Mujer compra adorno de Navidad en el mercado: lo rompe accidentalmente y ve una nota con una dirección - Historia del día
Una mujer descubre una extraña bola navideña en un mercadillo y decide comprarla. Cuando la cuelga en su árbol de Navidad, cae al suelo y se abre, revelando una nota en el interior.
Aby paseaba lentamente por las filas de puestos, admirando las bonitas decoraciones navideñas que adornaban un mercado de pulgas.
Su esposo, Nicolás, había invitado a la familia de su hermano a su casa para la víspera de Navidad. Sin embargo, debido a que su familia tenía un presupuesto limitado, Aby decidió ir al mercado de pulgas para hacer las compras.
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Mientras caminaba por algunos puestos, su mirada se vio atraída por una extraña bola decorativa en un puesto aislado en la esquina. Era vieja, hermosa y estaba dentro de su rango de precios, así que se apuró en comprarla.
De vuelta a casa, Aby estaba colgando la bonita bola en el árbol de Navidad cuando esta se le resbaló y cayó al suelo. Al abrirse, pudo ver una nota dentro.
“Cariño, ¿puedes venir?”, llamó a su esposo, al tiempo que recogía el papel y lo revisaba con atención. Tenía una dirección con algunas coordenadas y un breve mensaje: “Sigue las coordenadas y encontrarás el tesoro”.
“Sí, ¿qué pasa, Aby?”, preguntó Nicolás.
“Encontré esto dentro de la bola navideña que compré hoy en el mercado de pulgas”, explicó Aby, sosteniendo la nota con la dirección y el mensaje. “Parece una especie de juego de búsqueda del tesoro”.
“¡Es un mapa del tesoro escondido, Aby! ¿Ves estas coordenadas? Podemos encontrar la ubicación exacta del tesoro usándolas. Esto podría convertirse en algo bueno para nosotros. ¿Qué pasa si descubrimos oro y joyas?”.
“Pero, tenemos mucho trabajo pendiente. Mañana es Nochebuena y no quiero hacer las cosas a última hora”.
“Escucha, imagínate si conseguimos un tesoro. No tendremos que preocuparnos por nuestras facturas. Y podemos intentar un mejor tratamiento para ti en el hospital”.
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A Aby no le impresionó el aparente entusiasmo de Nicolás por encontrar el tesoro. Pero luego recordó cómo habían estado luchando para llegar a fin de mes.
Nicolás era dueño de una pequeña tienda de comestibles que no estaba dejando ganancias y ella trabajaba como empleada doméstica en un motel. Llevaban casi dos años intentando tener un hijo, pero los tratamientos eran costosos y habían decidido suspender sus planes hasta que sus finanzas estuvieran estables.
Tal vez esta es la forma en que le pondremos fin a nuestras dificultades, reflexionó Aby. “Está bien, vayamos allí. Espero que valga la pena”.
Esa noche, Aby y Nicolás sacaron el mapa de la ciudad y lo estudiaron. Después de unas pocas horas de trazado, descubrieron que las coordenadas estaban a solo unos pocos kilómetros de la dirección que indicaba la nota.
Terminaron los preparativos de la víspera de Navidad temprano al día siguiente y se fueron de casa por la tarde, esperando estar de regreso antes de que llegara el hermano de Nicolás.
Sin embargo, debido al tráfico, el sol ya había comenzado a ponerse cuando llegaron al lugar. Estaba oscureciendo y debido a la nieve en las carreteras, tuvieron que detenerse unos kilómetros antes de la dirección y caminar hasta allí.
“Ese es el lugar”, señaló Nicolás cuando llegaron frente a una vieja casa abandonada.
“¿Y qué hacemos desde aquí?”, preguntó Aby. “¿Estamos muy lejos del tesoro?”.
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“No está tan lejos, cariño. Todo lo que tenemos que hacer es caminar 20 pasos desde la casa hasta el final de un camino donde encontraremos un parque, que es exactamente donde debería estar el tesoro, según la nota”.
Aby respiró hondo y siguió a Nicolás, con la esperanza de que su búsqueda no fuera en vano. Unos 10 minutos después, llegaron a un viejo roble en el centro del parque. Toda el área alrededor estaba inquietantemente tranquila, y nadie parecía estar a la vista.
Pensando que el tesoro estaba enterrado en algún lugar alrededor del árbol, comenzaron a cavar y descubrieron un juego de soldados de juguete dentro del hoyo excavado. “¿Es esto? ¿Es esto por lo que hemos viajado tan lejos?”.
Aby suspiró. “¡Debería haberte detenido, Nicolás! Tenía el presentimiento de que no era una buena idea”.
