Adolescente humilla a chica pobre por vivir en tráiler, luego ella se convierte en la mano derecha de su padre rico - Historia Karmática
Jeffery pasó la mayor parte de su vida comiendo en bandeja de plata y burlándose de aquellos que tenían dificultades económicas. Pero un cambio en su vida lo llevó por un camino de autodescubrimiento y redención. Él aprendió una lección gracias a una chica pobre.
Pamela era una chica que sabía defenderse con lo que la vida le brindara. Incluso en los momentos más oscuros de su familia, se convirtió en un faro de esperanza.
Cuando tenía 17 años, su familia estuvo involucrada en un trágico accidente automovilístico en el cual perdió a su padre, Danilo. Su madre, Mónica, quedó paralizada de cintura para abajo y ya no podía trabajar.
La familia apenas tenía ahorros. Pamela y su madre se vieron obligadas a mudarse de una casa suburbana alquilada a un parque de casas rodantes. Allí comenzaron a pagar el alquiler de una pequeña casa móvil.
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La adolescente también había comenzado a trabajar en un empleo nocturno en una gasolinera cercana para ganar dinero extra. “¿Cómo puedes continuar presionándote así?”, le preguntaba Mónica a su hija. “Porque tengo que hacerlo”, respondía Pamela.
En la escuela, se corrió la voz de que Pamela se había mudado a un parque de casas rodantes y enfrentaba burlas durante la clase.
Le decían cosas como “basura” y “la pobretona”, pero eso no la desanimaba. Un chico en particular sabía muy bien cómo molestarla. Su nombre era Jeffery, y era el chico más rico de la escuela.
Un día, ambos obtuvieron las calificaciones más altas de la clase, pero Jeffery calificó el resultado de Pamela como una casualidad. “Trabajo tan duro como tú y soy igual de inteligente”, argumentó Pamela. “Ay, por favor, Pamela la pobretona. ¡Nunca lograrás nada!”, respondió Jeffery con una sonrisa en su rostro.
La chica estaba furiosa y no lograba concentrarse durante su turno de noche en la gasolinera. En un extraño giro del destino, el padre de Jeffery, Gabriel, entró para pagar su tanque de gasolina y reconoció a Pamela.
El hombre intentó conversar con ella, pero la chica le dio la espalda. “¿Dije algo que te ofendió?”, preguntó Gabriel.
“No, pero dígale a Jeffery que mida las cosas que dice de ahora en adelante”, respondió ella. El hombre se sorprendió y le preguntó qué había hecho su hijo.
Pamela le explicó lo que había sucedido durante la clase ese día y por qué estaba enojada. Gabriel quedó decepcionado por las acciones de su hijo y se disculpó con la adolescente en su nombre.
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“¿Sabes? He estado abrumado en el trabajo últimamente y me vendría bien una asistente. Y definitivamente puedo pagarte más de lo que te pagan aquí”, ofreció Gabriel.
Pamela aceptó la oferta. Ella comenzó a ganar suficiente dinero para ahorrar para la universidad y comenzó a planear mudarse del parque de casas rodantes.
Unos meses después, la joven y Jeffery se graduaron. Pamela no solo se había graduado como la mejor de la clase, sino que también había obtenido una beca académica para asistir a la universidad.
Esto significaba que ella y su madre podían quedarse con todo el dinero que había ahorrado trabajando para Gabriel. Por su parte, Jeffery se enteró de que la chica se había convertido en la mano derecha de su padre.
“Se suponía que ese sería mi trabajo”, pensó el joven. Pamela y Jeffery se matricularon en la misma universidad, pero siguieron caminos muy diferentes.
Sin su padre allí para asegurarse de que se concentrara en lo académico, el joven rápidamente se encontró con la gente equivocada.
En lugar de asistir a clases y estudiar, estaba más interesado en socializar e ir a fiestas. A menudo se metía en problemas con sus supuestos amigos. “No se preocupen, mi padre lo arreglará todo”, les aseguraba.
