donar. Era muy valioso para el orfanato, por lo que era difícil para cualquier empleado negarle algo.
“Aquí está”, dijo la Sra. Mijares, apartándolo de sus cavilaciones. “Su nombre era Marisa Urrutia. No hay registro del padre ni de ningún pariente, señor González. Si conoce a alguien que quiera adoptar al pequeño Liam, ¡estaríamos muy agradecidos!".
Pero Leandro ya no escuchaba a la mujer. Marisa Urrutia era el nombre de su primera novia. Habían salido unos seis años atrás. "Esto no puede estar pasando", pensó. Respiró hondo y se puso de pie para salir de la oficina de la señora Mijares.
"Sr. González, ¿está todo bien?", preguntó la mujer, pero Leandro salió de la oficina sin decir nada. Se subió a su coche y se marchó. Fue a su restaurante favorito, propiedad de su amigo Andrés. Se sentaron en la barra y comenzaron a hablar.
Leandro le contó todo lo que acababa de suceder. Andrés frunció el entrecejo por un buen rato antes de romper el silencio. “Él podría ser tuyo. ¿Qué vas a hacer?", preguntó.
"No lo sé. Pero he vivido en esta ciudad desde siempre. ¿Por qué no me llamó? ¿Por qué no me pidió la manutención de mi hijo? Quizás yo ni siquiera sea su padre", murmuró Leandro, visiblemente perturbado.
"Mira, explica la situación a las autoridades del orfanato y hazte una prueba de ADN, sin que el niño sepa nada. Tienes que saber la verdad, o vas a volverte loco”, dijo Andrés.
Leandro sabía que su amigo tenía razón, pero estaba asustado. No estaba preparado para ser padre, y mucho menos padre soltero. Sin embargo, tenía que saber si sus sospechas eran ciertas.
Hombre pensativo. | Foto: Shutterstock
La Sra. Mijares se sorprendió al verlo de regreso. "Sr. González, ¿por qué se fue así de repente?", preguntó la mujer, con las manos en la cintura, como para regañarlo.
"Señora. Mijares, ¿puedo hacerme una prueba de ADN? Creo que Liam podría ser mi hijo. Marisa fue mi novia hace años. Nunca supe de ella después de que rompimos. Me gustaría saber si soy el padre, aunque discretamente, para que no se haga ilusiones".
Los ojos de la Sra. Mijares se pusieron como platos. Tras unos segundos de deliberación, accedió y sonrió. Realmente no había nada que perder, ya que podría significar que uno de sus niños no era huérfano.
Unos días después llegaron los resultados de la prueba. Leandro era, de hecho, el padre biológico de Liam. Marisa no le había mentido a su hijo cuando lo señalaba durante sus comerciales de televisión.
“¿Tengo que pasar por el proceso de adopción, Sra. Mijares? No puedo dejar a mi hijo aquí", dijo Leandro a la directora el mismo día que vio los resultados.
Hombre leyendo resultados de pruebas. | Foto: Shutterstock
"Bueno, como no estaba casado con la mamá de Liam, tiene que firmar papeles reconociendo que es el padre y asumiendo toda la responsabilidad", dijo la señora.
"Esto nunca había sucedido antes en nuestro orfanato, pero estoy segura de que el proceso es mucho más fácil que una adopción normal”, dijo amablemente la mujer. "Déjeme llamar a nuestro abogado".
El abogado le explicó todo y Leandro aceptó los términos, queriendo hacer todo tan rápido como fuese posible para llevar a su hijo a casa. Por suerte, el papeleo se desarrolló sin problemas.
Una semana después, Leandro llevó a Liam a su casa por primera vez. En ese tiempo ya la había amueblado y re-decorado para el niño.
"Por fin viniste por mí, papá. ¿Por qué te tardaste tanto?", preguntó el chiquillo desde su asiento para niños en la parte de atrás del coche de Leandro.
"No lo sé, hijo. No lo sé. Pero de ahora en adelante, siempre llegaré a tiempo. Eso es una promesa", dijo Leandro con convicción, mirando al niño a través del espejo retrovisor.
Niño reflejado en retrovisor. | Foto: Shutterstock
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- A menos que exista un peligro, hay que ser honesto con los embarazos. Marisa debería haberle dicho a Leandro la verdad, y tal vez, las cosas hubieran sido diferentes para todos ellos.
- Averigua la verdad antes de volverte loco. Leandro no sabía qué pensar, pero su amigo lo calmó y lo instó a hacerse una prueba de paternidad en lugar de rumiar su ansiedad.
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