“Pero cariño…”. Antes de que Nicolás pudiera decir algo más, una voz desde atrás lo interrumpió.
“Nunca imaginé que alguien lo encontraría. Me alegra haber estado equivocada”.
Nicolás y Aby centraron su atención en la dirección de la voz y vieron a una mujer frágil emerger de un extremo del parque. “Mi nombre es Patricia Morgan”, se presentó la mujer. “Estoy bastante sorprendida de verlos aquí”.
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“¡¿Este es el tesoro?!”. Nicolás frunció el ceño. “Mi esposa tiene razón. No deberíamos haber seguido esa dirección dentro de la bola de Navidad. Es Nochebuena, ¡y mira la basura que acabamos de descubrir!”.
“Cálmate, cariño. Eso es descortés”, le dijo Aby en voz baja a Nicolás. “Me disculpo por el comportamiento de mi esposo, señora. No fue su intención lastimarla”.
“¿Por qué te disculpas, Aby? ¡Esta señora está loca! Escondió unos estúpidos soldados de juguete, creyendo que era un tesoro. No es más que BASURA”.
Nicolás estaba furioso. Agarró la mano de Aby y se preparó para irse, pero la anciana dijo algo que los hizo detenerse en seco.
“¡LA BASURA DE UN HOMBRE PUEDE SER EL TESORO DE OTRO! Los soldados de juguete que ven eran el regalo de Navidad para mi nieto. Desafortunadamente, nunca pudo recibirlos”.
Nicolás y Aby se dieron la vuelta lentamente y vieron que Patricia estaba llorando.
“Lo sentimos mucho, señora”, dijo Aby. “No quisimos…”.
“Está bien. No los culpo, pero no deben juzgar algo sin saber toda la historia. De todos modos, deben irse. Es Nochebuena y la familia los estará esperando”.
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Aby se disculpó con Patricia una vez más y le indicó a su esposo que deberían irse porque se estaba haciendo tarde. Pero Nicolás se mantuvo firme en su lugar, con lágrimas corriendo por sus mejillas.
Cuando Nicolás era niño, pasaba la mayor parte de su tiempo con su abuela y ahora la extrañaba muchísimo. Al ver a esta mujer anhelando a su nieto, todos los recuerdos de su infancia pasaron ante sus ojos.
Se disculpó con Patricia por su comportamiento grosero y tomó su mano en la suya. “Realmente lamento lo que sucedió antes. No tenía idea de que eran de su nieto”.
Patricia sonrió levemente mientras se limpiaba las lágrimas de sus mejillas. “Si Ricardo estuviera aquí hoy, estaría muy feliz”, dijo la mujer mayor y les contó toda la historia.
El año anterior, los padres de Ricardo habían planeado una sorpresa para él y le dejaron notas dentro de las decoraciones navideñas para que encontrara su regalo de Navidad. Al niño le encantaba la geografía, por lo que sus padres habían diseñado toda la búsqueda del tesoro, dejando pequeños indicios como la dirección de la casa abandonada.
Pero en la víspera de Navidad, tuvieron un accidente y murieron en el acto. Ricardo, que solo tenía diez años en ese momento. Lo llevaron a un orfanato porque el tribunal consideró que Patricia no era apta para cuidarlo.
Ella se había sentido muy sola y triste. Un día, mientras limpiaba la casa, decidió vender algunas de sus viejas posesiones, y así fue como la bola navideña con la nota terminó en el mercado de pulgas.
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Cuando Nicolás y Aby escucharon la historia de Patricia, ambos comenzaron a llorar. Él le preguntó la dirección y el nombre del orfanato donde se alojaba Ricardo y propuso intentar adoptarlo. Su esposa estaba feliz con la idea, porque siempre había querido ser madre.
Más tarde esa noche, Patricia se reunió con la pareja para cenar en su casa. El hermano de Nicolás también estaba presente, y todos pasaron un buen rato hablando de cómo habían descubierto un “tesoro” en la bola de Navidad que Aby había comprado en el mercado de pulgas.
Al día siguiente, Nicolás, Patricia y Aby fueron al orfanato y comenzaron el proceso de adopción. Todo salió muy bien, y un mes después, los cuatro formaron una gran familia. Lo que comenzó como una búsqueda del tesoro condujo a un verdadero milagro navideño.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- La basura de un hombre es el tesoro de otro. Nicolás pensó que los soldados de juguete no valían nada, pero para el nieto de Patricia eran su esperado regalo navideño.
- Los milagros ocurren. Tener una familia amorosa nuevamente fue como un milagro navideño para Ricardo y Patricia. Nicolás y Aby, les abrieron la puerta de su hogar y de sus corazones y finalmente tuvieron el hijo que soñaban.
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