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Una niña consolando a un niño | Foto. Shutterstock
Una niña consolando a un niño | Foto. Shutterstock

Niña pobre consuela a niño rico cuyo padre está en coma: 19 años después ella acude a él en busca de ayuda - Historia del día

Una niña pobre que había consolado a un niño rico cuando su padre estaba en coma llegó a su puerta 19 años después suplicando ayuda. Estaba segura de que él no la rechazaría, pero no se imaginaba lo que sucedería luego.

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“¿Dónde está la niña, mamá?”, preguntó nerviosa Lisa, la madre de Simón. “Llegaremos tarde para el vuelo... ¿Llegará pronto?”.

Lisa estaba inquieta. Había ido a buscar a su hijo de 8 años en casa de su madre, y no tenía tiempo que perder. Mientras tanto, Simón estaba en el umbral de la puerta con un nudo en la garganta, sosteniendo una rosa que quería regalarle a su mejor amiga.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

“¿Dónde estás? ¿Por qué no has llegado todavía? Me iré y no estoy seguro de si nos encontraremos de nuevo”, murmuró él, mirando la puerta. Inmediatamente, comenzó a llorar después de ver la figura de una niña acercándose a él.

“Lisa, esta es la niña”, dijo la abuela de Simón, señalando a Alicia, una niña humilde de 7 años que se había vestido con sus mejores galas para despedirse de su mejor amigo.

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“Ay, cariño, muchas gracias por toda tu ayuda”, le dijo la madre del chico a la niña. “Puedes acudir a nosotros en cualquier momento que necesites nuestra ayuda. Haremos cualquier cosa para ayudarte, ¿de acuerdo?”.

Alicia se despidió entre lágrimas cuando Simón le entregó la flor y subió al taxi. Ella estaba recordando el giro de los acontecimientos que los había unido.

Dos meses antes, Alicia había encontrado a Simón solo afuera de la casa de su abuela. Ella se había dado cuenta de que era nuevo en el vecindario y estaba intrigada por su extraño silencio y comportamiento.

Desde que el niño llegó a casa de su abuela, nunca jugaba con nadie y no había hablado una palabra con nadie, ni siquiera con su abuela.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

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Pero él no era así antes, no hasta que una desafortunada tragedia envió a su amado padre a la unidad de cuidados intensivos hacía poco tiempo.

Los padres de Simón, Jacobo y Lisa, conducían a casa después de las celebraciones del 15º aniversario de su bufete de abogados cuando chocaron contra un camión.

Aunque su madre solo había sufrido heridas leves, el destino tenía otros planes para su esposo. Había caído en coma y los médicos no tenían una buena predicción para él.

“Han pasado dos meses y su esposo no ha mostrado ningún progreso”, dijo el médico. “Hemos hecho nuestro mejor esfuerzo y solo el tiempo dirá si podrá recuperarse. Pero, por favor, no pierdan la esperanza...”.

El pronóstico del médico no le pareció agradable a Lisa. Estaba desconsolada y temía traumatizar a su hijo, que acababa de recuperarse de una cirugía cardíaca. Así que ella envió a Simón a la casa de su madre en otro estado, hasta que la salud de Jacobo mejorara.

El niño estaba al tanto de la condición de su padre, y eso había tenido un efecto adverso sobre él. Había dejado de sonreír y se negaba a hablar con nadie. Nunca reaccionaba a nada y se había alejado de todos, hasta que un día conoció a Alicia.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

“Oye, ¿por qué estás triste?”, escuchó la dulce voz de una niña desde atrás. La pequeña estaba acariciando suavemente su hombro. “No llores”, dijo ella, limpiándole las lágrimas.

“Mi papá está en el hospital. Lo extraño y quiero verlo”, dijo Simón. La abuela del chico, que estaba mirando desde su puerta, se sorprendió al verlo hablar.

“No te preocupes. Tu papá estará bien”, le dijo Alicia mientras lo abrazaba. “Verte llorar me hace llorar a mí también. Por favor, no llores. Estoy aquí para ti”.

“¿Simón? ¿Acabas de hablar con ella? Ay, mi pequeño, no puedo creerlo... hablaste... ¡Hablaste, cariño!”, exclamó la mujer mayor.

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El chico poco a poco fue albergando un vínculo especial con la niña pobre. Amaba su compañía, y los dos se hicieron grandes amigos en muy poco tiempo.

Un día, su abuela decidió averiguar qué lo había hecho, encariñarse tanto con la pequeña y le preguntó con franqueza a su nieto.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“Es huérfana... perdió a sus padres en un accidente automovilístico y vive con su tía”, reveló Simón, con lágrimas en los ojos. “Tengo a mis padres, pero, aun así, estoy triste. Mírala... los perdió a los dos y todavía se mantiene fuerte”.