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Por otro lado, Pamela estaba enfocada en terminar su carrera y solo pasaba su tiempo libre con los integrantes de su grupo de estudio. Continuaba siendo la mejor de su clase y cuidando a su madre sin problemas.
Incluso se mudaron a un pequeño apartamento cerca de la universidad. Mónica estaba increíblemente orgullosa de su hija.
Por su parte, las calificaciones de Jeffery comenzaron a bajar, e incluso desarrolló el mal hábito de apostar en juegos deportivos.
A menudo malgastaba el dinero de su padre. También perdió de vista sus ambiciones profesionales. El joven se había vuelto demasiado dependiente de la riqueza de su familia y creía que tenía al mundo en sus manos.
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En su segundo semestre de la universidad, fue expulsado debido a que no asistía a clases y hacía desastres en el campus.
Gabriel estaba furioso con su hijo. “¡Se acabó! Has estado jugando y desperdiciando el dinero de tu familia durante meses. Tus calificaciones están por los suelos y tu universidad ni siquiera te quiere allí”.
“Solías burlarte de Pamela por su situación económica, pero ella es excelente en la universidad. Además, es hora de que aprendas una lección sobre el valor del dinero. Ya no te mantendré más. A partir de hoy, tendrás que valértelas por ti mismo”, le dijo el hombre a su hijo.
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A Jeffery no le quedó otra opción que encontrar un trabajo. Después de dormir en el sofá de su amigo durante una semana, le dijeron que se fuera y tuvo que mudarse.Lo único que pudo hacer fue alquilar una casa rodante donde solía vivir Pamela.
Casualmente, también había alquilado sin saber el mismo tráiler en el que solía vivir la chica. No solo eso, sino que el único trabajo que había podido encontrar había sido en la misma estación de servicio donde solía trabajar ella.
Pamela se graduó de la universidad con una licenciatura en derecho y comenzó a trabajar en un bufete de abogados que le pagaba bien. Gracias a esto pudo mudarse con su madre a una hermosa casa suburbana.
Un día, Jeffery estaba trabajando en la estación de gasolina cuando Pamela entró para pagar su tanque. Él esperaba que ella se regodeara, principalmente porque él solía burlarse de ella en la escuela por haber estado en las mismas circunstancias en las que él se encontraba ahora.
Pero en cambio, Pamela lo animó. “No sé cómo voy a salir de esta situación”, admitió él.
“¿Sabes por qué vas a recuperarte y volver a encarrilar tu vida?”, preguntó Pamela mientras tomaba su recibo de manos de Jeffery. Mientras ella se dirigía hacia la salida, se giró con una sonrisa y agregó: “Porque tienes que hacerlo”.
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Después de su turno, Jeffery llamó a su padre, se disculpó por su comportamiento y le suplicó una segunda oportunidad. Gabriel se ofreció a pagar sus estudios, pero le dijo que tendría que arreglárselas con el resto. El joven aceptó y volvió a la universidad.
Años más tarde, Jeffery se graduó y comenzó su carrera en derecho. Pronto descubrió en qué equipo estaría trabajando. “Qué hace el chico más rico de la escuela aquí”, dijo Pamela en tono de broma mientras le daba la bienvenida.
“De ahora en adelante, llámame “basura Jeffery”, dijo él en broma. Gabriel llamó a su hijo más tarde ese día para felicitarlo.
“No tienes idea de lo orgulloso que estoy de ti. Fue un largo camino, ¡pero finalmente lo lograste!”, le dijo a su hijo. Pamela y Jeffery continuaron trabajando juntos en muchos casos.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- El trabajo duro y la perseverancia dan sus frutos: A pesar de todos los obstáculos que la vida le puso por delante, Pamela mantuvo la cabeza en alto y trabajó duro. Al final, pudo mudarse del parque de casas rodantes con su madre y trabajar en un empleo bien remunerado.
- A veces, se necesita ser estrictos con los seres amados: Jeffery estaba dando por sentada su vida privilegiada y desperdiciando el dinero de su familia. Cuando le quitaron ese privilegio, se dio cuenta del error en su forma de actuar y trabajó para recuperarse.
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