logo
página principalHistorias Inspiradoras
Una mujer sentada en un banco | Foto: Shutterstock
Una mujer sentada en un banco | Foto: Shutterstock

Chica rica finge ser pobre para poner a prueba a su novio que viene de una familia adinerada - Historia del día

Georgimar Coronil
18 may 2022
11:05

Una chica rica se hace pasar por pobre para poner a prueba al hombre de sus sueños. Lo que sigue es una experiencia agridulce en la que intenta no perder la cordura cuando la madre de su novio interfiere.

Publicidad

Raquel nació en una familia adinerada. Su padre, Oliver, era profesor en una universidad de renombre, y su madre, Judy, era diseñadora de interiores.

Raquel y sus padres tenían mucho dinero, pero educaron a su hija para que entendiera que esto no debía definirla. Le advirtieron que la gente tiene la tendencia a apreciar a los demás por su poder económico y no por lo que realmente son.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Por eso, cuando Raquel creció y fue a la universidad mantuvo un estilo de vida sencillo. Iba a su facultad en autobús, llevaba ropa modesta y nunca presumía de la riqueza de su familia. De hecho, nadie (ni siquiera sus amigos) sabían que era rica. ¿Quién iba a pensar que esta sencillez la ayudaría un día a poner a prueba al hombre de su vida?

Publicidad

Raquel estaba en su último año de universidad cuando se enamoró de José Santamaría. José era el jefe del equipo de baloncesto de la universidad. Era brillante en los estudios y destacaba en los debates. Era el paquete completo, con su aspecto encantador y su increíble fortuna por ser hijo de empresarios famosos.

Cuando se acercó por primera vez a Raquel, después de perder contra ella en una competición de debate, le pidió que fuera su amiga, pero Raquel dudó. Ella llevaba una sudadera con capucha y unos pantalones anchos, y sentía que no se veía tan guapa como las chicas con las que había salido José. Por eso, lo rechazó de plano y se marchó.

Sin embargo, dos días después, se encontró con él en la cafetería de la universidad, y esta vez, José se acercó a su mesa y se sentó frente a ella. Todos los presentes en la cafetería se quedaron atónitos al ver que José se acercaba a una chica de aspecto medio como Raquel.

"¿Estás preparada para ser mi amiga ahora?", le preguntó él, sonriendo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Publicidad

"Mira", dijo ella, ocultando el hecho de que le había gustado desde la primera vez que lo vio. "Ya te he dicho que no. Deja de molestarme innecesariamente. Sé que... bueno...". Quiso decirle que sabía que un tipo como él nunca estaría con ella, pero no lo hizo.

"¿Por qué quieres ser mi amigo?", le preguntó. "No soy tu tipo. Dime sinceramente... ¿Alguien te retó?".

José se rio. "¿Qué? ¿Por qué iba a hacer eso? ¡No estamos en la escuela! Honestamente, te encuentro inteligente y atractiva, Raquel. Y, bueno, me gustaría que salieras conmigo, pero sé que no aceptarás de inmediato, así que pensé que podríamos ser solo amigos...".

Ella se sonrojó. "¿Y por qué iba a confiar en ti?".

"Entonces... ¿También te gusto? Eso significa que estás interesada en mí!", exclamó emocionado.

"¡Cállate de una vez!" Ella fijó su mirada en él. "¡Hay gente por todas partes a nuestro alrededor!".

"De acuerdo... Entonces, ¿estás preparada para ser mi amiga? Pruébame, Raquel. Descubrirás que no soy tan malo".

Publicidad

"Muy bien, ya veremos. Pero solo como amigos por el momento".

"Por mí está bien. Te veré después del entrenamiento de baloncesto", dijo sonriendo, y luego se alejó con su café.

Desde ese día, Raquel y José se hicieron amigos, pero antes de que se dieran cuenta, se enamoraron y se hicieron novios. Raquel se sentía mal por haberle ocultado que había nacido en una familia rica, que vestía con ropas raídas y que fingía ser pobre delante de él, a pesar de que él siempre se mostraba abierto y sincero con ella.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Ella quería ser igual de sincera con él, así que decidió que le diría la verdad y se lo contó a su madre durante la cena. Su padre estaba fuera de la ciudad por una importante conferencia en ese momento, así que creyó que podría hablarlo más abiertamente con Judy.