A su abuela se le llenaron los ojos de lágrimas. En el fondo, esperaba que su amistad continuara durante años, pero Lisa llegó al día siguiente para llevárselo.

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“¡Hola, mamá! ¡Simón, mi amor!”, dijo Lisa saludándolos. “¡Jacobo ha recuperado la conciencia! Ya está en casa. Vine a llevarme a mi hijo para que lo vea”.

La noticia conmovió al niño hasta las lágrimas. Estaba encantado de poder reunirse con su padre, pero al mismo tiempo, su felicidad se desvaneció al darse cuenta de que se separaría de su mejor amiga, Alicia. Ese día se despidió de ella entregándole la rosa.

“Simón, despierta... hemos aterrizado”. El chico escuchó la débil voz de su madre llamándolo, llevándolo al presente. “Date prisa, toma tu bolso”.

Tras bajarse del avión, el niño vio a su padre y se apresuró a abrazarlo. Nunca había creído en los milagros, pero ver a su papá muy vivo y activo le hizo reconocer que cosas así podían ocurrir.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

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Sin embargo, no estaba completamente feliz porque extrañaba a Alicia. No podía simplemente deshacerse de sus pensamientos sobre ella y deseaba volver a verla.

Las oraciones de Simón fueron respondidas 19 años después. Él estaba regresando a casa del bufete de abogados de su padre después de un ajetreado día de trabajo cuando se encontró con una cara familiar en la puerta de su casa.

Era una mujer vestida con harapos y ahogándose en lágrimas. “¿Alicia?”, gritó. “¿Q-Qué te pasó?”.

Simón no tardó en reconocerla, pero no se alegró de verla vestida con harapos y con aspecto impotente.

Alicia casi no podía hablar. “Nunca imaginé que vendría a pedirte ayuda... pero no se trata de mí... se trata de mi hijo... ¿Puedes ayudarme?”.

Simón la calmó y la llevó adentro. “Por favor, ponte cómoda. Siéntate... Ahora, dime... ¿Qué te pasó?”.

Alicia contó su trágico pasado con su exesposo. Él la había estafado, le había quitado la pequeña casa que le habían dejado sus padres y el dinero que tanto trabajo le había costado reunir. Además, la echó de su vivienda.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

“No me importa el dinero. William se llevó a mi hija y la quiero de vuelta. Necesito un buen abogado para pelear con él en la corte, pero no puedo pagar uno. Acudí a ti para pedirte ayuda económica para presentar una apelación y recuperar a mi hija”, dijo Alicia llorando.

Conmovido por la historia de Alicia, Simón la consoló y le dijo que se quedara en su casa todo el tiempo que quisiera. Para mejorar las cosas para ella, decidió ser su abogado y ayudarla a recuperar a su hija.

“Seré tu abogado. Prometo recuperar a tu hija, Alicia. Estaré eternamente agradecido por tu ayuda y tu amistad. Lo haré gratis, no te preocupes”.

Simón desafió al exesposo de su amiga en la corte y ganó después de una larga disputa legal. Recuperó la casa y el dinero de Alicia y agregó más matices de alegría a su vida al unir a su hija con ella.

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La madre decidió mudarse fuera del estado con su pequeña, pero en realidad no quería hacer eso. Poco después, ella y su hija fueron al aeropuerto para tomar su vuelo.

Cuando se encontraban paradas en la fila para abordar su vuelo, la mujer se sentía con el corazón apesadumbrado. De repente recibió una llamada de Simón.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Las lágrimas brotaron de sus ojos cuando lo escuchó decir: “Alicia, por favor, no me dejes. Vuelve. Te amo. Prometo ser un buen padre para tu hija. Por favor, regresa”.

La madre no tardó mucho en agarrar a su hija y salir de la fila. Entonces se apresuró a salir del aeropuerto. Cuando iba saliendo se encontró a Simón en la entrada.

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Estaba extendiendo los brazos hacia ella. Lágrimas de alegría inundaron sus ojos cuando lo abrazó y sintió que su corazón se llenaba de felicidad.

¡Simón cargó a su hija y se alejó con Alicia del lugar, desapareciendo en la luz del día hacia su nueva vida!

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Una buena acción realizada hoy traerá ayuda cuando más la necesites mañana. Alicia consoló a Simón y lo motivó a sonreír y hablar cuando estaba desconsolado. Diecinueve años después, él le devolvió el favor, enfrentándose a su exesposo en la corte y recuperando su casa y a su hija.
  • La vida es una aventura solo si aprendes a aceptar y enfrentar los desafíos. Alicia había perdido a sus padres en un accidente automovilístico, y cuando se enteró de la historia de Simón, lo animó a mantenerse fuerte. Años más tarde, cuando ella estaba pasando por momentos difíciles, Simón la ayudó y le aseguró una vida feliz. Lucharon contra sus desafíos y finalmente se unieron en la vida.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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