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Una casa | Foto: Flickr.com/effrey Beall
Una casa | Foto: Flickr.com/effrey Beall

Mamá llora hasta dormirse tras la muerte de su hijo: se despierta y ve a chico idéntico a él en su patio - Historia del día

Mayra Pérez
19 may 2022
01:05

La afligida madre lloró hasta quedarse dormida y se despertó sobresaltada por la mañana cuando llamaron a la puerta del patio trasero. Estaba impactada cuando abrió la puerta y notó que un hombre idéntico a su difunto hijo estaba allí.

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Daisy Hurtado había criado sola a su hijo Bruno después de que su esposo, Hernán, falleciera cuando el chico tenía solo 11 años. Ella siempre se esforzó por hacerlo sentir amado y protegido

Sin embargo, el niño siempre lo había extrañado mucho. Sobre todo cuando veía que otros niños de su edad disfrutaban de los juegos de béisbol y hacían cosas divertidas con sus padres, como pescar y competir en videojuegos.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Cuando cumplió 17 años, su madre le regaló un automóvil. Por muchos años había ahorrado para darle esa sorpresa, puntualmente, desde que Bruno le había dicho que soñaba con tener uno a esa edad, como lo había tenido su padre.

Daisy instó a Bruno a ser prudente al conducir. Sin embargo, sus palabras cayeron en oídos sordos y como muchos adolescentes, comenzó a excederse, y esto finalmente le quitó la vida.

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Cuando Bruno estaba luchando por su vida en el hospital tras sufrir un aparatoso accidente, alguien llamó a su madre. Ella dejó todo y al llegar, los médicos le informaron que la condición de su hijo era grave y que las próximas 24 horas serían críticas.

Ella se quedó toda la noche a su lado, con la esperanza de que él se despertara, le sonriera alegremente y le dijera: “¡Estoy bien, mamá, no te preocupes!”. Pero, por desgracia, eso nunca ocurrió.

Daisy se quedó dormida junto a la cama de su hijo esa noche y se despertó sobresaltada por el sonido del monitor cardíaco. Algo estaba mal. Cuando llegó el equipo médico, hicieron todo lo posible por reanimarlo, pero fue inútil.

“¡No, no, no!”, gritó Daisy cuando vio que los médicos sacudían la cabeza y le quitaban la máscara de oxígeno a Bruno, cubriendo su rostro con una sábana de hospital.

“¡Bruno, no! ¡No me puedes dejar así! ¡Doctor, haga algo! ¡Mi hijo... no puede morir así!”. Daisy sollozaba sin cesar mientras abrazaba el cuerpo de Bruno.

“Lo siento, señora Hurtado”, dijo el doctor solemnemente, “no pudimos hacer nada más”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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El mundo entero de Daisy se derrumbó a su alrededor. Bruno era su razón para vivir después de la muerte de Hernán. Su hijo significaba todo para ella. Pero ahora, su mundo estaba vacío.

Después de dar su último beso de despedida a Bruno, Daisy se aisló del resto del mundo. Se sentaba en su habitación todo el día, viendo sus videos y fotos de su hijo. A veces se reclamaba a sí misma por haberle regalado el automóvil que provocó su muerte.

Una mañana, la despertó un golpe en la puerta de su patio trasero. Estaba tan débil que ni siquiera pudo levantarse de inmediato. No había comido en días, y le tomó un tiempo pararse; tuvo que apoyarse en la mesita de noche junto a su cama para lograrlo.

Cuando logró salir de su habitación, escuchó una voz desde el patio trasero. “Buenos días, ¿hay alguien en casa?”, gritó una voz masculina.

Daisy caminó con cautela hasta la puerta del patio trasero para abrir. Tan pronto como la abrió, se sintió desorientada al ver a un hombre muy parecido a su difunto hijo parado allí.

“Esto... esto tiene que ser un sueño…”, susurró para sí misma. “¡No puede ser real! ¿Cómo es posible?”.

“¿Quién... quién eres?”, tartamudeó insegura.

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“Hola, señora Hurtado, lamento molestarla de esta manera... llamé a la puerta principal, pero nadie respondió, así que pensé que podría probar con la puerta trasera”, dijo mientras se acercaba a la puerta.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Daisy vio que cojeaba un poco. “Mi nombre es Manuel Ávila, y sé que esto puede parecer una locura, pero creo que puedes ser mi madre”.

“¿Qué te hace decir eso?”, preguntó Daisy, dando un paso atrás.

“Bueno”, suspiró. "Vi las noticias sobre la muerte de tu hijo y el funeral... Lamento profundamente tu pérdida. El accidente automovilístico fue bastante horrible…”, hizo una pausa.

“Sin embargo, noté de inmediato el parecido entre tu hijo y yo. Estaba impactado. Obtuve la dirección para venir a conocerte… Me crie en un orfanato, y nunca me hablaron de mis padres biológicos. Los he estado buscando desde entonces”.

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“Como tu hijo y yo nos vemos idénticos, consideré la posibilidad de que fueras mi madre... ¿Tal vez somos gemelos?”

