Gemelas separadas tras incendio en casa se reencuentran en una reunión escolar 37 años después - Historia del día
Dos hermanas gemelas perdieron a sus padres en un incendio y fueron trasladadas a un hogar de acogida. Solo una de ellas fue adoptada. Años más tarde, las chicas pensaron que no volverían a encontrarse.
"¿Pero por qué no podemos ser adoptadas las dos?", preguntó Elisa mientras Anna, una empleada de la casa de acogida, le explicaba que había sido seleccionada por una pareja. Su hermana gemela, Lily, estaba allí escuchándolo todo con una sensación espantosa en el estómago.
Elisa y Lily tenían siete años. Llegaron a la casa hogar luego de que su casa se incendiara y perdieran a sus padres en el incidente. Antes de eso, su infancia había sido extraordinaria, ya que sus papás las querían mucho.
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El amor que se tenían las hermanas las ayudó a superar el dolor. El personal les dijo que, con suerte, algún día las adoptarían juntas, pero, de repente, les dieron una terrible noticia.
"Lo siento, chicas. Pero esta pareja solo puede adoptar a una de ustedes, y tú les gustas mucho, Elisa. Son personas encantadoras y vas a tener una vida estupenda con ellos", les explicó Anna con dulzura.
"Pero no es justo. ¡No voy a dejar a mi hermana!", dijo Elisa.
"Por favor, Elisa. Esto es bueno para ti, y Lily querría que te fueras y tuvieras una vida mejor. ¿Verdad, Lily?", expresó Anna.
Lily bajó la mirada y no supo qué decir. No quería separarse de Elisa, pero tampoco quería que su hermana se perdiera nada. Solo años después se daría cuenta de que Anna no debería haberla presionado tanto. Pero en ese momento, tuvo que animar a su hermana.
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"Tienes que ir. Volverías a tener padres", dijo Lily, que se volvió hacia Elisa y la agarró de las manos. Su hermana gemela quiso negarse, pero Lily insistió. "Debes hacerlo, o si no… será este lugar para siempre".
A ninguna de las dos le gustaba mucho la residencia. A pesar de los esfuerzos del personal, no se sentían como en casa. Lily quería que Elisa volviera a tener un hogar.
"Nos volveremos a ver pronto", prometió Lily, y Elisa finalmente aceptó.
Sin embargo, sus padres adoptivos no la dejaban visitar mucho a su hermana y se mudaron a otro estado unos meses después.
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Lily nunca fue adoptada. A los 18 años empezó a trabajar duro para mantenerse mientras tomaba clases nocturnas. Sin embargo, nunca perdió la esperanza de ver a Elisa algún día. Cuando aparecieron las redes sociales, se registró en casi todas las aplicaciones y buscó su nombre. No aparecía nada. Pero dejó sus perfiles en Internet a disposición del público por si Elisa la buscaba.
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Por desgracia, pasaron los años y nada. Lily no sabía nada de Elisa y no tenía ni idea de dónde vivía o qué hacía. Le parecía muy extraño que su hermana no intentara encontrarla. Tal vez la había olvidado honestamente después de años sin comunicación.
"¿Y si le hubiera pasado algo?", se preguntó Lily una noche después de pensar durante horas en la forma de encontrar a su gemela. "No. No. No puedo pensar así".
Seguía en contacto con Anna, y aunque no tenía ni idea de dónde se habían mudado Elisa y sus padres, le dijo a Lily que no perdiera la esperanza y que siguiera buscando.
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Sin embargo, Lily nunca la encontró y, en algún momento, tuvo que seguir adelante con su vida.
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A los 30 años, Lily se casó con el amor de su vida, Andrés, y tuvieron tres hijos, dos de ellos gemelos. Sus hijos le recordaban a Elisa, pero por lo general se deshacía de ese sentimiento agridulce y se centraba en otra cosa. Sus vidas eran normales; por suerte, Andrés tenía una familia numerosa, así que dejó de sentirse sola.
