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Flores en una tumba | Foto: Shutterstock
Flores en una tumba | Foto: Shutterstock

A 20 años de la muerte de su hija recién nacida, un hombre escucha: "Papá, por fin te encontré" - Historia del día

Mayra Pérez
22 mar 2022
18:20

Javier y su esposa, Nora, perdieron a su hija recién nacida en el hospital. El dolor de la joven madre era demasiado profundo y también murió. Su viudo pasó años visitando su tumba hasta que un día apareció una joven con una historia impactante.

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Javier Romero se sentó en la tumba de su esposa Nora y miró al lado, donde habían enterrado a su hija, Esperanza. Su bebé había fallecido en el hospital 20 años atrás y fue el peor momento de sus vidas.

Hace veinte años, en un hospital...

“¡Felicitaciones, Sr. y Sra. Romero, es una niña!”, les informó la enfermera cuando terminó el trabajo de parto. Ambos celebraron y lloraron. Llevaban años esperando tener un bebé, y esta niña era su hermoso milagro.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“¿Puedo verla?”, preguntó Nora. Las enfermeras estaban tardando demasiado en limpiarla.

“¡Por supuesto! Aquí está”. La enfermera puso a la bebé en sus brazos, y la pequeña se movió, acomodándose en el seno de su madre como la cosa más natural del mundo.

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Javier apenas podía contener sus emociones mientras observaba a su esposa y a su hija. “Gracias cariño. Muchas gracias por este milagro”, le dijo, pero ella negó con la cabeza.

“Hicimos esto juntos, cariño. No hubiera superado ese embarazo difícil sin tu ayuda”, comentó Nora. Llevaba años de intentando embarazarse, y había sufrido varios abortos espontáneos.

“¿Cómo vamos a llamarla?”, preguntó Javier, acercándose y abrazando fuertemente a su esposa.

“Sé que hemos pensado en varios nombres, pero no sé si alguno de ellos encaja con ella”, comenzó Nora, frunciendo los labios y oliendo la parte superior de la cabeza del bebé. “¿Qué tal Esperanza?”.

“¿Esperanza?”, preguntó Javier con asombro. “Creo que ese es el mejor nombre para ella. Hola, Esperanza, mi niña querida. Te vamos a querer mucho”.

Nora le sonrió a Javier y volvió a mirar a su hija. Desafortunadamente, la enfermera regresó y anunció que tenían que llevarse a la bebé para algunas pruebas de rutina y que la madre necesitaba descansar de su extenuante parto.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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La joven madre la entregó de mala gana y se durmió rápidamente. Javier creyó que no podría dormir en absoluto, pero se quedó dormido en una silla incómoda junto a la cama de su esposa.

No imaginaron que jamás volverían a ver a su hija.

En la actualidad…

Las lágrimas de Javier cayeron mientras miraba las tumbas de sus hermosas mujeres. Recordar ese momento era demasiado doloroso, pero alguien necesitaba mantener viva su memoria.

Lamentablemente, ni él ni Nora tenían parientes cercanos. Es por eso que formar una familia había sido tan importante. Pero ahora, estaba solo en el mundo. A veces, no tenía idea de por qué no perecía de tristeza, como lo había hecho su esposa dos años después del fallecimiento de Esperanza.

“¡Hola!”, la voz de una mujer joven apareció de la nada, y Javier levantó la vista para verla. Debía tener unos 20 años y era hermosa. Pero algo en su rostro lo sorprendió.

“¿Nora?”, preguntó asustado por la visión. Finalmente, me he vuelto loco, pensó.

“No. Mi nombre es Nicole y quería hablar contigo”, dijo la joven y Javier frunció el ceño.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“¿Qué necesitas, jovencita?”, preguntó, mirando con tristeza a las tumbas de su familia. Por un segundo, se había sentido feliz, pero solo había sido un instante de locura.

“Creo que eres mi padre”, dijo Nicole, haciendo que Javier se levantara de un salto.

“¿Qué?”.

Hace veinte años... de vuelta en el hospital...

