Hija le grita a su anciana madre en restaurante: le muestra respeto después de que la mesera interviene - Historia del día
Una camarera que decidió intervenir le enseña una lección a una hija que le faltó al respeto y humilló a su madre frente a todos en un restaurante.
Emily vivía con su madre, Rita, que se acercaba a los 80 años. Un día, cuando Emily llegó a casa del trabajo, no le gustó la comida que su madre le había preparado. "¿Otra vez guiso de pollo? Estoy tan cansada de comer lo mismo, una y otra vez, todas las semanas", se quejó.
"Lo siento, querida. Nuestra entrega de comestibles no llegó y solo nos quedaba pollo en la nevera. ¿Te gustaría salir a cenar?", preguntó Rita. Emily asintió con la cabeza y decidió que quería comer en su restaurante favorito.
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Cuando llegaron al lugar, pudieron conseguir la última mesa libre. Emily se dirigió rápidamente a su asiento y observó con impaciencia cómo su madre se acercaba lentamente hasta su silla. "¡Camina más rápido! Hay gente detrás de ti", gritó Emily.
Rita miró a su hija disculpándose, luchando por caminar mejor, pero sus rodillas ya estaban débiles. Después de un par de segundos, finalmente llegó y se dejó caer en su asiento, exhausta.
Emily llamó a la camarera e inmediatamente ordenó, sabiendo ya lo que quería. "¿Qué hay de usted, señora?", le preguntó la mesera a Rita.
Rita se estaba tomando un tiempo para mirar el menú y, de nuevo, Emily se estaba impacientando. "¡Vamos! Solo elige tu comida para que ella pueda hacer el pedido. ¡Me muero de hambre!", le gritó a su mamá, quien se sintió presionada a decidir.
La verdad era que Rita estaba teniendo dificultades para leer el menú, así que dijo: "Comeré lo mismo que ella pidió, cariño", y le sonrió a la camarera. La camarera asintió y prometió volver pronto con sus pedidos.
Mientras esperaban sus órdenes, Rita trató de entablar una conversación con su hija preguntándole cómo le fue en el trabajo. Emily se encogió de hombros. "Estuvo bien, supongo", respondió ella, antes de ocuparse de su teléfono celular.
Rita entendió que Emily no quería hablar con ella, así que trató de entretenerse mirando alrededor del restaurante y viendo a todas las demás familias disfrutar de su comida juntas. Cuando llegó su cena, se aseguró de agradecer a la camarera. "Se ve delicioso. Gracias, cariño".
Mientras comía, Rita accidentalmente dejó caer comida en su vestido, ensuciándolo. Emily miró con disgusto. "¡Mamá!", gritó una vez más. "¿Por qué eres tan torpe? No estamos en un restaurante de comida rápida. ¡Deja de ser tan vergonzosa!".
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"Lo siento, querida. Me tiemblan mucho las manos, como sabes", dijo Rita, tratando de limpiar la mancha de comida con la servilleta, pero cuando no pudo, decidió dirigirse al baño.
Rita tardó un par de segundos en ponerse de pie y le tomó aún más tiempo caminar. Le resultaba difícil caminar sola, pero Emily se negaba a mirarla y seguía usando su teléfono celular.
Mientras tanto, la camarera vio todo y sacudió la cabeza ante lo mala que estaba siendo Emily. "Déjeme ayudarla, señora", le dijo a Rita, humedeciendo una servilleta con agua antes de limpiar las manchas del vestido de la anciana.
Luego tomó la mano de Rita mientras caminaba hacia el baño, para que pudiera refrescarse un poco más.
Mientras atendía a los otros clientes, la camarera vigilaba la puerta del baño para anticiparse a Rita y poder acompañarla de regreso a su mesa. Cuando Rita terminó, la mesera tomó su mano y la ayudó hasta que se sentó. "¿Te gustaría pedir algo más?".
Emily negó con la cabeza. "Eso no será necesario. Ya gastó todo el dinero en la comida que derramó sobre su ropa", le dijo a la camarera.
En ese momento, la camarera no pudo evitar defender a Rita. “Con todo respeto, señora, haría cualquier cosa en el mundo por tener la oportunidad de llevar a mi mamá a un restaurante, o guiarla mientras camina, pero ya está muerta. Un consejo que me gustaría darte es no despreciar a tu madre", dijo.
Rita miró a la amable camarera con lágrimas en los ojos. Se secó las lágrimas con una servilleta y, de repente, Emily escuchó risas provenientes de las otras mesas.
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"¡Mamá, deja de llorar! Se están riendo de ti otra vez", le dijo a Rita. Luego, un hombre de la mesa junto a ellos se volvió hacia Emily y dijo:
"No, señora, nos estamos riendo de usted. ¿Cómo puede faltarle el respeto a su madre de esa manera? Esa camarera le enseñó una lección y esperamos que la haya aprendido".
Emily se sintió humillada, pero también se dio cuenta de lo malo que era tratar mal a su mamá, especialmente después de todos los sacrificios que Rita hizo por ella. Esa noche, cuando llegaron a casa, le prometió a Rita que sería una mejor persona con ella.
"Lo siento, mamá. He sido egoísta y no te he estado cuidando adecuadamente. Te prometo que lo haré mejor y ya no tendrás dificultades. Te quiero mucho", dijo, suplicando perdón.
Rita la perdonó al instante y terminaron la noche con un fuerte y largo abrazo.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- No seas despreciable con tus padres: Mucha gente daría cualquier cosa por volver a ver a sus padres. Aquellos de nosotros que todavía tenemos el privilegio de estar con nuestros padres no debemos dar despreciar ese regalo y, en cambio, aprovecharlo al máximo.
- Dile a la gente que la amas antes de que sea demasiado tarde: Después de que extraños le hicieran ver lo cruel que había sido con su propia madre, Emily decidió convertirse en una mejor hija. Trabajó para cuidar mejor a su mamá y demostrarle que la amaba todos los días.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.