Niño va de puerta en puerta mendigando para comprar comida para su madre enferma: una mujer lo sigue - Historia del día
Todos evitan al niño pequeño que pide dinero, excepto una mujer que accede a ayudarlo. Sin embargo, ella sospecha que hay más en su historia y decide seguirlo, solo para descubrir una triste realidad.
Aiden, de 10 años, estaba de pie junto a la acera, estudiando las casas del vecindario. Había pasado la última semana observando las casas cuidadosamente y aprendiendo los nombres de sus residentes para que nadie sospechara que no pertenecía a la zona.
Cuando estuvo seguro de recordar sus nombres, fue a la primera puerta y llamó. Una mujer mayor de apellido Méndez abrió la puerta.
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“Hola, señora Méndez”, dijo el niño. “Mi nombre es Aiden. Vivo a un par de casas de distancia. Mi mamá está enferma y quiero comprarle comida. Somos muy pobres. ¿Puede ayudarme con algo de dinero, por favor?”.
La mujer lo miró de pies a cabeza y frunció el ceño. “¿Y crees que soy tonta? ¡Sé muy bien lo que los niños como tú hacen con el dinero en estos días! ¡Vayan a un comedor de beneficencia o algo así! ¡No hago caridad, muchacho!”, espetó y cerró la puerta en su cara.
El niño no esperaba eso. Con su investigación de una semana, sintió que conocía bien a los residentes y podía convencerlos de que le dieran dinero, pero parecía que no iba a ser tan fácil.
Aiden no se desanimó y llamó a la segunda puerta. “¿Puedo darme algo de dinero, señora? ¡Mi mamá está muy enferma! Necesito conseguirle comida”, suplicó con tristeza.
La mujer que abrió la puerta lo miró preocupada. “Oh, ¿No será mejor llamar a una ambulancia? ¿Quieres que te acompañe?”.
“No es necesario”, vaciló Aiden. “Está bien. ¡Acabo de recordar que tengo que ir a otro lado!”, improvisó y salió corriendo. Podía escuchar a la mujer gritar detrás de él, pero desapareció de su vista sin recibir nada.
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Todo el día, Aiden fue de puerta en puerta pidiendo dinero, pero lamentablemente nadie lo ayudó. Algunos le cerraron la puerta en la cara, mientras que otros sugirieron llamar a una ambulancia o amenazaron con comunicarse con Servicios Sociales para asegurarse de que lo estuvieran cuidando.
El pequeño huía en esos momentos. Aunque en realidad necesitaba el dinero, no estaba diciendo toda la verdad.
Un par de días después, Aiden regresó al vecindario y vio que una nueva pareja se había mudado a lo que solía ser una casa vacía. Decidió probar suerte y llamó a la puerta, y una mujer joven abrió.
“¿Hola, cómo puedo ayudarte?”, le preguntó con la sonrisa más brillante.
“Hola, soy Aiden. Mi mamá está enferma y necesito dinero para su comida. ¿Puedes ayudarme con algo?”.
La mujer se arrodilló para mirarlo y sonrió. "Soy Laura. Solo espera aquí. Te conseguiré algo de dinero y comida, ¿de acuerdo?”.
Aiden asintió y sonrió cuando Laura entró. Regresó con dos enormes bolsas de comestibles y un billete de $100. “Espero que esto ayude a tu madre”, dijo, y la felicidad de Aiden no conoció límites.
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“¡Gracias, eres muy amable!”, exclamó felizmente mientras colgaba las dos bolsas sobre su hombro y salía corriendo.
Laura se despidió de él, pero algo en su interior le dijo que Aiden estaba escondiendo algo. También estaba preocupada por el bienestar del niño, así que tomó las llaves de su auto y decidió ir tras él para saber más sobre su historia.
Mientras Laura seguía en secreto a Aiden en su automóvil, notó que se detuvo en una tienda cercana para comprar más comestibles con el dinero que ella le había dado, y luego se dirigió a las afueras de la ciudad a través del atajo.