“Lo siento mucho, señor y señora Romero. Pero su bebé sufrió un paro cardíaco inesperado. Hicimos todo lo que pudimos, pero a pesar de nuestros mejores esfuerzos, no pudimos revivirla. Me temo que se ha ido”, reveló el médico neonatal.

Habían pasado varias horas desde que la enfermera se había llevado a su bebé. Javier y Nora se habían dormido profundamente, y cuando se despertaron, se preguntaron cuándo la traerían de regreso para su primera comida. Pero no sucedió. En cambio, apareció el médico y les dio la peor noticia imaginable.

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Nora miró a Javier con la expresión más insondable. Habían sido tan felices hace solo unas horas, y ahora, todo su mundo se había hecho añicos, con solo unas pocas palabras. ¿Cómo pudo pasar eso?

“¡NO! ¡Eso no es posible! ¡Trae al médico de vuelta! ¡Está mintiendo!”, gritó Nora, y Javier la abrazó con fuerza; las lágrimas también caían de su rostro por el dolor. Pero ahora no podía pensar en su dolor; su prioridad era su esposa.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

La noticia del fallecimiento de su hija era totalmente inesperada porque nadie había indicado problemas en ella. Pero no cuestionaron al médico, aunque quizás debieron haberlo hecho. Tomaron su palabra al pie de la letra y se revolcaron en su dolor.

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En la actualidad…

“Es la verdad”, continuó Nicole. “Soy tu hija. Bueno, al menos, esa es mi teoría”.

"No entiendo. No te conozco, jovencita, y tú no me conoces a mí ni a mi familia. Pero mi hija murió poco después de nacer, hace muchos años. Por favor, no juegues con algo tan serio”, murmuró Javier, casi molesto.

“Nunca bromearía sobre algo así. Lo juro. Mis padres no son mis padres biológicos, pero me veo exactamente como en la imagen de la tumba de esa mujer. ¿No me llamaste Nora? ¿Así se llamaba ella?”, cuestionó Nicole, señalando la imagen en la parte superior de la lápida de Nora.

Ella tenía razón. Parecía una copia al carbón de su difunta esposa, pero eso tenía que ser una coincidencia.

“Tal vez seas una pariente lejana o algo así”, dijo Javier, pensando que la mujer tenía que ser una prima perdida hace mucho tiempo o cualquier otra persona, más no su hija muerta.

“No lo creo. Mire, tengo 20 años y nací en el Hospital de la Universidad. Lo investigué gracias a una amiga que es enfermera allí. Solo nacieron dos niñas ese día. Una era hija de mis padres y la otra era de ustedes: Javier y Nora Romero, ¿correcto?”, explicó ella.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“No entiendo lo que estás diciendo. ¿Supones que te cambiaron al nacer?”, preguntó Javier, perplejo por las palabras de la joven. “Eso no puede ser cierto”.

“Estoy 98% segura de ello. Estoy casi segura de que la verdadera hija de mis padres nació enferma y nos cambiaron. Estoy aún más segura de eso ahora que te veo porque puedo parecerme a la mujer en la foto, pero mis ojos son claramente como los tuyos”, dijo Nicole.

“¿Eso no es un crimen? Ningún médico haría eso”, añadió Javier, todavía sin atreverse a creer que esto fuera cierto.

“Hay una investigación policial abierta sobre el asunto ahora. Y mis padres podrían ir a la cárcel por ello. Han pasado tantas cosas desde que descubrí que no era su hija biológica. Ha sido muy complicado, y difícil de explicar. Pero quería conocerte y saber si querías hacerte una prueba de ADN para confirmar mis sospechas”, preguntó Nicole.

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“Su nombre era Esperanza. Nora y yo tuvimos muchos problemas para concebir”, comenzó Javier, alejando la conversación de investigaciones complicadas y pruebas de ADN.

“Finalmente, ella pudo llevar a nuestra bebé a término. La llamamos Esperanza, porque era la bebé más hermosa y asombrosa del mundo. Y murió de repente. La vimos una vez. La abrazamos una vez”.

“Lamento mucho que hayan pasado por eso”, se lamentó Nicole, sintiendo empatía por el dolor del hombre.

