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Niño fuera de escuela | Foto: Shutterstock
Niño fuera de escuela | Foto: Shutterstock

Cada día niño se escapa de clases y vuelve a casa llorando hasta que su madre irrumpe en la escuela - Historia del día

Mayra Pérez
16 sept 2022
18:00

Sandra recibió una llamada de la escuela y le dijeron que su hijo se escapaba de clase todos los días. Ella le pidió una explicación, y furiosa acudió a la institución, lista para defenderlo.

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Una vez más, Sandra estaba fuera de la habitación de su hijo, sintiéndose completamente impotente. Durante varios días, había visto a Larry regresar a casa de la escuela llorando y no tenía idea de qué hacer.

Su esposo le había dicho que lo dejara en paz y que esperara a que él acudiera a ella. Pero como madre, eso era casi imposible.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Quería llamar a su puerta y calmarlo, preguntarle qué le pasaba. ¿Lo estaban molestando? ¿Quién lo hacía llorar así?

Sandra quería solucionar todos sus problemas, pero pensaba que él tenía que aprender a lidiar con esas situaciones por su cuenta, como parte de su crecimiento.

Se alejó de la puerta y fue a la sala de estar, mirando a su alrededor y suspirando profundamente. Puso sus manos en los bolsillos traseros de sus jeans y trató de calmarse. ¿Debería cocinar sus nuggets y papas fritas favoritas para animarlo, o debería pedir una pizza de pepperoni?

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Su mente veía los peores escenarios y no lograba tranquilizarse. Repentinamente, una llamada en su teléfono fijo la distrajo de esos pensamientos.

“Señora Murillo, necesito hablar con usted sobre algo importante…”. Era la directora de la escuela, y ella reveló que Larry había estado escapando de clases en la última semana. Esperaba hasta la última campana, subía al autobús y se iba a su casa.

Varios profesores notaron sus ausencias, y la directora se había encargado de investigarlo. También revisó algunas cámaras de seguridad y confirmó lo que estaba pasando.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

“Eso no puede ser cierto. Larry se porta tan bien”, respondió Sandra. Desafortunadamente, no se sorprendió porque su hijo había estado llorando después de la escuela. Algo estaba pasando. “No se preocupe, señora García. Haré algo al respecto”.

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Colgó la llamada, volvió a suspirar y se pasó una mano por la frente. Finalmente, se levantó del sofá y caminó directamente a la habitación de su hijo. Esta vez ella tenía que intervenir.

No estaba bien que él faltara a la escuela todos los días. Algo muy malo debía estar ocurriendo y no podía esperar a que él pidiera ayuda espontáneamente.

“Larry”, dijo al entrar en su habitación. Su hijo estaba acurrucado en su cama y su corazón se rompió. Se sentó a su lado y pudo sentir que estaba sufriendo. Su chico usualmente era feliz.

“Llamó la directora. Dijo que habías estado escapando de tus clases y escondiéndote hasta la hora de irte a casa, ¿es cierto?”.

Larry sollozó, se limpió la nariz con las sábanas y se levantó un poco. Finalmente asintió y miró hacia abajo. Sandra supo que no era el momento de regañarlo. El niño necesitaba que le abriera el corazón para que confiara en ella.

“Por favor, solo dime qué está pasando. Tú no eres así. Siempre te ha encantado ir a la escuela”, le dijo acariciando la parte posterior de su cabeza.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Los ojos aún húmedos de su hijo conectaron con los de ella, y él se derrumbó de nuevo, abrazándola con fuerza por la cintura.

“¡Mami! Mi profesor de matemáticas, el señor Wilson, se burla de mí todo el tiempo porque no entiendo las cosas tan rápido como los demás. Es muy malo y todos se ríen. Algunos niños me llaman estúpido”, reveló Larry, mientras sollozaba en el regazo de su madre.

Continuó detallando cómo su maestro lo insultaba y se burlaba de él. Sandra lo escuchó atentamente, pero una ola de furia la invadía por dentro y solo se esforzaba por contener su ira.

