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Niño abraza a una mujer | Foto: Getty Images
Niño abraza a una mujer | Foto: Getty Images

Enfermera mayor adopta a niño discapacitado que nadie quiere: 8 años después, la madre biológica exige que se lo devuelvan - Historia del día

Mayra Pérez
25 nov 2022
22:20

Ninguna familia quería adoptar al pequeño Jordan debido a su condición, pero la enfermera Teresa, que nunca tuvo hijos propios, decidió hacerlo. Años después, apareció la madre biológica del niño con dudosas intenciones.

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La enfermera Teresa Vásquez nunca había podido ser madre. Ahora, a los 61 años, estaba cada vez más consciente de cuánto deseaba tener un hijo en su vida.

Había trabajado como enfermera en un albergue de niños durante algunos años y amaba incondicionalmente a esos pequeños. Los trataba como si fueran suyos, y ellos la apreciaban y amaban estar cerca de ella.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Un día, una colega le mostró una revista vieja con una foto de una joven modelo. “Esta jovencita se parece muchísimo a ti”, le dijo, señalando la imagen en la revista.

“¡Incluso tiene tu mismo nombre! ¿Eras modelo antes de convertirte en enfermera?”, preguntó la enfermera, mirando inquisitivamente a Teresa.

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“No, no, es pura coincidencia”, dijo Teresa, cambiando rápidamente de tema.

Ella había visto muchos niños abandonados durante sus años en ese lugar. Algunos sufrían dolencias intratables, mientras que otros eran víctimas de una crianza irresponsable.

La enfermera Teresa siempre se solidarizó con todos ellos, pero lo único que podía hacer era brindarles amor y cuidado durante su jornada. Eso cambió cuando conoció a Jordan, un niño de 4 años con autismo.

Por un tiempo, nadie quería adoptar al pequeño Jordan. Los padres potenciales no querían tener nada que ver con él, y aquellos que lo llevaron a casa eventualmente lo trajeron de regreso.

Esto había sucedido varias veces, y después de un tiempo, la situación era desesperada. Parecía que Jordan estaba destinado a pasar la mayor parte de su infancia en el hogar de acogida.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Entonces, llegaron los Burgos. Eran una familia acomodada que vivía en el lado sur del lago, en un hermoso vecindario lleno de casas elegantes y autos caros. Tenían dos hijos mayores y buscaban adoptar uno para completar su familia.

Era la situación ideal y parecía que Jordan encajaba perfectamente con esa familia. Además, ellos tenían los medios para cuidar a un niño con autismo.

“Es el chico más tranquilo y cariñoso que jamás conocerán”, les dijo Teresa, mientras les entregaba las escasas pertenencias de Jordan.

“Será una maravillosa adición a nuestra familia, eso es seguro”, contestó la señora Burgos, sosteniendo a Jordan en sus brazos.

Cuando se fueron, Teresa estaba desconsolada de verlo partir, pero le alegraba que hubiera encontrado una buena familia y un hogar para siempre.

“Ese niño se merece lo mejor”, pensó Teresa, mientras el auto desaparecía en la distancia.

Esa noche durmió muy tranquila, ajena a lo que le esperaba al día siguiente. Cuando Teresa llegó al hospital en su horario habitual, se sorprendió al ver que los Burgos la estaban esperando.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“¿Señores Burgos? Estoy sorprendida de verlos. ¿Qué los trae por aquí tan temprano?”, preguntó.

“Lo siento, pero vinimos a devolver a Jordan. Nos dimos cuenta de que no podemos hacernos cargo de él”, respondió el hombre, evitando el contacto visual con Teresa.

“No entiendo. ¿Hubo algún problema?”, preguntó, sabiendo en el fondo que esto había sucedido muchas veces antes.

Vio a Jordan sentado en la silla de la esquina, llorando desconsoladamente después de que la familia que lo había acogido lo devolviera, y no pudo evitar las lágrimas.

El señor Burgos dijo secamente: “No, ningún problema. Simplemente no podemos. Lo siento”. Luego, dieron la vuelta y se marcharon.

Fue una escena desgarradora, pero no había nada que Teresa pudiera hacer. Una vez que los Burgos se fueron, sostuvo a Jordan en sus brazos y lo consoló.

“Todo estará bien, bebé. Yo cuidaré de ti”, le susurró al oído mientras lo abrazaba contra su pecho. “Todo saldrá bien. Ya verás”.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Jordan gimió en su hombro, tratando de contener las lágrimas, y en ese momento, Teresa supo lo que tenía que hacer. Ella misma lo adoptaría, y le daría tanto amor que él olvidaría el rechazo al que se había enfrentado durante tanto tiempo.

El día que Teresa llevó a Jordan a casa fue lo mejor para ambos. El niño nunca había conocido tanto amor. Fueron tiempos de dicha y, por una vez en sus vidas, se sintieron completos.

Teresa tuvo al hijo que siempre había deseado, mientras que Jordan tenía una familia por primera vez en su corta vida. Hubo desafíos, pero eso no importaba en comparación con la alegría que se daban mutuamente.

Sin embargo, ocho años después apareció la madre biológica de Jordan y exigía recuperar a su hijo. Erica había quedado devastada cuando se dio cuenta de que había dado a luz a un hijo con problemas, y con apenas un año decidió dejarlo en el hogar de acogida.

Años más tarde, lo quería de regreso, pero no sería tan fácil. Teresa estaba lista para luchar por el niño que ahora consideraba suyo. Ella no lo entregaría tan fácilmente, especialmente a alguien que nunca se había ocupado de él.

