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Un ataud adornado con flores. | Foto: Shutterstock
Un ataud adornado con flores. | Foto: Shutterstock

Tras muerte de esposo, pobre viuda halla el testamento de sus suegros en un escondite en la pared - Historia del día

Mayra Pérez
08 mar 2022
14:30

Susana decidió visitar a su abuela, Ágata, que parecía estar deprimida y se ofreció a arreglar su sala de estar. Así descubrió una pared hecha de madera, que se derrumbó al mínimo contacto y lo que vio dentro la dejó sorprendida.

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“Abuela, has estado aquí sola por mucho tiempo. Creo que sería mejor que te mudaras conmigo y con mi esposo”, le dijo Susana a su abuela, por millonésima vez.

La anciana era terca y no quería dejar la casa que su esposo, Joaquín, había construido. Había fallecido varios meses atrás y Susana ya no quería que estuviera sola.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Ambas estaban en la cocina después de la comida, y Susana pensaba que era un buen momento para insistir con el tema. Vivía a tres horas de distancia y en su casa había una habitación que Ágata podía usar.

“Estoy perfectamente bien aquí, cariño”, respondió Ágata mientras limpiaba la cocina. "Esta es mi casa. Joaquín la hizo para mí. No quiero dejarla.

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“Sé que no, abuela. Pero te estás haciendo mayor. Nadie vive cerca. Es hora de que vengas a mi casa, donde pueda cuidarte”, continuó Susana, pero su abuela negó con la cabeza. “Por lo menos tienes que dejarme arreglar este lugar”.

“No tengo el dinero para eso”, dijo la anciana.

“Yo pagaría las reparaciones, y puedes vender esta casa una vez que la arreglemos y vivir el resto de tu vida cómodamente con ese dinero”, insistió Susana.

“No quiero venderla”, afirmó con seguridad.

“Abuela, por favor. Es la mejor opción. Ya no puedes quedarte aquí sola. Pero bueno, vamos a hacerlo un día a la vez. Arreglaremos las cosas y veremos qué sucede”, dijo Susana, tratando de ser más sutil con su abuela.

La sala de estar y varios dormitorios necesitaban un poco de atención, y Susana era excelente en esas cosas. La abuela estuvo de acuerdo y su nieta se aplicó a trabajar.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Después de un viaje a la ferretería, Susana estaba lista para comenzar a arreglar la sala de estar. Sacó los muebles al exterior y Ágata ayudó en lo que pudo. Pero la mayor parte del tiempo prefería mirar a su nieta haciendo cosas o limpiando la cocina.

Era hora de quitar ese viejo empapelado. Planeaba enyesar la pared y cubrirla con pintura. No necesitaban papel tapiz. Preparó sus herramientas y comenzó a trabajar en la pared entre la sala y la cocina.

De repente notó algo. No estaba hecha de la misma madera resistente que el resto de la casa. Era más endeble, y pensó que podría quitarla para crear un concepto abierto. Con seguridad, eso aumentaría el valor de la casa.

Susana comenzó a golpear la pared con la mano cuando de repente se le hundió en ella. Pedazos de madera y yeso se desmoronaron bajo sus dedos. “¡Ay!”, gritó, y Ágata salió de la cocina para ver de qué se trataba.

“Querida. ¿Estás herida?”.

“No, abuela. Estoy bien. Simplemente, no entiendo por qué esta pared es tan endeble; nunca me di cuenta”, comentó Susana, sacando la mano y sacudiendo el polvo.

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“Creo que tu abuelo dijo algo como que no necesitaba hacerla tan resistente como al resto de la casa”, dijo Ágata.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“Bueno, la voy a quitar por completo porque a la gente le gusta más cuando sus casas están más abiertas”, decidió Susana. Agarró un mazo para hacer el trabajo más rápido. Cuando llegó al fondo de la pared, algo dentro comenzó a moverse. ¡Era un alijo de dinero en efectivo!

“¡Abuela! ¡Abuela! ¡Ven aquí! ¿Qué es esto?”, preguntó a gritos. Ágata se había ido a su dormitorio a dormir la siesta, y se regresó rápidamente.

“¿Qué pasó?”.

“¡Mira!”, señaló Susana mientras rompía la parte inferior de la pared para revelar aún más montones de dinero.

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“¡Querido Dios! ¿De dónde salió todo ese dinero?”.

“¡Abuela! Hay montones de rollos de billetes de 10 y de 20 dólares”.

“¿Cómo llegaron aquí?”, preguntó la anciana.

“Si el abuelo construyó esta casa, supongo que él los escondió ahí. ¿Nunca te lo contó?”.

“¡No! No le habría pedido tanto dinero a nuestros hijos para seguir viviendo si lo hubiera sabido”, dijo Ágata, llevándose las manos al rostro.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“Bueno, no creo que tengas que preocuparte por el dinero nunca más”, comentó Susana, sacando los rollos de billetes mientras derribaba más de la pared. De repente, descubrió un sobre. “Hay algo más aquí”.

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“¿Qué es eso?”, preguntó cuando Susana abrió el sobre amarillento y comenzó a leer.

“Es un testamento. Los padres del abuelo le dejaron el dinero en su testamento. ¿Nunca te lo dijo?”.

“No, por supuesto que no”, respondió Ágata.

“Supongo que nunca sabremos por qué lo hizo, pero desearía que se lo hubiese dicho a alguien. Todo esto se pudo haber perdido”, dijo Susana, mirando los fajos de efectivo a su alrededor. “Vamos a depositar esto en el banco, mañana a primera hora”.

“Sí, querida”, asintió Ágata con una sonrisa.

“Y supongo que ya no tienes que mudarte o vender esta casa. Puedes vivir cómodamente el resto de tu vida”, agregó Susana.

“¿Sabes qué? Puede que nunca sepamos por qué tu abuelo escondió el dinero, pero creo que quería que alguien lo tuviera en algún momento. Me encantaría mudarme contigo y usar este dinero para divertirme un poco”, dijo Ágata, para sorpresa de Susana.

“¡Eso sería fantástico!”, dijo la joven muy complacida.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Permite que los miembros de tu familia te cuiden. A veces, las personas mayores son demasiado orgullosas para aceptar ayuda. Sería mejor si lo hicieran, en especial si tienen una nieta como Susana.
  • Las personas actúan de maneras que jamás comprenderemos. Ellas no tenían idea de por qué el abuelo Joaquín había escondido todo ese dinero, pero Ágata decidió disfrutarlo en sus años dorados.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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