Embarazada en duelo llora a su prometido en su tumba y escucha: "¿Te casarías conmigo?" - Historia del día
Una mujer que llora por la desaparición de su prometido se sobresalta cuando escucha una voz masculina que le pide que se case con él. Se da la vuelta solo para descubrir que la vida ha vuelto a sonreírle.
Cuando Simón anunció que quería dedicar su vida al país y convertirse en soldado, Betty no lo apoyó. Hacía poco que habían comenzado a salir y ella temía perderlo algún día. Sin embargo, debido a su persistencia, se vio obligada a ceder y dejarlo ir.
Para compensar su ausencia, Simón le enviaba cartas a Betty con regularidad para asegurarse de que no se sintiera sola. Le escribía sobre cuánto la extrañaba.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Una mañana, Betty se despertó con el timbre de la puerta y pensó que había llegado otra carta. Sin embargo, cuando abrió, no podía dejar de llorar. Simón estaba de pie en su puerta.
Resultó que había solicitado un permiso para pasar un tiempo con ella antes de ser enviado a una misión especial. Decidió no contarle a su novia sobre la misión porque sabía que ella estaría desconsolada al saber que él se iría pronto.
Pero recibió la llamada antes de lo esperado y se fue abruptamente sin informar a Betty. Decidió no decírselo porque sabía que ella se molestaría y tal vez no lo dejaría irse. Así que le dejó una carta, explicándole todo.
Cuando Betty encontró la carta en su mesita de noche a la mañana siguiente y no lo vio en casa, comenzó a llorar. “¿Por qué tuviste que irte tan pronto? ¡Te extraño mucho! ¡Por favor regresa!”, exclamó con dolor.
Unos días después, Betty comenzó a sentir náuseas y se hizo una prueba de embarazo: estaba embarazada. Dado que no se podía localizar a Simón por teléfono, le escribió una carta para revelarle la feliz noticia.
Simón le respondió y le prometió que pronto estaría en casa para casarse con ella. Sin embargo, unos meses después, recibió terribles noticias: su unidad había sido atacada y que algunos de ellos, incluido su novio, estaban desaparecidos.
Betty se agarró la barriga mientras absorbía la noticia. “Esto no puede estar bien... Simón volverá, lo sé…”, se aseguró a sí misma, con los ojos llorosos. Estaba segura de que todavía estaba vivo y bien. Él volvería, se casarían y formarían una familia, pensó ella.
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Pasaron varios meses sin noticias de los soldados desaparecidos, y fueron declarados muertos. Fue un golpe devastador para todas las familias que esperaban el regreso a casa de sus hijos, padres y cónyuges, pero todos tuvieron que enfrentar su destino.
Todos, incluida la madre de Simón, instaron a Betty a que también lo aceptara y siguiera adelante, pero aunque iba con frecuencia al cementerio, mantuvo la esperanza del regreso de Simón.
“No he perdido la esperanza, Simón”, decía como si todavía estuviera vivo. “Sé que estás ahí. Lo sé…”.
Un día, Betty volvió a visitar el monumento a los soldados desaparecidos en el cementerio y comenzó a hablar consigo misma en voz alta.
“Tengo 8 meses de embarazo, Simón, y estamos esperando una niña”, dijo en voz baja. “¿No vas a volver? ¿Vas a dejarnos así? ¡Tienes que volver!, ¿no lo entiendes?”, gritó como si él pudiera a escucharla, luego comenzó a sollozar como una niña.
“Te necesito, Simón. Tanto la bebé como yo te necesitamos... ¿Por qué no lo entiendes?”, continuó, acariciando su barriguita.
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De repente, fue interrumpida por una fuerte voz masculina desde atrás. “¿Quieres casarte conmigo?”, preguntó. “Te prometo que seremos felices por siempre”.
Betty se secó los ojos mientras se daba la vuelta. Pensó que lo había imaginado, pero cuando vio al hombre que le pedía su mano en matrimonio, el corazón comenzó a latir aceleradamente.
“¿Es esto un sueño?”, exclamó, poniéndose de pie de un salto. “¡Simón! ¡Te he extrañado tanto! ¿Eres tú realmente? Te he extrañado tanto... ¡Sabía que volverías!”, gritó cuando él la abrazó.
“Lamento haber tardado tanto en regresar, Betty, pero te prometí que lo haría y nunca rompería mi promesa... Fui a casa y me di cuenta de que no estabas allí, así que pensé que te encontraría aquí”.
Simón le explicó que había resultado gravemente herido y que fue cautivo como prisionero de guerra. Sin embargo, logró huir y regresar a su tierra natal. También había sacado a un par de sus camaradas de la peligrosa situación, y todos estaban a salvo.
“Te he extrañado mucho”, dijo Betty sollozando. “¡No te dejaré ir a ningún lado! ¡De ahora en adelante te quedarás conmigo! ¿Entiendes?”.
Con lágrimas en los ojos, Simón la abrazó aún más. “Lo prometo. Estaré ahí para ti y nuestra hija. Lo prometo. Estoy tan feliz de volver a verte…”.
Unas semanas más tarde, Betty dio la bienvenida a una hermosa niña, a quien llamaron Ángela. Fue uno de los mejores momentos para ellos, y unos meses después, celebraron su boda y compartieron promesas de amor y fidelidad.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- La esperanza es una fuerza que ayuda a sobrevivir. Betty visitaba el cementerio todas las semanas, pero en su corazón esperaba que su prometido regresara con vida y esa esperanza le dio el valor para seguir adelante.
- La vida es muy dura, pero también está llena de maravillosas sorpresas. Tras meses de la desaparición de su novio en combate y mientras esperaba el nacimiento de su primera hija, Betty escuchó su voz y supo que había logrado sobrevivir y volver a casa a tiempo.
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