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Cajas frente a una puerta | Foto: Shutterstock
Cajas frente a una puerta | Foto: Shutterstock

Chico rico hace donación a familia con 7 niños adoptivos: más tarde encuentra cajas en la puerta en respuesta - Historia del día

Mayra Pérez
24 ago 2022
03:45

Un niño decidió regalar su posesión más preciada a un par de chicos de escasos recursos, solo para encontrar cajas en su puerta un día después.

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Samuel era un niño de 12 años que tenía todo lo que podía necesitar y desear. Aunque sus padres trabajaban a tiempo completo, se aseguraron de darle a su hijo tiempo de calidad y siempre cenaban juntos.

Y aunque la familia tenía una relación armónica, a los padres de Samuel les preocupaba que él pasara mucho tiempo jugando videojuegos en su computadora o consola de juegos.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Un día, cuando su mamá llegó a casa antes de la cena, vio que él estaba jugando y aún no había hecho su tarea escolar.

“¡Samuel, te lo he advertido tantas veces!”, dijo, agotada de tener que repetirse constantemente. “Te compramos todos estos juegos y aparatos con la condición de que tu rendimiento escolar no se viera afectado”.

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“Y ahora no solo no cumples con tu tarea, sino que tus calificaciones están bajando. ¿Qué está sucediendo?”, dijo francamente preocupada.

Esa noche, durante la cena, ella compartió sus preocupaciones sobre el bajo rendimiento escolar de su hijo con el padre de Samuel. Eso lo decepcionó mucho; él creía que la educación era la clave del éxito.

La situación fue algo tensa. A pesar del buen carácter del niño, acusó a sus padres de no ser comprensivos con él cuando limitaron el uso de los juegos. Debía terminar sus tareas a diario y subir sus notas antes de volver a jugar, y en lo sucesivo lo haría con horario.

Sin embargo, con el paso de los días, Samuel comenzó a reflexionar. Era agradable hacer sus tareas con calma, no escuchar los frecuentes regaños de su madre y en especial, ver sus notas mejorar.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Así estaban las cosas, cuando una mañana en la escuela sus compañeros comentaban de un nuevo juego que todos estaban jugando, excepto dos niños en clase. Ellos admitieron que no sabían cómo jugarlo porque no tenían una consola de juegos.

Formaban parte de una familia numerosa con siete hijos adoptados. “Compartimos una computadora con nuestro papá”, dijo uno de los niños.

“Nuestros padres trabajan duro para mantenernos en la escuela y para alimentarnos, por lo que no tenemos dinero extra para costosos juguetes electrónicos”, explicó.

Aunque Samuel no era parte de la conversación, escuchó con tristeza lo que estaban diciendo. En lugar de sumarse al grupo que estaba haciendo bromas pesadas con la situación de los chicos, empezó a pensar cómo podía ayudarlos.

Al día siguiente, cuando la mamá de Samuel fue a recoger su habitación, notó que faltaban su computadora y su consola de juegos. Cuando el niño llegó a casa, ella le preguntó al respecto.

“Lamento no haberte dicho nada, mamá”, se disculpó rápidamente Samuel, pensando que su madre se enfadaría. “Tengo dos compañeros de clase que forman parte de una familia con siete hijos adoptivos. No tienen mucho, así que decidí darles mi computadora y mis videojuegos para que pudieran jugar y divertirse como todos los demás”, reveló.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

La mamá de Samuel se sorprendió, pero no por la razón que el chico esperaba. Inmediatamente lo abrazó y dijo: “No puedo creer que les hayas dado algo que significaba tanto para ti. Estoy muy orgullosa de ti, cariño”.

Al día siguiente, cuando el niño llegó de la escuela, vio varias cajas en la puerta. Había una nota que decía: “A cambio de tu amabilidad. ¡Gracias, Samuel!”. Estaba firmado por los dos compañeros de clase a los que les había dado su consola.

Muy entusiasmado, echó un vistazo dentro de una de las cajas y vio varios libros de cuentos dentro. ¡No había abierto un libro en mucho tiempo! Pasaba tanto tiempo en la computadora que había abandonado muchas de sus actividades favoritas, como leer.

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Un nuevo tipo de emoción se apoderó de él cuando descubrió que en cada caja estaba llena de libros que alguna vez había querido disfrutar.

Desde ese día, Samuel comenzó a leer al menos un libro al día. Esto lo convirtió en un estudiante más diligente y pasaba mucho menos tiempo frente a la pantalla.

Samuel se hizo muy amigo de sus dos compañeros de clase y comenzaron a visitarse. Eventualmente, sus padres le compraron una computadora nueva y una consola de juegos, pero ahora jugaba con moderación. ¡Tenía tantas otras cosas para ocupar su tiempo!

Él y sus nuevos amigos jugaban juntos y discutían los libros que habían leído. Sus padres estaban encantados con lo responsable que era y por la forma en que estaba organizando su tiempo.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Siempre podemos ayudar al prójimo. En un acto de total empatía, Samuel decidió darle su computadora y su consola de juegos a unos compañeros de escasos recursos. En agradecimiento, ellos le dieron muchos libros, que resultaron ser el mejor regalo.
  • Los niños deben recibir una crianza llena de valores y con límites claros. Samuel estaba perdiendo el control de sus responsabilidades escolares debido a los videojuegos, por lo que sus padres debieron intervenir y aplicar los correctivos necesarios.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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