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Mujer de limpieza en un hospital | Foto: Shutterstock
Mujer de limpieza en un hospital | Foto: Shutterstock

Viejo rico deja a joven esposa solo un auto: una señora que trabaja en el hospital hereda su riqueza - Historia del día

Mayra Pérez
06 feb 2022
19:30

Un anciano adinerado sorprende a su joven esposa al ceder todo lo que tiene, excepto un automóvil, a la anciana que trabaja en el hospital en el que lo atienden.

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Pablo Pernía era la envidia de sus amigos. El hombre de 79 años había sido considerado afortunado porque había logrado enamorar a una mujer de la mitad de su edad, y casarse con ella.

Alicia, la mujer que lo tenía hechizado, era una bella dama con una piel impecable, rasgos delicados y curvas bien definidas. En lo que a todos concernía, ella solo tenía ojos para Pablo, y lo demostraba en cada oportunidad que tenía.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Como su origen era muy humilde, Alicia nunca se imaginó que conocería a un hombre como Pablo. Ella le brindó una devoción que lo convenció de que su amor era genuino, por lo que se casó con ella.

La boda fue un evento extravagante organizado por la novia, quien no escatimó en gastos, aunque siempre contó con la aprobación de su prometido. Después del matrimonio, a ella le resultó cada vez más sencillo gastar con generosidad el dinero de Pablo.

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Un día, el anciano enfermó gravemente y fue trasladado a un hospital. Muchos de sus amigos lo visitaron para desearle lo mejor, pero Alicia le argumentaba que estaba muy ocupada y que por eso no podía ir.

Esto entristeció mucho a Pablo; estaba muy molesto y preocupado por eso. Quería ver a su esposa, pero ella no tenía ningún interés en andar con los enfermos.

“También podría contraer algo en el hospital”, le dijo cuando él decidió llamarla por teléfono. “Estaré orando por ti, cariño”.

La realidad era que se sentía feliz de poder liberarse de él, ya que en los últimos meses su compañía le estaba resultando abrumadora. Alicia también estaba haciendo planes para asegurarse de que su libertad fuera permanente.

Más tarde ese día, recibió un paquete de un hombre e inmediatamente condujo hasta el hospital donde estaba su esposo. Cuando llegó, rápidamente se acercó a una de las enfermeras de la recepción.

“Necesito encontrar a mi esposo”, dijo, sonando desesperada. “Por favor”, agregó.

Brazo con una vía intravenosa. | Foto: Pexels

Brazo con una vía intravenosa. | Foto: Pexels

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Las enfermeras le indicaron la dirección correcta. Cuando localizó la habitación, el anciano no estaba allí. Lo habían llevado para un examen, lo que era perfecto para Alicia, quien no quería ser vista en los próximos minutos.

Después de asegurarse de que estaba sola en la habitación, entró y abrió el paquete que había recibido. En él había un frasco lleno tabletas, que puso al lado del vaso de agua que estaba junto a la cama.

Disolvió unas cuantas en el agua y luego se apresuró a salir de la habitación. Cerró la puerta detrás de ella, y corrió directamente hacia una señora de la limpieza. Tropezó con el balde, derramando todo el contenido de agua jabonosa con la que estaba limpiando el piso.

“Lo siento, señora”, dijo la empleada, mientras intentaba enderezarse.

“¡Qué torpe eres!”, exclamó Alicia. “Tienes que ser más cuidadosa”. Sus palabras groseras molestaron a Marta, la limpiadora. Frunció el ceño mientras observaba a la dama alejarse. Sabía que no había sido su culpa.

Sus ojos estaban examinando el desastre para asegurarse de recoger y limpiar todo, cuando algo inusual llamó su atención. Era un frasco de algún medicamento, y Marta supo al instante que se le había caído de Alicia. Tras saber cuál era el contenido, supo de inmediato lo que tenía que hacer.

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Cuando Pablo regresó de sus exámenes, Marta ya estaba yendo. Se encontraron en la entrada y ella le dijo que había limpiado su habitación.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“Gracias, señora”, dijo.

Al entrar en su habitación, Pablo echó un rápido vistazo alrededor. Marta había hecho una impecable limpieza. Luego descubrió una nota de su amada esposa sobre la mesa:

“Te quiero mucho, a veces te puede parecer que no es verdad, pero la culpa es mía porque no sé expresar mis sentimientos. ¡Lo más importante para mí es que te recuperes rápido!. Con amor, Alicia”.

La carta conmovió su corazón y no pudo dejar de pensar en ella durante el resto del día. Hizo una llamada telefónica rápida a su abogado antes de retirarse a su cama.

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Al día siguiente, el viejo Pablo llamó a su joven esposa Alicia al hospital y a Marta, la señora de la limpieza. Cuando ambas llegaron, llamó a su abogado y le presentó su testamento a su esposa.

Alicia quedó en shock cuando vio el contenido de los documentos: ¡su esposo le estaba dejando solo un automóvil mientras todo lo demás era para la señora de limpieza!

“¿Cómo pudiste hacer esto?”, preguntó ella, atónita. “¿Te parece que es justo?”.

Sin inmutarse por su reacción, Pablo reveló la artimaña. “Cuando llegué a mi habitación ayer, vi una carta en mi mesa”, dijo. “Estaba dirigida a mí y era una carta preciosa”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“La carta estaba firmada por ti, pero sé que no era obra tuya. ¿Por qué? En primer lugar, porque escribes con muchos errores, pero la nota estaba escrita con impecable ortografía y gramaticalmente perfecta”.

“Eso fue un claro indicio, pero no tanto como la letra. Verás, me eran familiares y me tomó varios minutos recordar dónde la había visto antes”.

Luego se volvió hacia Marta: “Una vez me escribió una nota con los medicamentos que mi médico me había pedido que comprara”, dijo. “¿Por qué escribió esta carta?”.

La anciana tenía miedo. Había interferido en una situación que le era ajena y pensaba que tendría que sufrir las consecuencias. Pero Pablo le rogó que hablara, y le prometió que no saldría perjudicada. Entonces Marta le contó cómo se había tropezado con su esposa y que luego había encontrado el frasco de la droga.

“Le pregunté a un médico y me dijo que eran drogas malas, así que regresé a tu habitación, tiré el agua que vi junto a tu cama y la reemplacé por una botella sellada”.

También reveló que había escrito la nota para que él se sintiera mejor y se recuperara más rápido. Después de que ella terminó de hablar, Pablo se volvió hacia Alicia, quien tenía una expresión de horror en su rostro: su plan acababa de fracasar.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“¿Sabes por qué te dejé mi auto?”, le preguntó a ella. “¡Es para que puedas usarlo para alejarte lo más posible de mí y nunca regreses o le diré a la policía lo que intentaste hacer!”.

Alicia se tomó la amenaza muy en serio y, antes de que Pablo fuera dado de alta del hospital, empacó sus cosas y se fue.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No dejes que la codicia te controle. Alicia dejó que su codicia por el dinero de Pablo la empujara a intentar matarlo, pero se topó con alguien que arruinó sus planes y lo perdió todo.
  • Confía en tu instinto. Marta podría haber elegido ocuparse de sus asuntos incluso después de descubrir cuán letales eran las drogas de aquel frasco, pero su instinto la hizo regresar a la habitación y cambiar el agua, salvando así la vida de Pablo.
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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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