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Una casa | Foto: Shutterstock
Una casa | Foto: Shutterstock

Mujer adopta a niño huérfano: pocos años después, millonario toca su puerta y dice ser el padre - Historia del día

Una madre afligida que pierde a su hijo en un terrible accidente adopta a un niño huérfano, pero su felicidad se ve amenazada cuando un millonario afirma que él es el padre del niño.

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Margarita Vásquez había pensado que el día que finalizó su divorcio había sido el peor de su vida. Había renunciado a sus sueños de felicidad y a su fantasía de ser amada. Pero ese día no fue nada comparado con el día que murió su hijo.

Ese día Marga también murió, pero todo comenzó muy inocentemente. Había vestido a su pequeño de tres años como todas las mañanas, haciéndole cosquillas, deleitándose con sus contoneos y risitas.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Entonces ella lo aseguró al asiento del auto con el cinturón de seguridad y ahí fue donde terminó su memoria.

El siguiente recuerdo que conservaba la sumió en la oscuridad. Cuando despertó, estaba en un hospital y su exmarido estaba junto a su cama.

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Marga vio el dolor en sus ojos, las lágrimas en sus mejillas y olvidó que lo odiaba. Ella luchó por erguirse. “Saúl…”, dijo ella. “Alex, ¿dónde está Saúl?”.

Su exesposo se limitó a negar con la cabeza y le tomó la mano. Cuando la mujer comenzó a gritar, entró la enfermera y el breve dolor de un pinchazo de aguja la envió de vuelta al olvido. Le tomó meses salir a la superficie.

Sin su hijo, Margarita no tenía motivos para vivir. “¿Por qué?”, preguntaba constantemente, pero nadie respondía. Así que comenzó a preguntar “¿Cómo?”.

Sus consultas la llevaron al Departamento de Policía, donde un oficial le dijo lo que habían descubierto del accidente.

“Un automóvil se desvió hacia su carril y hubo una colisión frontal”, dijo el oficial con suavidad. “Por las marcas de los neumáticos podríamos decir que usted intentó evadirlo, pero fue imposible”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Marga tenía lágrimas corriendo por sus mejillas. “¿Y mi hijo?”, susurró la mujer.

“Lo siento mucho, señora Vásquez”, dijo el oficial. “Su hijo murió en el impacto. No sufrió...”.

“¿Y el otro auto?”, preguntó la afligida madre. “¿Qué le pasó a la gente en el otro coche?”.

“Un examen del automóvil mostró que los frenos habían fallado”, explicó el oficial. “El conductor está en coma desde hace seis meses. Era el único pasajero”.

Cuando Margarita iba saliendo del Departamento de Policía, vio una foto en el tablón de anuncios de un niño un poco más pequeño que Saúl, con grandes ojos marrones. “¿Quién es ese niño?”, le preguntó al oficial. “¿Está desaparecido?”.

El oficial negó con la cabeza y dijo: “No, lo encontramos en el bosque cerca de la carretera dos días después de su accidente. Está en el orfanato local. Los médicos creen que tiene alrededor de dos años”.

“Estamos tratando de encontrar a sus padres, pero todo lo que sabe es que su nombre es Pablo Robles. Con él tenía un juguete y solo lo abrazaba fuerte. No podemos definir si ese es el nombre del juguete o el suyo. Dice que no tiene madre y el nombre de su padre es ‘Papá’”.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Al día siguiente, Marga fue al orfanato y pidió ver al niño. Era un niño dulce y tímido que apretaba su peluche contra su pecho. “Ese peluche estaba con él cuando lo encontraron”, le dijo uno de los consejeros del lugar a la mujer.

“El pequeño dice que su nombre es Pablo, pero puede ser el nombre del juguete”.

Margarita comenzó a visitar a Pablo casi todos los días y pronto el niño comenzó a abrirse a ella. El dolor de la mujer se fue atenuando mientras compartía con el niño hasta convertirse en un dolor distante.

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Ella sentía que este chico la necesitaba. Entonces decidió hacer algo al respecto. Después de hablar con Servicios Infantiles y los concejeros, Marga puso en marcha los asuntos legales y luego fue a hablar con el niño.