Publicidad

"Mamá", le dijo. "Realmente quiero a José. Y bueno, no quiero fingir ser tan pobre delante de él. Si nos queremos, debemos ser abiertos y honestos. Él nunca me ha ocultado nada".

"¿Cómo sabes que está siendo sincero contigo, Raquel? Sabes que todos tenemos secretos. Tal vez no te ha contado algo, igual que tú no le has dicho que no eres pobre".

"No mamá, él nunca me oculta nada. Me ha hablado de su infancia, de sus padres y de…". Raquel se detuvo bruscamente al mencionar a sus padres. Recordó al instante que un día le preguntó a José si sus padres podían quedar para cenar y lo nervioso que parecía. Desde entonces, él había hecho todo lo posible para evitar hablar de sus papás, y nunca habían sacado el tema.

Raquel miró su plato y empujó los espaguetis con el tenedor. "Bueno, supongo que no quiere que sus padres se involucren. ¿Quizás no está tan comprometido con nuestra relación?".

"Si te quiere de verdad, Raquel, te aceptará por lo que eres", comentó Judy, colocando su mano sobre la de Raquel. "Tu corazón será más importante para él que tu dinero. Si se niega a presentarte a sus padres, es hora de reconsiderar esta relación. Pero recuerda que, en cualquier caso, estoy de tu lado".

Publicidad

Raquel no pudo dormir después de la cena de esa noche. No podía quitarse de la cabeza el consejo de su madre de que si José la quería, debería quererla por lo que era y presentársela a sus padres. Así que al día siguiente, en la universidad, estaba decidida a ir a su casa y esperaba conocer a sus papás por primera vez. No le dijo sus verdaderas intenciones y se limitó a comentarle que podían terminar sus tareas allí.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

José aceptó inmediatamente porque sus padres no estaban en casa. Poco después, Raquel y él estaban en su habitación repasando sus apuntes cuando la madre de José irrumpió y los sorprendió.

"¿Quién te crees que eres para entrar así en la habitación de mi hijo? ¿Te has mirado alguna vez en el espejo? ¿Crees que mi hijo va a pasar tiempo con una pobre chica como tú?", le dijo la mujer enfurecida a Raquel.

Publicidad

"¿Mamá? ¿No se supone que tú y papá estaban de viaje? ¿Cómo es que...?".

"Bueno, decidí volver porque había olvidado algunos documentos en casa. Me iré mañana. ¿Quién demonios es ella, José? Supe que no estabas solo cuando entré y escuché voces".

"¿Qué?", Raquel lo miró con los ojos llorosos. "¿Me has traído aquí porque tus padres no estaban en casa?".

"¡Mamá, por favor! Podemos hablar en otro sitio!" José llevó a su madre a la cocina y le explicó todo. "¡Estamos saliendo mamá! ¡La quiero! Verás, tenía miedo de que te enfadaras, así que no les conté a ti y a papá sobre nuestra relación. Pero realmente amo a Raquel".

"¡Si amas a esa chica, es mejor que te vayas de mi casa, José! ¡Aquí no hay lugar para ese tipo de gente! Nosotros...".

Raquel escuchó todo desde fuera de la cocina y salió sollozando de la casa de José. Volvió a casa, prometiéndose a sí misma que terminaría con José y maldiciéndose por haberse enamorado de un hombre que mantenía su relación oculta a su familia.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Publicidad

Estaba furiosa cuando llegó a su casa. Iba corriendo a su habitación cuando su padre la detuvo. "¡Raquel!", gritó. "¿Qué sucede? He vuelto, ¿y ni siquiera te has fijado en mí? ¿Ni siquiera un abrazo?".

"¡Lo siento, papá!", dijo ella, dándose la vuelta. "No estoy de buen humor".

"Déjame ir directo al grano. ¿Te has peleado con José?", preguntó él.