“Pero eso... eso no es posible”, dijo temblando. "No estuve embarazada de gemelos, así que no puedes ser mi hijo. Pero si no lo eres, ¿cómo te pareces tanto a él?”, preguntó, sacudiendo la cabeza.

“¡Dicen que todo el mundo tiene un doble en el mundo! ¡Tal vez eso lo explique!”, dijo con dudas.

“Tal vez es así, pero esta podría ser mi única oportunidad de averiguar quiénes son mis padres biológicos. ¿Te harías una prueba de ADN conmigo? Nos dará a ambos la confirmación que necesitamos”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“Toma”, dijo, entregándole un papel. “Esta es mi dirección y teléfono. Por favor, piénsalo y si estás de acuerdo, llámame”, agregó y luego se alejó.

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Daisy estaba sorprendida. Regresó a su habitación y miró el retrato enmarcado de ella y Bruno junto a su cama.

“¿Cómo puede haber alguien por ahí que se vea exactamente igual a ti?”, preguntó, mirando el rostro de su hijo en la foto.

Esa noche llamó a Manuel, y le informó que estaba lista para hacerse la prueba de ADN. Una semana más tarde, llegaron los resultados y las palabras “0% de coincidencia”.

Manuel se sintió decepcionado al saber que Daisy no era su madre y que otra vez había explorado un camino sin salida. Pero entonces, ¿por qué se parecían tanto?

Daisy tenía la persistente sensación de que algo no estaba del todo bien, así que fue con Manuel al hospital donde había nacido Bruno. Al revisar los registros médicos, descubrieron algo impactante.

El hijo de Daisy había nacido muerto. La mujer dejó caer los documentos de su mano, y una ira repentina se apoderó de ella.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¿Qué tontería es esta? ¡Esto tiene que estar mal! Mi niño... ¡Esto no puede ser verdad! ¡Esto es una gran mentira!”, gritó con furia.

La enfermera le pidió que se calmara y bajara el tono de la voz o abandonara las instalaciones. “¡Esto es un hospital!”, le dijo.

“¡No me iré hasta que tenga una explicación!”, respondió Daisy mientras se dirigía a la recepción. “Llame a su personal médico, jefe o cualquier persona... ¡Quiero saber qué sucedió en realidad! ¿Cómo pudo mi hijo nacer muerto? ¿Acaso me entregaron al hijo de otra persona?”.

Una enfermera mayor se le acercó. Miró a Daisy por un momento y dijo: “Te recuerdo bien. Yo era la enfermera a cargo cuando llegaste a punto de tener a tu bebé. ¿Hay algún problema?”.

Daisy la miró esperanzada. “¿Estuviste allí? ¡Oh, Dios! Entonces puedes ayudarnos. Se trata de mi hijo. Mi expediente dice que nació muerto, pero me dieron de alta con un bebé. ¡No entiendo nada!”.

La sonrisa de la enfermera se desvaneció de repente, y Daisy notó una extraña ansiedad en sus ojos en ese momento. “Por favor, ven conmigo”, dijo.

Los llevó de regreso a la sala de registros y sacó un archivo antiguo. Pertenecía a la madre biológica de Manuel y Bruno.

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“Está todo aquí”, dijo, entregándole el archivo. “Es cierto que tu hijo nació muerto. Pero tu esposo temía que no pudieras soportarlo. Entonces adoptó a uno de los hijos gemelos de una chica de 16 años que murió durante el parto”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“Todos esos detalles están en el archivo. Uno de los niños tenía un problema en su pierna y fue llevado en un orfanato. La madre no tenía parientes vivos. Tu esposo adoptó al otro niño en secreto, y yo era uno de los pocos miembros del personal que lo supo”.

Manuel estaba llorando cuando salieron del hospital. “Justo cuando pensé que encontraría a mi familia, descubro que mi madre está muerta. ¡Esto es muy doloroso!”.

Daisy le dio unas palmaditas en la espalda y dijo: “Sabes, Manuel, Dios tiene un plan para todos. Nunca supe que Bruno era mi hijo, pero la conexión que sentí con él era real. Lo amaba como si fuera mío. No culpo a mi esposo por engañarme. Ese era mi tercer embarazo y los otros dos habían terminado en un aborto”.

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“Ahora mismo no me importa si era mi hijo o no. Él me hizo madre, y eso es lo que me importa. Y tú eres su hermano. En caso de que sientas que necesitas una madre, estaré aquí para ti”.

“Tienes un gran corazón”, dijo. “No sé qué decir... pero después de perder a mi madre biológica, no quiero perder otra oportunidad de tener una madre. Así que gracias. Gracias por estar aquí para mí”.

Daisy adoptó a Manuel, y por algunos años compartieron un mismo hogar. Después, él se casó y tuvo dos hermosos gemelos. Todos juntos como familia visitan la tumba de Bruno con frecuencia.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • La vida es compleja, y siempre nos depara sorpresas. Daisy perdió a Bruno, pero en un increíble giro del destino, conoció a Manuel y se convirtieron en una familia.
  • La familia nace del amor, así no existan lazos de sangre. La forma en que Daisy aceptó a Manuel y Bruno en su vida después de enterarse de la verdad es un hermoso ejemplo.
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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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