Su hijo tenía solo diez años y un maestro adulto pensaba que era apropiado burlarse de él. “¡Oh, no!, esto termina en este momento”, pensó para sí misma.

Aunque trató de mantener la calma y consolar a Larry, las entrañas de Sandra ardían de rabia y su naturaleza protectora estaba a punto de estallar. ¡Esto no podía estar pasándole a su hijo!

Cuando Larry dejó de llorar, ella le contó sus planes para la cena y él se animó un poco. También dijo que podían ver una película en familia, lo que generalmente no estaba permitido en las noches de escuela, y él sonrió feliz.

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“¿Crees que es divertido que un maestro se burle en clases de un niño pequeño? ¿Es eso lo que aprendiste en la universidad? ‘¡Cómo burlarse de los niños que no aprenden las lecciones rápidamente!’”, gritó Sandra, irrumpiendo en la oficina del señor Wilson al día siguiente.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Lo cierto es que había tenido fantasías donde irrumpía a la oficina del hombre rompiendo la puerta, y lo levantaba con un brazo del cuello de su camisa. Así de intensa era su furia. Pero hizo un esfuerzo por trasmitir su indignación solo verbalmente.

Por la manera en que él la miró, estaba claro que sabía quién era ella, así que Sandra se cruzó de brazos y continuó con su diatriba.

“¡Veo que sabe exactamente quien soy! ¡Larry es mi hijo, y esta situación se termina hoy! Se ha estado burlando de él todos los días, y ha tenido tanto miedo que ha faltado a clases y llega a casa llorando”.

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“Quiero que usted se disculpe con él en el aula y cambié su comportamiento de inmediato o de lo contrario, ¡iré a la junta escolar y haré que lo despidan!”, gritó indignada.

El escándalo llamó la atención de la directora, quien entró a la oficina del maestro e hizo todo lo posible para calmar la situación. Sandra le repitió lo que le había dicho su hijo, esta vez más calmada y con un tono de voz más bajo.

La directora estaba sorprendida y exigió una explicación del señor Wilson. El maestro balbuceó una justificación absurda. Dijo que creía que los niños aprendían mejor cuando se les hablaba con dureza.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“Ese es un pensamiento de la vieja escuela, ¡y no permitiré que un adulto intimide a mi hijo!”, exclamó Sandra; su ira regresó con toda su fuerza.

En ese momento, la directora sugirió que todos tomaran un respiro antes de que la discusión se volviera improductiva. Sandra exigió una sanción para el señor Wilson y una disculpa para su hijo, o acudiría a la junta escolar para presentar una denuncia formal.

La directora prometió que tomaría acciones. El señor Wilson se negó a disculparse con el niño, por lo que fue despedido. Se contrató a un sustituto, e invitaron a Larry a regresar a clases.

La directora organizó talleres para maestros, e implementó una política de tolerancia cero para la intimidación de los alumnos.

“Nuestros estudiantes necesitan sentirse seguros. Esa es nuestra prioridad”, expresó la directora durante la reunión de la asociación de padres y maestros, y todos aplaudieron.

Otros padres se acercaron para agradecer a Sandra porque varios niños también estaban siendo intimidados en clase. Ella lamentaba no haber actuado antes para descubrir los problemas de su hijo, y se prometió nunca más volver a cometer ese error.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Los padres deben intervenir siempre que ven a sus hijos pequeños en problemas: Sandra quería esperar a que su hijo diera el primer paso y hablara con ella sobre sus problemas, pero se vio obligada a intervenir al recibir una llamada de la escuela. Fue la decisión correcta.
  • Los niños también pueden ser acosados por los docentes en sus escuelas, y la familia debe estar pendiente de las señales: Los niños son vulnerables, y aunque los docentes deberían saber como interactuar con ellos, no siempre lo hacen bien. Es importante observar e intervenir si el niño está sufriendo de acoso.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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