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Habitación con una cama, un armario y una peinadora. | Foto: Shutterstock
Habitación con una cama, un armario y una peinadora. | Foto: Shutterstock

Mujer pobre cuida de su padre anciano hasta la muerte, hereda una pequeña habitación y descubre en ella una puerta trampa - Historia del día

Una mujer pobre que cuidó de su padre anciano en sus últimos días recibió solo una pequeña habitación de él tras su muerte. Su hermanastra y madrastra la ridiculizaban por eso, pero las dos mujeres malvadas pronto descubrieron que habían cometido un gran error.

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“Si te hubiera amado, nunca te habría dejado algo tan insignificante. Fuiste una tonta de cuidarlo en sus días finales”, dijo la madrastra.

“Sabía que cuidar a ese viejo no tenía sentido... ¡Aunque sí tenía un poco, si consideras la casa que nos dejó! ¡Ve a tu habitación y ni siquiera pienses en tocar nada más en esta casa! ¡Ahora es NUESTRA!”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Gloria exhaló un suspiro. “No me importa lo que sus podridos cerebros piensen de mi padre. ¡Lo conocía mejor que ustedes!”, les dijo a su madrastra y hermanastra. “Algún día se arrepentirán de lo que están haciendo. ¡Recuerden mis palabras!”.

Ella era una mujer de 30 años que trabajaba en un motel barato. Cuidó de su padre anciano, Andrés, en sus días finales, mientras su madrastra, Cindy, y su hermanastra, Amelia, lo ignoraron por completo.

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A Andrés le habían diagnosticado cáncer y había quedado confinado a la cama. Él adoraba a Gloria. Ella lo sabía. Sabía que era la princesa de su padre.

Así que no se enojó cuando supo por su abogado que solo había heredado una pequeña habitación en su casa, mientras que su hermanastra y su madrastra habían recibido el resto. Ella aceptó su parte con gratitud.

Pero ver a Gloria tranquila irritaba a Amelia y a Cindy. La ridiculizaban constantemente. Querían ver el dolor en sus ojos, el dolor de haberse quedado sin nada a pesar de haber cuidado a un ser querido. Pero ella no les daba esa oportunidad.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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La pequeña habitación, que ahora era de ella, era donde Andrés guardaba su “tesoro”. Le encantaba coleccionar cualquier cosa antigua de los mercados de pulgas y las ventas en línea.

Él solía buscar tesoros desechados todos los fines de semana, hasta que su salud falló y tuvo que guardar cama.

Cindy nunca entendió su pasión por las cosas antiguas.

“Esa basura no te está haciendo ningún bien. ¿Por qué gastas dinero y tiempo en eso?”.

Andrés sonreía cada vez que ella le decía eso. “No todo lo que brilla es oro, cariño”, decía, “y la basura de un hombre puede ser el tesoro de otro”.

Eso hacía enojar mucho a Cindy. “¡El dinero que gastas en esas cosas podría usarse para reparar la casa, Andrés!”, le decía ella. “El techo necesita reparaciones y las tuberías de la cocina tienen goteras, ¡pero derrochas el dinero en tu estúpido pasatiempo!”.

A lo largo de los años, Cindy y Andrés habían tenido numerosos desacuerdos sobre su afición, pero él no la abandonó. Le encantaba coleccionar, y decía que su colección era un tesoro.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Mientras Gloria miraba alrededor de su habitación, esos recuerdos desfilaron ante sus ojos. Se encontraba sonriendo antes de darse cuenta. “Papá estaba loco por estas cosas. Ojalá hubiéramos tenido más tiempo para compartir”, pensó.

Entonces se dio cuenta de que la pequeña habitación era un caos. Había tierra en cada centímetro expuesto. Por lo menos hacía falta una buena limpieza en ese lugar.

Gloria sabía que tomaría un tiempo. La última vez que se había limpiado la habitación había sido seis meses atrás. Y eso fue antes de que Andrés quedara postrado en cama.

