Adolescente ayuda a anciana ciega a cruzar la calle y luego recibe herencia de ella - Historia del día
Simón era un adolescente egoísta que no ayudaba a nadie si no obtenía un beneficio a cambio. Así fue como conoció a una anciana ciega. La ayudó una vez, pero la ignoró cuando volvieron a encontrarse hasta que ella le salvó la vida.
"Joven, ¿puede ayudarme a cruzar la carretera?", dijo una mujer mayor. Simón levantó la vista de su teléfono por un segundo y pensó en ignorarla. Pero se dio cuenta de que llevaba un bastón y, al ver sus ojos, supo al instante que era ciega y que necesitaba ayuda. Normalmente, no lo haría, pero esto era diferente.
"Te daré una sorpresa cuando crucemos la carretera", continuó la anciana, y las cejas de Simón se alzaron.
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"De acuerdo. Vamos", respondió, preguntándose si la mujer le iba a dar algo de dinero. Se le antojaban unas hamburguesas, y un billete de 20 dólares podría venirle bien. Tal vez sería más dinero. Así que le ofreció su brazo y la mujer lo agarró. Fue lento, pero finalmente llegaron al otro lado.
"Bien, aquí estamos", dijo con entusiasmo, esperando cualquier sorpresa que ella le ofreciera. La mujer metió la mano en el bolso y rebuscó un segundo. Finalmente, sacó una barra de chocolate y se la dio a Simón.
"Aquí tienes, jovencito. Es mi chocolate favorito. Espero que a ti también te guste", dijo ofreciéndole la golosina. Simón no pudo ocultar su decepción, pero no le importó porque ella no podía ver su expresión.
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"Uf... sí, vale. Lo que sea", murmuró y se alejó. “Qué pérdida de tiempo. No volveré a hacer eso”, pensó mientras caminaba por la calle.
Simón tenía 15 años. No ayudaba a sus padres en su tienda de comida y no se preocupaba por muchas cosas en la vida. No tenía ambiciones. Así que solo intentaba ocuparse de sus propios asuntos y esperaba que los demás no le molestaran. Sabía que ayudar al prójimo no era su vocación y no se molestaría en tenderle una mano a la mujer mayor si la volvía a ver.
Varios días después...
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A diferencia de la mayoría de los días, Simón estaba emocionado. Su madre había prometido prepararle asado para la cena, que era su comida favorita. Normalmente, no tenía tiempo debido al trabajo, pero se ofreció a cocinarle. Por fin. Una razón para volver a casa temprano, pensó.
Su mamá le pidió que comprara un par de botellas de Coca-Cola. Eso estaba bien porque a él también le gustaba beber refresco y el supermercado estaba cerca de su hogar.
Después de pagar, salió del local y casi se detuvo en seco. La anciana ciega estaba allí mismo, esperando junto al semáforo. Decidió alejarse un poco, para que ella no le pidiera ayuda. El semáforo estaba a punto de ponerse en verde para el cruce de los peatones, así que aceleró y empezó a caminar.
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De repente, sintió que una mano fuerte que lo halaba hacia la acera. Luego sintió el sonido del viento desde su frente. Un coche acababa de acelerar delante de él. El vehículo le habría golpeado si no fuera por la persona que lo detuvo.
Puede que Simón fuera demasiado cínico para el mundo, pero tenía que dar las gracias a quien le había salvado, así que se giró y se quedó sorprendido. La anciana seguía agarrada a su chaqueta.
"Oh, señora. ¿Me ha salvado?", preguntó Simón sorprendido.
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"Jovencito. Siempre hay que esperar un poco antes de cruzar la calle porque a algunos de estos coches no les importan los peatones", le regañó.
"¿Pero cómo? Quiero decir... ¿Cómo lo ha sabido?".
"Puede que sea ciega, joven. Pero mis otros sentidos son agudos. Puedo oír cuando los carros frenan, y este no lo hizo. También te sentí cuando pasaste y escuché tus pasos. Me arriesgué", reveló la mujer mayor y sonrió a Simón.
A Simón le fascinó la explicación. No podía creerlo. Las películas siempre decían que las personas con esas discapacidades tenían los sentidos agudizados, pero él no pensaba que eso fuera real. "Así que está diciendo que tiene sentidos arácnidos", dijo Simón con humor.
"Ah... bueno, sí. Se podría decir que sí. Solía leer cómics antes de perder la vista. Me gustaría que alguien me los leyera para saber qué ha hecho Spiderman en las últimas décadas", contestó la anciana, sorprendiéndolo de nuevo.
"¿Le gusta Spiderman? A mí también me gustan los cómics. Mi padre me acaba de regalar los dos nuevos números. Podría leérselos alguna vez", sugirió Simón y se detuvo un segundo. ¿De verdad? ¿Iba a leerle cómics a una anciana ciega? Pero la idea no le repugnó.
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"Eso sería encantador. Anota mi número de teléfono y llámame alguna vez. Por cierto, puedes llamarme señora Débora. Y tú debes ser Simón, ¿verdad? Sé que tus padres trabajan vendiendo alimentos", continuó.
"¡Vaya! ¿De verdad puede sentir eso también? Eso es increíble. Sí, la llamaré y podemos quedar mañana, señora Débora", dijo el adolescente y anotó el número en su teléfono.
Después de ese día, Simón fue a casa de la señora Débora dos veces por semana y leyó sus cómics. También llevaba libros de ciencia ficción y de otro tipo para leer con ella. Era más divertido de lo que esperaba.
Sus padres se sorprendieron cuando les contó lo que hacía, pero en el buen sentido. Su hijo había cambiado por completo después de ser salvado por la señora Débora. Empezó a tratar a la gente de forma diferente.
Débora no tuvo que volver a hacer la compra sola. Era como la abuela que nunca tuvo, pero mucho más genial con sus sentidos arácnidos.
Por desgracia, la anciana murió unos meses después de haber salvado a Simón mientras dormía. Para sorpresa de todos, le dejó todo lo que tenía a Simón, al que empezó a considerar como un nieto. El joven heredó su dinero, su casa, los muebles y algunos objetos de valor, entre ellos un caro ejemplar de The Amazing Spiderman de los años 60.
El antiguo Simón se habría gastado todo el dinero que heredó. Pero decidió donar los bienes a una organización benéfica para ciegos. Solo se quedó con el bastón de la mujer como recuerdo y con el viejo ejemplar de aquel precioso cómic que los unía. Además, decidió encontrar algo que le gustara y crear metas para su futuro.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Un encuentro puede cambiar tu vida: Simón era un adolescente egoísta y cínico hasta que una mujer lo salvó. Después, se convirtió en una persona diferente.
- Los adolescentes pueden encontrar mentores y personas a las que admirar en los lugares más inesperados: Simón se unió a la Sra. Débora por su amor a Spiderman, y cambió gracias a ella.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.