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Bebé en pañales. | Foto: Flickr.com/Sellers Patton (CC BY 2.0)
Bebé en pañales. | Foto: Flickr.com/Sellers Patton (CC BY 2.0)

Señora invita a su vecino viudo a casa para ayudarlo con el pañal de su hijo: no reconoce su hogar luego - Historia del día

Vanessa Guzmán
21 sept 2022
04:00

Una anciana viuda solitaria acude al rescate de un padre soltero desesperado con un recién nacido que llora. Más tarde, se sorprende cuando abre la puerta de su casa y ve los cambios dentro de su hogar.

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Margaret estaba tratando de escoger un lindo melón cuando escuchó llorar al bebé. Era el llanto fuerte y desconsolado de un recién nacido que estaba muy cerca.

Se dio la vuelta y detrás de ella había un joven viudo con su bebé empujando un carrito de compras lleno de víveres. Ellos se habían mudado recientemente a su vecindario. El hombre notó que Margaret lo miraba y se sonrojó. "Lo siento", dijo. "Tiene hambre."

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Pero la verdad era que el niño necesitaba que le cambiaran el pañal. El hombre miró impotente a su bebé lloroso y al carrito de la compra. "Lo llevaré a casa", suspiró, pero el bebé comenzó a llorar aún más fuerte.

"No", dijo Margaret sonriendo. "¡Está llorando porque hizo ‘número 2’, seguro!".

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"¡No!", contestó el papá. "¡Le cambié el pañal hace diez minutos!".

Margarita se rio. "¡Esa es la maravilla de los bebés!", ella sonrió. "¡Son el regalo que sigue dando! ¿No vives al lado mío? Te acabas de mudar, ¿verdad?".

El hombre saludó y miró impotente al bebé que lloraba y al carrito de compras. "Sí, lo llevaré a casa", suspiró. "¡Otro cambio de pañal podría matarme!".

Parecía tan agotado que la anciana dijo. "¡Yo lo haré!".

El hombre parecía asombrado y aliviado, casi como si acabara de ganar la lotería. "¿Lo harás? ¿Está segura?", preguntó sorprendido.

Margaret sonrió. "Tengo cuatro hijos y siete nietos. ¡Estoy segura!".

La mujer mayor se fue a casa con el hombre. La llevó a una bonita habitación donde rápidamente cambió el pañal del bebé. Tan pronto como se sintió limpio y seco, el chiquillo dejó de llorar. Miró a Margaret con sus enormes ojos color chocolate y le chupó los puños.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"¿No eres tú una belleza?", canturreó Margaret y lo abrazó. Le encantaba ese delicioso olor a bebé. "¡Oh, extraño esto!", susurró.

Margaret le entregó el bebé al padre que esperaba y comentó: "Usted y su esposa son muy afortunados ¡Es un bebé muy adorable!".

El hombre desvió la mirada rápidamente y Margaret lo vio parpadear para contener las lágrimas. "Mi esposa... falleció cuando nació nuestro hijo. Le dio un infarto", acotó.

"Lo siento mucho", dijo Margaret y colocó una mano gentil en el brazo de su hombre. "No es fácil. Lo sé, mi esposo falleció hace un año y todavía es difícil enfrentar el día".

El hombre precisó. "Soy Benjamín, por cierto", dijo. Palmeó el trasero del bebé. "Y este es Joel. ¿Qué tal si te preparo una taza de café?". Margaret y Benjamín se sentaron en la cocina y tomaron un capuchino mientras Joel dormía la siesta.

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"Entonces," dijo Benjamín. "Soy arquitecto, pero desde que murió Valeria he estado de baja. Tengo un gran proyecto, pero ahora está suspendido... No quiero dejar a Joel con alguien en quien no confío. Él es todo lo que quiero y tengo".

Margaret dijo: "Podrías dejarlo conmigo unas cuantas mañanas, a ver cómo va. ¡Me haría bien tener un bebé en la casa!".

El rostro de Benjamín se iluminó. "¡Eso sería genial!", expresó con entusiasmo. "¡Te pagaría por supuesto!".

"Por favor", dijo Margaret. "¡Será un placer!".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

A partir de ese momento, Benjamín comenzó a dejar al bebé en casa de su vecina. Las mañanas se convirtieron rápidamente en todo el día. "Margaret", dijo Benjamín con firmeza. "Debes dejar que te pague".

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Miró alrededor de la pulcra casita de Margaret. Las paredes necesitaban pintura y el piso ameritaba algunas reparaciones. “¡Puedes necesitar el dinero, lo sé!".

"Bueno", dijo Margaret. "Mis hijos y mis nietos están lejos. Cuando me traes a Joel todos los días, me haces sentir como si tuviera una familia. Por favor, no me quites eso".

Benjamín besó la mejilla de Margaret. "Está bien", dijo. "Entiendo, mi apreciada Margaret”. Pero inmediatamente comenzó a tramar un plan astuto.

Cuando Joel tenía casi un año, Benjamín anunció que se iba de vacaciones. "Toma", dijo, entregándole a Margaret un sobre. "¡Tú también te vas de vacaciones!".

"¿Yo voy?", preguntó Margaret, sorprendida. Abrió el sobre y encontró los vales para un billete de avión y una escapada de siete días a un spa de lujo fuera de la ciudad. "¡No puedo aceptar esto!".

"¡Sí, puedes!", sonrió Benjamín. "Gracias a ti, acabo de conseguir un proyecto multimillonario, así que vete y déjate mimar".

Margaret descubrió que le encantaba que la mimaran. Pasó un tiempo maravilloso en el spa e incluso hizo nuevos amigos, pero estaba deseando volver a casa y volver a ver a Joel y Benjamín.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

El taxi la dejó en su casa y Margaret deslizó las llaves de la casa en la cerradura. Cuando abrió la puerta y vio a su alrededor, exclamó: “¡Esta no es mi casa!".

Entonces una voz feliz gritó: "¡SORPRESA!".

Benjamín estaba de pie en la sala de estar con Joel en sus brazos y una gran sonrisa en su rostro. Margaret miró alrededor de la habitación, asombrada. Las paredes estaban pintadas del marfil más suave y el techo era de un melocotón pálido.

Las tablas del suelo eran de madera brillante color miel. Sus viejos sofás estaban cubiertos con un terciopelo color melocotón pálido y tenían cojines en tono marfil. Una hermosa lámpara de araña vintage colgaba de su techo.

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"¿Qué le has hecho a mi sala de estar?", preguntó.

"Traje a mi equipo y a mi decorador", explicó Benjamín. "Espera hasta que veas la cocina. Es mi favorita".

"¡Taaa!", gritó Joel y extendió sus brazos hacia Margaret. "Pero... pero... ¿POR QUÉ?", preguntó la mujer.

"Porque te lo mereces. Eres encantadora, cálida, generosa y amable. Este es un agradecimiento de parte de Joel y mío, ¡y espero que estés en nuestras vidas para siempre!", dijo Benjamín.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

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  • Todos estamos aquí para ayudarnos unos a otros: Acércate si ves que alguien tiene dificultades, porque la próxima persona con alguna necesidad podrías ser tú.
  • Una familia se construye sobre el amor y el cuidado: Benjamín y Joel no tenían familia y los hijos de Margaret estaban muy lejos, pero terminaron consolándose y apoyándose mutuamente.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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