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Chica barriendo la calle. | Foto: Shutterstock
Chica barriendo la calle. | Foto: Shutterstock

Adolescente pobre limpia baños para ahorrar dinero para la universidad: un día recibe la llamada de un millonario - Historia del día

Una adolescente fue a buscar empleo en una gran corporación. Allí comenzó a hacer todo el trabajo sucio que nadie más quería hacer, hasta que un día recibió la llamada de un millonario.

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“He enviado mi currículum, pero no he recibido ningún correo electrónico ni he oído nada. Así que vine aquí”, le dijo Sandra al gerente de la tienda de comestibles donde había solicitado trabajar durante sus vacaciones de verano.

Ella fue criada por una madre soltera que hacía lo mejor que podía. Pero sus ingresos no le permitían ahorrar para el futuro de la niña de 14 años, especialmente porque ella quería asistir a la escuela de medicina.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Debido a las dificultades económicas de su mamá, Sandra decidió enviar currículums para conseguir empleo y trabajar tanto como fuera posible.

Por lo general, su madre solía negarse que hiciera eso durante el año escolar. Ella quería que su hija se concentrara en sus estudios y en las pocas actividades extracurriculares en las que podía inscribirse.

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Pero la adolescente insistió y envió su currículum a varios lugares. Sin embargo, esta tienda de comestibles era la mejor opción. Estaba cerca de su casa y su madre no se preocuparía mucho por ella si lograba comenzar a trabajar allí.

“Lo siento, niña. Simplemente no estamos contratando en este momento”, dijo la gerente, la Sra. Claudia, sacudiendo la cabeza.

“Por favor, haré lo que sea. Puedo trabajar a tiempo parcial o completo, y puedo hacer cualquier cosa. Todas las cosas que los demás no quieren hacer. También soy bastante fuerte”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Sé que me veo flaca, pero puedo cargar varias cajas al mismo tiempo. Cuando mi madre compra los alimentos para el mes, los llevamos a nuestro apartamento en un solo viaje”, explicó Sandra con entusiasmo. La Sra. Claudia le dirigió una sonrisa de complicidad.

La chica explicó que quería ahorrar dinero para la escuela de medicina y la gerente finalmente asintió, frunciendo los labios.

“¿Sabes qué? Me gusta tu entusiasmo. ¿Puedes empezar a trabajar hoy?”, dijo la gerente, y Sandra asintió enfáticamente. Ella estaba emocionada. La Sra. Claudia la tomó por la espalda y le dio un chaleco y una escoba.

Su primera tarea fue barrer afuera porque la suciedad y las hojas se habían acumulado demasiado. Sandra lo hizo sin quejarse.

Luego, la gerente le asignó que limpiara los baños de los clientes y los empleados, lo cual era una solicitud más difícil. Pero la adolescente dijo que no se quejaría y cumplió su palabra.

Eventualmente, Sandra comenzó a realizar todas las tareas sucias y pesadas que otros empleados odiaban. Algunos incluso se aprovecharon de eso y le pidieron ayuda cuando no la necesitaban realmente.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Pero la chica hacía todo con gusto, sin importar lo agotadora que fuera la tarea. A la Sra. Claudia le gustó su actitud y nunca la olvidó.

En un mundo en el que los adolescentes de su edad querían convertirse en estrellas de Internet, era agradable ver a alguien disfrutar del trabajo duro y honesto.

Sandra no sabía que la Sra. Claudia había hablado con sus superiores. Estos, a su vez, hablaron con sus jefes y, finalmente, el dueño de la tienda se enteró de la chica y decidió que era necesario llamarla por teléfono.

“¿Hola?”, dijo la adolescente al contestar su teléfono celular. Estaba en su descanso en el trabajo, así que estaba permitido.

“¿Habla Sandra? ¿La chica que trabaja en el mercado?”, preguntó una voz masculina con curiosidad.

“Sí”, respondió ella, confundida.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Bueno, mi nombre es Ronald y soy el dueño de esa tienda”, reveló el hombre, pero Sandra no creyó eso.

“Sí, claro. El dueño de esta tienda me está llamando. A mí, una empleada cualquiera. ¡Ja!”, dijo riendo sarcásticamente.

“Será mejor que empieces a creerlo, niña. Porque la Sra. Claudia y sus jefes hablaron conmigo y captaron mi atención, ¿y sabes lo que más valoro en el mundo?”, continuó Ronald.

“No lo sé. ¿Un buen negocio?”.

“Bueno, sí, eso también. Pero solo puedes tener un buen negocio gracias a personas trabajadoras como tú. Los jóvenes adolescentes no quieren hacer el trabajo sucio en estos días, y he oído que tu sueño es asistir a la escuela de medicina”.

“Por eso te quiero invitar a solicitar la beca de mi fundación. Normalmente, solo aceptamos personas de último año, y entiendo que solo tienes 14. Pero ese es el tipo de recompensa que obtienes por el trabajo duro”, agregó Ronald.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Espere, ¿está hablando en serio? ¿Usted es el Sr. Caldera? ¿El millonario?”.

“Sí, eso dije, niña. Te enviaré los detalles de la solicitud pronto, ¡y buena suerte!”, dijo Ronald, finalizando la llamada.

Sandra se sorprendió. Fue a ver a la Sra. Claudia para confirmar que verdaderamente era el dueño y ella asintió. “Puedo ayudarte con la solicitud”, se ofreció también.

Con la ayuda de la gerente y su madre, la jovencita aplicó para la beca usando todos sus expedientes escolares, actividades extracurriculares y su arduo trabajo en la tienda para aumentar su currículum. Presentaron la solicitud esperando lo mejor.

Después de unos meses, pensó que no saldría nada de eso. Pero su madre había accedido a que ella pudiera trabajar medio tiempo durante el año escolar por las tardes para seguir construyendo su fondo universitario.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Pero un día de noviembre llegó la llamada. Recibió una beca de $250.000, que era más que suficiente para la pre-medicina, la escuela de medicina y posiblemente un doctorado.

Todo gracias a su arduo trabajo.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • El trabajo duro da sus frutos de muchas maneras: Sandra trabajaba tan diligentemente como podía en la tienda de comestibles y sus esfuerzos dieron sus frutos de la mejor manera posible. Su futuro era brillante e ilimitado gracias a ese dinero.
  • Los jóvenes de hoy han enfrentado circunstancias muy duras: Con varias crisis mundiales y caídas de los mercados, los jóvenes tienen que trabajar el triple que las generaciones mayores para simplemente sobrevivir. El hecho de que lo hagan a pesar de esto es admirable.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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