Sin embargo, tuvo un momento de retrospección. Recordó que había sido modelo en su juventud y no quería tener hijos porque habrían arruinado su cuerpo y su carrera. Años después, había llenado ese vacío trabajando en un hogar de acogida.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Eso le hizo pensar que quizás estaba juzgando mal a Erica. Posiblemente, ella habría reflexionado a lo largo de los años, y se había dado cuenta del error que había cometido al entregar a Jordan.

“Todo el mundo comete errores”, se dijo. Con esa resolución, decidió permitir que Erica conociera a su hijo y pasara tiempo con él. Después de todo, era la madre del pequeño.

“¿Te parece que el sábado es un buen día para visitar a Jordan?”, le preguntó a Erica durante la llamada. “Es mi día libre y sería ideal para mí. Todos podemos pasar tiempo juntos”.

“El sábado es perfecto”, respondió Erica. “Envíame la dirección de tu casa y estaré allí”.

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Llegó el sábado y Erica llamó a la puerta.

“¡Bienvenida!, un gusto conocerte”, exclamó Teresa tan pronto como la vio.

“Igualmente. Gracias por recibirme”, respondió Erica mientras seguía a Teresa al interior de la casa. “No podía esperar a ver a mi bebé. ¡Debe estar enorme!”.

Cuando entraron en la habitación de Jordan, Erica parecía estar muy emocionada. El niño sabía que ella vendría porque Teresa le había explicado todo, pero igual se mostró algo receloso al principio. Luego accedió a devolverle el abrazo.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Pronto estaban riendo y conversando, y Teresa estaba feliz de que se hubieran conectado tan rápido. Disfrutaron de una hermosa mañana juntos, mientras le contaba a Erica los años de la vida de Jordan que se había perdido.

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Después de un rato, sonó el celular de Teresa, y ella fue a otra habitación a atender la llamada. Era su colega, con una novedad impactante.

“Teresa, mira el canal 5, hay un programa sobre madres que crían a niños con discapacidades, ¡y tienen la oportunidad de ganar mucho dinero!”, le explicó.

Inmediatamente encendió el televisor. Al escuchar la nota, una duda comenzó a formarse en su mente: “¿Podría ser la razón por la que Erica quería volver a conectarse con Jordan?”.

Entró en pánico y fue de inmediato a la habitación de su hijo, solo para encontrar la puerta abierta. Empezó a gritar el nombre de Jordan, y cuando llegó a la sala de estar, vio que la puerta principal estaba abierta de par en par.

“¡Ella se lo llevó! ¡Ella se lo llevó!”, gritó, sin creer lo ingenua que había sido.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Corrió afuera y vio que el auto de Erica desaparecía en la distancia. Sin pensarlo dos veces, saltó al auto de un vecino y condujo detrás de ella. Había olvidado sus documentos y su licencia de conducir, pero estaba demasiado desesperada para que le importara.

Recuperaría a su hijo y nada se interpondría en su camino. Bueno, a excepción de la policía, que la detuvo en seco a poca distancia después de unirse a la carretera.

“¡Atrapen a esa mujer! ¡Se fue con mi hijo! ¡Por favor, vayan tras ella!”, suplicó a los policías.

Desafortunadamente, era demasiado tarde y Erica había logrado escabullirse. Los policías querían que Teresa fuera a la estación por conducir sin licencia; a ella todo lo que le importaba era que atraparan a Erica.

“¡Por favor, por favor, se los ruego, atrápenla! ¡Tiene a mi hijo!”, gritó desesperadamente.

Los policías le exigieron que pagara una multa para poder ser liberada, pero había salido tan rápido de su casa que no llevaba dinero consigo. Tuvo que rogar a una compañera de trabajo que la ayudara.

Debía recuperar a su hijo, costara lo que costara. Al día siguiente, los policías arrestaron a Erica. Unos días después, ambas fueron a juicio. Para sorpresa de Teresa, un testigo sorpresa, el abuelo de Jordan, le pidió a la corte que le otorgara la custodia a ella.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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El anciano argumentó que la enfermera cuidaría a su nieto con autismo mejor que su madre biológica. Teresa no podía creerlo. El tribunal finalmente le otorgó la custodia de Jordan, de 12 años, y ambos estaban muy felices.

Un día después, Teresa se despertó muy temprano con un golpe en la puerta. En la entrada se encontraba el abuelo de Jordan.

“Lamento venir a tu casa sin invitación. No pudimos hablar después de la sesión del tribunal”, dijo, extendiendo una mano a modo de saludo.

Confundida, Teresa le estrechó la mano. “No te preocupes. Por favor, entra”. Inicialmente, estaba un poco escéptica, pero luego de escuchar lo que tenía que decir el hombre, se sintió mucho más tranquila.

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Él le contó que durante 12 años Erica le había mentido diciendo que estaba en el extranjero con su hijo. Así justificaba no llevarle a su nieto de visita.

Estaba devastado al descubrir que ella había estado mintiendo todo el tiempo. Se ofreció a ayudarla a criar a Jordan, y tan solo quería que tanto él como su esposa pudieran ser parte de la vida del niño. Teresa aceptó encantada.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Tarde o temprano, la verdad sale a la luz: Erica fingió querer recuperar a su hijo para poder beneficiarse de él, pero finalmente salió a la luz la verdad sobre sus verdaderas intenciones.
  • Para convertirte en un verdadero padre, solo debes amar sinceramente a ese niño: La enfermera Teresa amaba y cuidaba a Jordan como nunca lo hizo su madre biológica.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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