La mujer agarró una escoba y un trapo. Empezó a limpiar los pisos y, mientras lo hacía, encontró su vieja muñeca. “¡Dios mío!”, exclamó sonriendo. “¡No tenía idea de que papá la había guardado! ¡Pensaba que Cindy había tirado todos mis juguetes de la infancia!”.

Gloria comenzó a limpiar la muñeca con un paño. De repente, su atención se centró en una pequeña puntada mal hecha en la parte trasera del juguete. Eso la confundió.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¡Por lo que recuerdo, no tenía ninguna puntada!”, se dijo a sí misma mientras desataba los hilos. Se sorprendió cuando terminó. Dentro de la muñeca había un mensaje escrito de su padre: “Mira bajo la alfombra”.

“¡Vaya, papá escondió una nota aquí! Pero, ¿por qué?”, se preguntó.

Confundida, ella despejó el suelo y levantó la alfombra. Debajo, oculta, había una puerta trampa de la que no tenía idea. La levantó y vio escaleras que bajaban a un sótano secreto.

Gloria, anonadada, bajó los escalones. Estos la llevaron a una pequeña cámara con apenas espacio suficiente para que una persona entrara de pie.

Allí encontró una caja de hojalata antigua. En la tapa estaba pegado un sobre que tenía una carta de su padre. Entonces comenzó a leer:

“Querida Gloria,

Espero que no me desprecies por lo que hice. Lo siento, cariño. No quería lastimarte. De hecho, te estaba salvando de tu hermanastra y tu madrastra. Soy consciente de lo crueles que son.

Me engañaron para que pusiera la casa a su nombre y yo era muy consciente de las consecuencias. Pero cuando firmé los papeles, estaba preocupado por ti, así que estaba decidido a dejarte lo suficiente para ayudarte a salir adelante.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Cuando un padre nutre a su hijo, lo hace por amor y sin esperar nada a cambio. Pero lo que hiciste por mí fue mucho más de lo que yo hice por ti como papá.

Recuerdo lo exhausta que estabas después del trabajo, pero te sentabas conmigo durante horas hasta que me dormía. Me considero afortunado de haber tenido una hija como tú.

Dentro de esta caja está lo que debería ayudarte después de mi muerte. ‘¡No todo lo que brilla es oro, y la basura de un hombre puede ser el tesoro de otro!’. ¿Recuerdas con qué frecuencia solía decirlo?

Vendí algunas antigüedades de mi colección y guardé esto para ti. Abre la caja con una sonrisa.

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Con amor,

Papá”.

Cuando Gloria terminó de leer la carta, las lágrimas corrían por sus mejillas como una cascada. “Nunca te odié por nada, papá. ¡Te amaba y siempre lo haré!”, dijo sollozando. Luego, con manos temblorosas, abrió la caja de hojalata y lo que vio la dejó atónita.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Ay, papá…”, susurró. “¡No puedo creer esto!”.

Dentro había gruesos fajos de efectivo. En total había 50.000 dólares. También había otra nota pequeña: “Vive tu vida sin remordimientos. Ese es mi único deseo”.

Gloria cumplió el deseo de su padre. Se fue de esa casa. Dejó atrás a Amelia y Cindy, y comenzó una nueva vida en un nuevo hogar.

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“¡No puedes quedarte con ese dinero!”, le dijo su madrastra cuando se enteró de lo que le había dejado su padre, pero todo fue en vano.

Ahora, cada vez que Gloria visita la tumba de Andrés, se sienta a su lado durante horas y habla de lo agradecida que está y de lo bien que le está yendo en la vida.

“Gracias, papá. Te amo. Te traeré más rosas cuando venga de nuevo. Lo prometo”, le dice ella cada vez que visita su tumba. Su padre amaba las rosas.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Los padres siempre procurarán proteger a sus hijos. Andrés sabía que su esposa y su hijastra le causarían problemas a Gloria después de su muerte, así que le dejó lo suficiente para ayudarla a sobrevivir.
  • La basura de un hombre puede ser el tesoro de otro. La colección de Andrés, que Cindy describía como basura, en realidad era bastante valiosa y ayudó a su hija a comenzar una nueva vida.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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