Se sintió muy mal al verlo caminando en esa calurosa tarde, pero necesitaba saber qué estaba pasando, por lo que continuó siguiéndolo discretamente. Pronto, se dio cuenta de que se dirigían a un área sin casas, y luego el niño desapareció debajo de un puente.
Laura se detuvo y caminó hacia el puente, segura de que había perdido a Aiden, pero luego lo vio y se quedó helada. Aiden vivía con una niña en una tienda de campaña debajo del puente.
“¿Aiden?”, preguntó Laura, acercándose a ellos. “¿Qué haces aquí? ¿Dónde está tu mamá? ¿Por qué mentiste, cariño?”.
El niño se asustó mucho y abrazó a la pequeña. “¡Aléjate de nosotros! ¡No nos llevarás a ningún lado! ¡Mi hermana no irá con nadie!”.
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“¡No te llevaré a ningún lado!”, explicó Laura suavemente. “Solo quiero asegurarme de que ustedes estén a salvo. ¿Viven solos aquí? ¿Por qué?”.
“¡Porque papá nunca vino por nosotros!”, gritó Aiden. “No sabemos donde está…”.
Los padres de los niños estaban separados cuando su madre falleció. Su padre había prometido buscarlos, pero nunca apareció. Aiden temía que la policía y Servicios Sociales intervinieran y lo separaran de Beth, su hermanita de 5 años, por lo que huyeron de su casa y desde entonces vivían debajo del puente.
“Papá prometió llevarnos con él cuando mamá murió, pero no lo hizo. ¡No quería dejar sola a Beth! ¡Tengo suficiente comida para nosotros! ¡Ahora no tendremos hambre!”.
Después de escuchar la historia de Aiden, Laura se sintió muy mal. Convenció a los niños de que no se separarían y se los llevó a casa.
Más tarde esa noche, Laura habló con su esposo Andrés al respecto y ella insistió en que adoptaran a los niños.
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“Hemos estado considerando la adopción, y siento una conexión con estos niños. ¿Podemos acogerlos? Tal vez esta es una señal de que es hora de formar una familia”.
Después de mucha deliberación, Andrés estuvo de acuerdo, pero decidieron llamar a la policía a primera hora de la mañana siguiente y reportar el caso. Laura les aseguró a los niños que no había nada de que preocuparse y que iban a tener un nuevo hogar.
“Hablaremos con su papá y trataremos de convencerlo de que serán felices aquí. Hasta entonces, podemos ser sus padres adoptivos. ¿Les gustaría quedarse con nosotros?”.
Los encantadores ojos azules y la cálida sonrisa de Laura capturaron el corazón de Beth, y ella le devolvió la sonrisa. “¡Eres como mi mami! ¡Mami nos quería mucho! ¡Te quiero!”, dijo y le dio un abrazo.
“¡Oh, los quiero a los dos!”, afirmó Laura con lágrimas en sus ojos. “Ven aquí, Aiden”.
Mientras abrazaba a los dos niños, Laura agradeció infinitamente por tener la oportunidad de convertirse en madre.
Eventualmente, todo se solucionó. Después de cuidarlos durante meses, a Laura y Andrés se les otorgó la custodia de los niños. Y más adelante se convirtieron en sus padres oficiales y en la familia amorosa que esos pequeños necesitaban.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- La adopción es una hermosa manera de formar familias llenas de amor. Mientras que el padre biológico de Aiden y Beth los abandonó después de la muerte de su esposa, Laura y Andrés les abrieron las puertas de su hogar y sus corazones, y juntos formaron una linda familia.
- Si ves a un niño solo, no dudes en ayudarlo y verificar que todo esté bien. Laura estaba preocupada de que Aiden escondiera algo y quería asegurarse de que estaba a salvo, así que lo siguió. Gracias a su preocupación, él y su hermana fueron sacados de una vida miserable.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.