Señora sale a alimentar a sus gatos y encuentra a niño huérfano y flaco pidiendo comida - Historia del día
Una mujer que ama a los gatos se sorprende cuando encuentra a un niño pequeño buscando sobras de comida en los platos de sus mascotas y su historia le rompe el corazón.
Camila Gómez era una mujer difícil y amargada. Se rumoreaba en el pueblo que había sufrido una decepción en el amor. Nunca sonreía ni tenía palabras amables para nadie. Su único punto débil eran los animales.
Camila amaba a los gatos, y no solo tenía ocho como mascotas, sino que también alimentaba a los callejeros del vecindario que llegaban a su patio trasero. Para los niños del pueblo, ella era la "Señora mala de los gatos", y nadie jamás imaginó que un ser vivo sin pelaje pudiera tocar su corazón.
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Pero estaban equivocados: la persona que tocaría su corazón y la devolvería la alegría no vivía muy lejos de ella. Se llamaba Samuel Valdez y tenía 7 años.
Samuel perdió a toda su familia en un accidente de coche. No había nadie que lo acogiera, y su único tío vivo se negaba a ser su tutor. El pariente alegaba que viajaba constantemente y que no estaba dispuesto a asumir la responsabilidad.
La madre de su mejor amigo quería ayudarlo, pero no tenía la disponibilidad económica para mantener a dos niños. Así que finalmente, Samuel fue colocado en un orfanato.
Como todos sabemos, las instituciones nunca pueden sustituir a una familia, aunque las personas que trabajaban allí hicieron todo lo posible. La mayoría de los niños que estaban en ese lugar nunca tuvo una familia cariñosa como la de Samuel.
Muchos de ellos habían estado entrando y saliendo de hogares de acogida toda su vida, y los que tenían familia, sus hogares eran disfuncionales. Entre esos niños, tristemente endurecidos por la vida a una edad tan temprana, Samuel era un inadaptado.
El chico echaba de menos a su familia y muchas noches lloraba hasta quedarse dormido abrazado a una almohada. El antes extrovertido y sociable Samuel era ahora tímido y retraído, y lo que es peor, empezó a desarrollar un tartamudeo.
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Por supuesto, eso no ayudó en absoluto. Los niños pueden ser crueles. "¡Oh, tartamudo S-s-a-mmmmuel!", le decían. "¿Quieres un poco de quee-quee-sooo?".
Samuel se ponía muy rojo e intentaba no llorar, y normalmente llegaba un adulto y ponía fin a las burlas, pero cada día se sentía más infeliz. Su único refugio eran las tareas escolares, y le encantaba leer.
Un día empezó a leer un libro de un famoso autor infantil sobre un niño que se escapaba al circo y encontraba una familia de verdad... "¡Yo puedo hacerlo!", pensó Samuel. "¡Puedo escaparme al circo y quizá un domador de leones me adopte!".
Así que ese día, cuando todos los demás niños entraron a comer, Samuel preparó su mochila y se escapó. Empezó a caminar y caminar, y para cuando el sol empezó a ponerse, estaba muy hambriento y muy cansado.
Se sentó en la calle. "No creo que esto vaya a ser fácil", dijo. "Hace mucho frío y me está dando MUCHA hambre...". En ese momento, un gato absolutamente enorme (casi tan grande como un león) le dio un buen susto.
El gato empezó a frotar su enorme cabeza contra sus piernas y a ronronear muy fuerte. El animal parecía estar invitando a Samuel a seguirle, así que el niño lo hizo.
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El felino condujo a Samuel a un bonito patio trasero plantado con todo tipo de flores, y justo al lado de la puerta había varios platos con comida, y al menos seis gatos estaban comiendo. Samuel sabía que era comida para gatos, ¡pero olía delicioso!
Su pequeña barriga rugía y se acercó al plato del gato grande. Estiró la mano para robar un poco de comida cuando la puerta trasera se abrió de repente. "¿Qué crees que estás haciendo?", dijo una mujer.
Samuel estaba tan asustado que se sentó y comenzó a llorar como un bebé, a pesar de que era un niño de 7 años. La voz pertenecía a una mujer de aspecto enojado que dijo: "Ustedes siempre se burlan de mis gatos, ¡pues no lo voy a permitir! Te voy a denunciar con tus padres ahora mismo".
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Su comentario hizo que Samuel llorara aún más. Deseó que la mujer lo llevara con sus padres. "Están muertos..." dijo. "¡Y yo tengo frío y estoy cansado y hambriento y nadie me quiere!".
Camila se sorprendió. Estaba acostumbrada a que los chicos fueran groseros y descarados con ella, y que alguien llorara y dijera la verdad era algo completamente nuevo.
Dijo con una voz más suave: "¿Tienes hambre? ¿Es eso lo que estabas haciendo? ¿Tratando de comer algo de la comida de los gatos?".
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Samuel estaba tan avergonzado que se limitó a asentir y a llorar aún más. "Sí... por favor, tengo tanta hambre que comería cualquier cosa...".
"Bueno, entra y toma una buena sopa caliente". Rodeó a Samuel con sus brazos y lo llevó adentro. Lo envolvió en una manta y le dio sopa caliente y tostadas con mantequilla.
Poco a poco, Camila consiguió que Samuel le contara toda la historia sobre la muerte de sus padres y que se sentía fatal en el orfanato. Quería huir y ser adoptado por un domador de leones.
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"¿Un domador de leones, dices? Eres un chico inteligente. Siempre quise ser domadora de leones, pero acabé siendo contadora". Dijo Camila. "Pero..." Metió la mano bajo la mesa y tomó el enorme gato que se había hecho amigo de Samuel. "¡Este es Leo!".
En poco tiempo, la solitaria mujer y el pequeño se hicieron grandes amigos. Por desgracia, Samuel tuvo que volver al orfanato. Camila tomó sus manos entre las suyas y lo miró a los ojos. "Samuel", le dijo. "No soy una mujer que haga promesas que no pueda cumplir, y te prometo que tendrás un hogar".
Camila llevó a Samuel de vuelta al orfanato y habló con el director. Se inscribió en un programa para ser madre de acogida y, un año después, Samuel se fue a vivir con ella.
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Camila seguía siendo la “Señora mala de los gatos”, pero su vida se había transformado. Ahora era madre y tenía que ir a las reuniones del colegio, a los entrenamientos de fútbol y hablar con otras mamás. Pronto Camila descubrió que la mayoría de la gente era bastante agradable.
En cuanto a Samuel, adoraba a Camila, y el día en que firmaron los papeles de adopción fue el momento más feliz de su vida.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Las cosas más extraordinarias suceden si abres tu corazón: Camila se había aislado de la gente, pero cuando le dio una oportunidad a Samuel, volvió a encontrar la felicidad.
- El amor y el compañerismo es lo que hace a una familia: Camila y Samuel encontraron en el otro la familia que habían perdido.
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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.