Pasajeros de 1° clase se burlan de anciana en el crucero: al final del viaje el capitán se dirige a ella - Historia del día
Dos pasajeras de primera clase se burlaron de una mujer mayor por su aspecto y se escandalizaron cuando el capitán del barco se dirigió a ella al final del viaje.
Adela, de 73 años, estaba sola. Muy sola. Después de que su marido Víctor falleciera hace 25 años, cuando su hijo Lucas tenía 13. A Adela le costó asimilar la pérdida de su esposo. Él era marinero, y ella tuvo que convertirse en madre y padre del joven Lucas tras su muerte.
Adela ya tenía suficientes preocupaciones, considerando que ser una madre soltera no era fácil, cuando Lucas le dijo que seguiría los pasos de Víctor y sería marinero.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
El corazón de Adela latió más fuerte de solo pensarlo, ya que Lucas era lo único que le quedaba en la vida tras perder a Víctor en un accidente en alta mar. A pesar de esto, ella sabía que no podía permitirse destruir los sueños de su hijo, así que finalmente le dio su bendición.
A los 38 años, Lucas la enorgullecía como capitán de una línea de cruceros. La instó en múltiples ocasiones a que le acompañara en un viaje, pero Adela siguió posponiéndolo debido a que sufría de mareos, que desarrolló tras la trágica muerte de Víctor. Nunca accedió a la petición de Lucas hasta que un día algo cambió.
"Señora", le dijo su médico. "Un año es todo lo que tiene. Le sugerimos que se lo cuente a su hijo".
A Adela le diagnosticaron cáncer y no tenía mucho tiempo. Lloraba sin cesar cuando llegó a casa del médico, y el único pensamiento que le venía a la cabeza era Lucas.
Quería cumplir su petición de viajar en su barco una vez, así que esa noche le dejó un mensaje: "¡Hola cariño! Soy mamá. Espero que te vaya muy bien. ¡Estaba pensando en hacer un viaje contigo en tu barco! Avísame cuando estés libre". Adela también le reveló su diagnóstico de cáncer y le dijo que solo le quedaba un año de vida.
Muy pronto, Lucas le envió billetes de primera clase y escribió: "Me encantaría tenerte a bordo, mamá. ¡Hagamos todo juntos mientras podamos! ¡Gracias por hacer realidad mi sueño! ¡Estoy deseando que llegue el momento! Te quiero".
La mujer se alegró de poder cumplir el sueño de su hijo antes de que aquella terrible enfermedad se la llevara de este mundo. Pero le rompía el corazón pensar que su hijo la vería cansada y enferma por su condición.
Cuando llegó el gran día, Adela subió por fin al barco, tras armarse de valor. Pero muy pronto, el mareo empezó a hacer acto de presencia. Había tomado algunas pastillas para controlarlo, pero no funcionaron.
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La mujer hizo varios viajes al baño y casi colapsó junto a la piscina, sujetándose el estómago. Al ver su estado, dos mujeres empezaron a burlarse de ella.
"¿Desde cuándo permitimos la entrada de ancianos enfermos en el barco?", dijo una de las damas. "Creía que los cruceros eran para que los disfrutasen los jóvenes y ricos como nosotros". Quizá haya gastado todos los ahorros de su vida para ver el mar antes de morirse".
La otra mujer se rio. "¡Definitivamente es así! ¿De qué otra forma podría estar aquí una frágil anciana?".
Adela las miró pero no dijo nada. Bajó la mirada y se quedó contemplando su regazo, pensando en Lucas. Que su hijo estuviera cerca, le daba fuerzas para pensar que estaría bien. Pero la cosa era que no se encontraba bien. Sintió que algo le subía a la garganta de nuevo, y tuvo que ir corriendo al baño una vez más.
Al salir, oyó a las dos mujeres reírse y se le llenaron los ojos de lágrimas, pero no pudo hacer nada al respecto.
A partir de ese día, durante todo el viaje, cada vez que las dos mujeres veían a Adela, se miraban y decían algo sobre ella. Adela se sentía fatal, pero no quería arruinar su estado de ánimo, por lo que las ignoraba. Al fin y al cabo, era la primera y última vez que iba a estar en un crucero con su hijo.
En su último día en el barco, las dos mujeres estaban a punto de aprovechar su oportunidad para humillar de nuevo a la pobre mujer. Pero justo cuando se disponían a acercarse a ella, la voz del capitán a través del intercomunicador las detuvo.
"Hola a todos", comenzó el capitán.
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"Ahora que nos acercamos al final de nuestro viaje, me gustaría expresar mi más sincera gratitud a todos los que han formado parte de él. Este viaje es más significativo para mí debido a una persona en particular a bordo. Mi querida madre, Adela, está con nosotros en este transatlántico."
"Tras la trágica muerte de mi padre, mi madre lo dejó todo por mí, para que pudiera convertirme en marinero. Y ahora que me encuentro al timón de este hermoso barco, le estoy agradecido. Todo esto es gracias a ella."
"Desgraciadamente, mi madre se ha enterado recientemente de que está enferma", la voz de Lucas empezó a temblar. "Sin embargo, mamá, te prometo que durante este año que te han dado los médicos, haré todo lo que esté en mi mano para que tu vida sea lo más feliz posible. ¡Estaré a tu lado hasta el último segundo! ¡Es una promesa! Te quiero".
Lucas se acercó a su madre unos minutos después, le dio un ramo de flores y la abrazó. "¡Te quiero, mamá! Te quiero mucho".
En ese momento, Adela estaba llorando, al igual que los demás que la rodeaban, excepto las dos rudas mujeres que no podían creer que los cálidos comentarios del capitán fueran dirigidos a Adela.
Todos aplaudieron el emotivo momento mientras las dos mujeres agachaban la cabeza avergonzadas. Se arrepintieron de haberse metido con una anciana enferma.
Después de este incidente, Lucas llevó a Adela a varios cruceros. No fue el último, al contrario de lo que pensaba Adela. Sorprendentemente, su cáncer remitió y los mareos no la molestaron tanto. Además, en contra de todos los pronósticos, Adela vivió otros seis felices años y murió tranquilamente mientras dormía.
Un año después, Lucas se casó y tuvo una hija, a la que puso el nombre de su madre.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Cuida a tus padres como ellos lo hicieron contigo: Adela dedicó su vida a Lucas. Por eso, cuando le tocó a Lucas cuidar de Adela, no lo pensó dos veces.
- La vida es demasiado corta para dejar de disfrutarla por culpa de tus miedos: Adela quería estar en los viajes marítimos de Lucas, pero seguía posponiéndolo por sus miedos. Después de su diagnóstico, se dio cuenta de que no tenía mucho tiempo y dejó atrás sus temores.
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