Niño compra cena para los policías: al otro día dos patrullas se detienen en la casa de su madre - Historia del día
Un niño ve a dos policías solitarios y gasta el dinero que había ahorrado para el regalo de cumpleaños de su madre para animarlos. Al día siguiente, dos patrullas se detienen en su casa.
Daniel echaba de menos a su padre. El agente Frank Herrera había fallecido en acto de servicio seis meses antes, y no pasaba un día sin que el chico pensara en él.
Tras la muerte de Frank, la madre de Daniel, Amanda, se mudó con su hijo a Miami, lejos de los recuerdos desgarradores de su esposo. Entonces, ¿por qué el corazón de Daniel se agitaba cada vez que veía a un agente de policía?
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Daniel estaba en el centro comercial, buscando un obsequio para su madre. Iba a ser un día difícil, el primer cumpleaños de Amanda sin Frank, así que Daniel quería regalarle algo especial.
Había ahorrado bastante y buscaba algo que su padre hubiera querido comprar. Al entrar, Daniel se fijó en un coche de policía estacionado frente a la entrada lateral del centro comercial, y dentro había dos agentes. Pasó por delante y los saludó.
"Hola", sonrió. "¿Están de guardia?".
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El policía mayor sonrió. "¡Hola, chico! En realidad no. Nos han pedido que vigilemos a una persona importante que anda por aquí, ¡pero ahora estamos atrapados!".
"Sí", suspiró el policía más joven. "Los oficiales les tocaba hacerse cargo de vigilar a esta persona se complicaron con otro caso. No hay almuerzo para nosotros".
"Qué pena", dijo Daniel con simpatía. Saludó a los agentes y entró en el interior del centro comercial con aire acondicionado. “¡Pobres! ¡Hambrientos y pasando calor en su coche patrulla!”, pensó.
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Fue entonces cuando tuvo una idea que sabía que estaba inspirada en su padre. Se dirigió a una establecimiento de comida y pidió una pizza grande doble de pepperoni y queso y un par de refrescos.
Daniel salió y llevó la pizza y las bebidas a la patrulla. "Oye", dijo. "Quiero que tomen esto".
"¡No te hubieras molestado!", dijo uno de los oficiales.
"No es molestia", respondió Daniel. "Mi padre era policía. Supongo que quiero hacer algo bueno por sus compañeros".
"¿Dónde está tu padre?", preguntó el policía más joven.
"Murió hace seis meses. Vivíamos en California, pero mi madre quería que tuviéramos un nuevo comienzo. Le echo de menos, ¿sabes?".
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El oficial mayor dijo: "Lo imagino. ¿Murió en acto de servicio?".
"Sí", contestó Daniel. "Dijeron que era un héroe, y nos dieron una medalla y todo... Pero aún lo extraño. Ojalá no hubiera sido un héroe. Necesito un padre más que un héroe".
"Sé lo que quieres decir", dijo el policía más joven. "¿Cómo te llamas?".
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"Daniel Herrera. Se supone que tengo que comprarle a mi madre un regalo de cumpleaños para mañana. Ella no quiere celebrarlo, ni hacer un pastel. Está muy triste".
"Fuerza, chico", dijo el oficial mayor. "El dolor se va haciendo más manejable".
“Mamá dijo que sería mejor en Miami, pero todo es soledad. En fin... ¡Nos vemos!". Daniel volvió a entrar en el centro comercial para buscar una tarjeta para su madre.
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Después de lo que gastó en la pizza, no tenía suficiente dinero para comprar otro obsequio. Encontró una tarjeta de cumpleaños que pensó le gustaría a su mami y se dirigió a casa.
Cuando Daniel llegó de la escuela la tarde siguiente, ¡había dos patrullas de policía estacionadas frente a su puerta! Inmediatamente, pensó que algo iba mal y entró corriendo en la casa gritando: "¡Mamá!".
Su madre salía de la cocina, sonrojada y con aspecto de estar nerviosa. Alguien había colocado una gran pancarta de "Feliz Cumpleaños" en el salón, y de la cocina salían olores maravillosos.
"¿Mamá?", preguntó Daniel. "¿Qué está pasando?".
Fue entonces cuando entró el policía mayor que Daniel había conocido fuera del centro comercial, llevando un gran pastel de cumpleaños. "¡Hola, Daniel!", dijo el agente, sonriendo. "¡Llegas justo a tiempo!".
"Este es el comité de bienvenida", dijo el oficial mayor. "¡Nos hemos enterado de que la familia de un compañero se ha mudado a nuestra ciudad, y queríamos hacerles sentir bienvenidos!".
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Fue entonces cuando Daniel vio un montón de regalos en el sofá. "¿Qué es esto?", preguntó.
La madre de Daniel dijo: "¡De alguna manera se han enterado de que era mi cumpleaños! Qué bonito, ¿no? Todos me han traído regalos".
El oficial le guiñó un ojo a Daniel. "¡Señora, estamos aquí para proteger y servir!".
La velada que podría haber sido triste y solitaria resultó ser muy divertida para Daniel y Amanda. Los cuatro policías sirvieron una cena increíble, cantaron el "Cumpleaños Feliz" e incluso lavaron los platos antes de irse
También les dieron a Amanda y a Daniel una invitación para el pícnic de la policía. "Daniel", dijo Amanda. "Por primera vez, siento que no estamos solos. Vamos a estar bien".
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Un acto de bondad puede cambiar tu vida: Cuando Daniel se solidarizó con los policías, abrió la puerta a una amistad que les ayudaría a él y a su madre a integrarse en la comunidad.
- El primer deber de la policía es proteger y servir: Cuando los agentes se enteraron de lo que estaban pasando Daniel y su madre, elaboraron un plan para hacerles sentir bienvenidos.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.