“Pablo Robles”, dijo con voz seria. “Tengo una pregunta para ti”.

El pequeño la miró con ojos límpidos. “¿Para Pablo Robles?”, preguntó con su voz susurrante.

“Sí”, dijo la mujer. “Quería preguntarle a Pablo Robles si le gustaría venir a casa conmigo, para quedarse”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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“¡Ay!”, dijo el chico con asombro. “¿Quieres decir como si fueses mi verdadera mamá?”.

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“Sí”, dijo Marga, mientras las lágrimas llenaban sus ojos. “Como una verdadera mamá”.

La presencia de Pablo transformó la vida de Margarita. El dolor por la muerte de Saúl estaba presente, pero también la alegría de ver a Pablo salir de su caparazón poco a poco y convertirse en un niño travieso y amante de la diversión.

Ella pensó que finalmente había encontrado el camino, que su vida tenía un nuevo significado, pero dos años más tarde, un desconocido llamó a la puerta y puso su vida patas arriba.

Margarita abrió la puerta y encontró a un hombre alto y muy bien vestido parado en su puerta. Lucía como una persona con mucho dinero, pero tenía el rostro demacrado.

“¿Señora Vásquez?”, preguntó el individuo. “Soy Mario Rodríguez. Yo soy el conductor del otro auto involucrado en el accidente...”.

Marga retrocedió y gritó. “¿Qué quieres?”, ella preguntó. “Por favor vete”.

“El niño...”, dijo Mario. “Dijeron que el niño...”.

“¿Te refieres a mi hijo?”, preguntó Margarita. “Mi hijo está muerto”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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El hombre negó con la cabeza. “No, no hablo de tu hijo”, dijo. “Lo siento mucho, pero creo que el niño que adoptaste es mi hijo”.

“¿Tu hijo?” preguntó la mujer, horrorizada. “¿Pablo?”.

“Sí”, dijo el hombre. “Estuve en coma. Nadie más sabía que Pablo estaba en el auto conmigo. No tengo familia, y acababa de despedir a la enfermera de mi hijo. Hicieron la conexión con el niño perdido cuando desperté y pregunté por mi pequeño. Por favor, necesito verlo”.

Las rodillas de Margarita temblaban. Abrió más la puerta y le hizo un gesto a Mario para que entrara. Lo llevó a la sala de estar donde Pablo estaba comiendo cereales y viendo dibujos animados.

“Pablo”, dijo la mujer con la voz más normal que pudo. “Hay alguien aquí que quiere verte”. El pequeño miró hacia arriba y sus ojos se llenaron de alegría. En ese momento Marga supo que lo había perdido.

“¡Papá!”, dijo el pequeño llorando mientras se arrojaba a los brazos de Mario, quien también estalló en lágrimas. El hombre y el niño se quedaron abrazados durante un largo rato.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Entonces el padre le dijo a su hijo suavemente: “Bueno, hijo, ¿quieres ir a casa?”.

El niño miró a su papá, luego miró a Margarita. “También amo a mamá Marga, papá”, dijo en voz baja. “Quiero estar con los dos”. Los ojos de Mario y Maggie se encontraron con los del niño.

“Encontraremos una manera”, dijo el hombre suavemente. “No te alejaré de mami Marga, lo prometo”.

Y el hombre cumplió lo que dijo. Mario y Marga iniciaron una negociación para encontrar una manera de compartir la custodia de Pablo, pero todo fue en vano.

A mitad de las negociaciones, los dos descubrieron que estaban enamorados y resolvieron el problema casándose. Dos años más tarde, Pablo estaba encantado de convertirse en el hermano mayor de una hermosa niña a la que llamaron Juliana.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Grandes dolores nos rompen el corazón, pero dar amor nos cura. Marga convirtió su dolor por la pérdida de su hijo en devoción por un niño que la necesitaba.
  • No hay mayor dolor para un padre que perder a un hijo. La pérdida de un hijo es la mayor pesadilla de todos los padres y eso fue algo que Marga y Simón vivieron en carne propia.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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