"¿Qué?", ella miró a su padre, sorprendida. "¿Te ha hablado mamá de él?".

"No creo que necesite que nadie me diga nada cuando recibes un ramo de flores con una nota de disculpa en la que se menciona claramente el nombre del remitente", añadió, señalando la mesa del salón donde había un precioso ramo sobre la mesa.

"¿Qué sentido tiene, papá? He decidido romper con él".

"¿Qué tal si primero lees la nota?".

Raquel se acercó de mala gana a la mesa y tomó la nota para leerla.

"Raquel, lo siento mucho, cariño. Puedo aclarar todo. Por favor, revisa tu teléfono.

- José".

Publicidad

Raquel vio al menos 50 llamadas perdidas y más mensajes de texto de José. Su teléfono estaba en silencio y no sabía que José estaba tratando de contactarla. Lo llamó de inmediato y él se disculpó con ella. Le pidió que se encontraran en un restaurante al día siguiente. Quería que también estuvieran los padres de ambos, para una cena familiar.

"Sé tú misma, Raquel. Realmente te quiero por lo que eres. Y te prometo que mañana lo arreglaré todo", le dijo por teléfono.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Raquel se puso un precioso vestido verde y llegó al restaurante junto a sus padres, en su elegante auto. Afuera, José los esperaba y, cuando vio a Raquel, se quedó boquiabierto. "¡Guau! ¡No puedo creer que seas tú, Raquel!"

Publicidad

"Esta soy la verdadera yo, José. No soy pobre. De hecho, pertenezco a una familia rica. Siento haberte ocultado la verdad, pero...".

"Espera un momento, Raquel", dijo él. "No me importa de dónde seas o cuánto dinero tengas. Te quiero exactamente como eres. Entren por favor", dijo, señalando a los padres de Raquel.

Cuando la madre de José vio a Raquel y a sus padres, se quedó sorprendida. No esperaba que estuvieran tan bien vestidos.

"¡Oh, por favor, tomen asiento!", dijo en voz baja.

"Señora Santamaría", dijo Raquel. "¿Ahora parezco lo suficientemente digna para su hijo? Conozca a mis padres. Mi padre es profesor en una prestigiosa universidad, y mi madre es diseñadora de interiores. Pertenezco a una buena familia, y no somos pobres. Vivo de manera sencilla porque así me educaron mis padres. NO CREEMOS EN PRESUMIR".

La señora Santamaría parecía avergonzada. "Siento lo que ha pasado, Raquel. No debería haber sido tan grosera contigo. Me disculpo contigo y con tus padres. Cuando hablé con José ayer, me dijo lo mucho que te quiere. Dijo que haría cualquier cosa por ti. No voy a mentir... Dudé en conocerte a ti y a tus padres, incluso después de que José me convenciera... Pero me di cuenta de que haría mal en separar a mi hijo de la chica que amaba. Cancelé mis planes solo por José y por ti. Su padre no pudo hacer tiempo hoy, pero estoy segura de que estará con nosotros en el futuro. Lo siento...".

Publicidad
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

"Mamá básicamente nos dio su bendición, Raquel, y si lo hizo, también lo hará papá. Todo lo que quería era que nuestras familias se conocieran y..." José se dejó caer de rodillas y sacó una caja de su bolsillo, que contenía un viejo anillo de época. "Mi abuela le dio este anillo a mi madre y mamá quiere dártelo a ti. Raquel Ballesteros, ¿quieres casarte conmigo?".

La señora Santamaría se rio y dijo: "Dile que sí antes de que cambie de opinión, Raquel".

Raquel asintió, con los ojos llorosos. "Oh, Dios", susurró. "¡Sí quiero! Te amo".

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • El amor es puro y no depende de las cosas materiales: La forma en que José amó a Raquel por su personalidad y no por su estatus es un hermoso ejemplo de esto.
  • No juzgues a alguien por su apariencia o estatus: La madre de José se dio cuenta de que se había equivocado al juzgar a Raquel por su apariencia y le pidió disculpas.
Publicidad

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

Publicidad
Publicidad
Publicaciones similares