“Mi esposa murió de puro dolor dos años después. No podía lidiar con la pérdida”, continuó Javier. “¿Y ahora me dices que 20 años de dolor han sido en vano? ¿Que eres Esperanza?”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Sí. Sé que es difícil porque descubrir que mis padres posiblemente estuvieron involucrados en el robo de un niño ha sido un shock, pero tengo que saber la verdad”.

“Está bien, hagamos la prueba”, dijo Javier, sin saber si era una buena idea. Si esta chica estaba equivocada, entonces el dolor lo golpearía una vez más.

Hace dieciocho años... en casa de Javier y Nora

“¡No! ¡NO! No puedes dejarme tú también”, lloró Javier mientras la ambulancia se llevaba el cuerpo de su esposa. Ella se había ido. Había regresado a casa del trabajo y la había encontrado sin vida en el sofá. No se había dado cuenta de que ella no había estado comiendo en tanto tiempo y su cuerpo no pudo soportarlo.

Ella había estado recibiendo tratamientos y pastillas para su depresión después de la muerte de su hija, y Javier se había sumergido tanto en su trabajo para evitar el dolor que no vio los signos de su deterioro. Ahora era demasiado tarde. Ella se había ido.

“Espero que la encuentres allí donde vas”, susurró Javier, viendo cómo la ambulancia se desvanecía al final de la calle. Solo podía rezar para que su esposa estuviera ahora en paz con su hija en el cielo o donde quiera que estuviera. “Al menos, ya no tienes dolor”, agregó.

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Durante muchos meses después de la muerte de su esposa, la vida de Javier parecía no tener sentido. Su alma deseaba seguir viviendo, pero su existencia se sentía vacía. Solo trabajaba y visitaba sus tumbas constantemente.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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En la actualidad…

Nicole y Javier esperaban en el hospital los resultados del ADN. Nicole le presentó a Javier al detective a cargo de la investigación. Él estaba seguro de que varios bebés habían sido intercambiados hace 20 años, porque un médico había aceptado sobornos de los padres.

Entonces, esto no era solo por ellos. Nadie sabía cuántos bebés habían sido intercambiados y Javier se sintió mejor sabiendo que podían ayudar a los oficiales, porque la situación era horrible.

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Finalmente, salieron las pruebas. “Está bien, aquí vamos”, Nicole le sonrió a Javier antes de abrir el sobre y leerlo. “Ay Dios mío. ¡Es cierto! Estamos relacionados en un 99,9 %. ¡Papá, te encontré! ¡Por fin!”.

Javier tomó los papeles de sus manos y los leyó también. Sus lágrimas escaparon sin que él lo notara, y Nicole también estaba llorando.

Aunque la situación era feliz, estos resultados no podían borrar los años de dolor de Javier y Nora, ni la incertidumbre que le había tocado vivir a Nicole. Las personas que la habían criado eran criminales y había perdido la oportunidad de conocer a su madre biológica.

“Mi querida Esperanza”, se maravilló Javier a través de las lágrimas. “Ven aquí”. Abrazó a su hija con fuerza por primera vez desde su nacimiento y se sintió bien, como volver a casa. Nicole lloró en su hombro y también dejó escapar todo su dolor.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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La policía arrestó a los padres de Nicole, quienes confesaron todo después de que ella les contara que había encontrado a su padre biológico. La investigación continuó, aunque posiblemente nunca puedan descubrir todos los bebés intercambiados, a menos que algunas personas se presenten como lo hizo Nicole.

Mientras tanto, Javier y Nicole comenzaron a conocerse. Visitaron la tumba de Nora, y la joven tenía mucho que decirle a la madre que nunca conoció. También lamentaron la pérdida de la pobre bebé que enterraron junto a ella: era la verdadera Nicole.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Pida más explicaciones al hospital. Aunque algo así sería difícil con la tecnología y los protocolos hospitalarios actuales, nunca se sabe.
  • No dejes que el dolor consuma tu vida. El dolor puede ser muy debilitante, pero hay muchas razones para seguir viviendo. Hay mucho amor y gratas experiencias en el futuro. No pierdas esa oportunidad.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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