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A los 44 años, Lily ya no pensaba mucho en Elisa. Tenía una adolescente y otros dos hijos a los que cuidar, además de su increíble carrera inmobiliaria.
Una noche, ella y Andrés dejaron a los niños con los abuelos y se marcharon a otro estado para asistir a la reunión del colegio de él. Andrés estaba emocionado de ver a todos sus antiguos amigos, sobre todo los del equipo de fútbol.
A Lily le preocupaba un poco no tener a nadie con quien hablar, ya que su vida era bastante diferente a la de los demás, por lo que a menudo se sentía incómoda en situaciones sociales.
En un momento dado, Andrés la cogió de la mano y le dijo: "Todo el mundo te va a adorar. Mis amigos son bastante relajados".
"Yo no formaba parte del grupo popular como tú, cariño", se burló Lily y se rio.
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"No éramos populares. Nuestro colegio era tranquilo", replicó Andrés con una sonrisa, y charlaron durante todo el camino hasta el evento, lo que realmente ayudó a Lily a relajarse.
La pareja llegó a la reunió y saludaron a los amigos de Andrés. Luego hubo una cena, pero Lily no tenía mucha hambre. En algún momento, necesitó ir al baño y llamar a su suegra para ver cómo estaban los niños, pero chocó con algo… o mejor dicho, con alguien.
"¡Dios mío, lo siento mucho!", dijo una mujer mientras Lily recuperaba el equilibrio agarrándose a una mesa alta.
"No te preocupes, estoy bien…". La voz de Lily se cortó cuando sus ojos se posaron en la persona que tenía delante. Su pelo, su cara e incluso las pequeñas arrugas de su frente eran exactamente iguales a las suyas. "¿Elisa?", preguntó.
Elisa se había quedado con la boca abierta y congelada en el sitio. Tras unos segundos de tenso silencio, lo único que salió fue: "¿Qué haces aquí?".
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"Mi esposo… es su reunión", respondió Lily, sin saber qué más decir. Señaló detrás de ella hacia el grupo de hombres que reían y charlaban.
"¿Andrés es tu marido? ¿Cómo? ¿Cómo es posible?", preguntó Elisa alterada.
A Lily se le aguaron los ojos rápidamente ante la actitud de su hermana. Parecía enfadada por estar allí. No tenía sentido. ¿Por qué Elisa estaría enfadada con ella? "Elisa, llevo muchos años intentando encontrarte, ¿y tú has estado cerca todo el tiempo?", preguntó finalmente con cuidado de no sonar acusadora.
"¿Cómo dices? Tú eres la que se olvidó de mí", respondió Elisa, frunciendo el ceño y cruzándose de brazos. "Te escribí cartas durante años y nunca respondiste. No puedo creer que seas tan descarada".
"¡Nunca recibí ninguna carta! Me dijeron que tus padres no querían que te comunicaras más conmigo y que tenía que esperar. Cuando cumplí 18 años, empecé a buscarte porque me dijeron que te habías ido del estado, pero no sabía a dónde. Supuse que tú también estarías tratando de encontrarme. Abrí perfiles en las redes sociales. Te busqué por todas partes", dijo Lily y sus lágrimas recorrieron sus mejillas.
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Elisa estaba de nuevo congelada en su lugar, pero su ira se había disipado. "¿Qué? No puedo creerlo… Dios mío. Me mintieron", murmuró, apartando la mirada y tapándose la boca.
"¿Quiénes?", preguntó su hermana.
"Mis padres… mis padres adoptivos, quise decir", continuó Elisa, y finalmente, se volvió hacia su hermana y le dio un abrazo.
Elisa y su marido, Leonardo, iban al mismo colegio que Andrés. Pero no formaban parte de su grupo de amigos. La promoción tenía más de cien alumnos. Por lo tanto, Andrés nunca los trató lo suficiente como para darse cuenta de que Elisa y Lily eran hermanas.
Leonardo y Andrés se sorprendieron cuando encontraron a sus esposas llorando y abrazándose en medio de la reunión. Las hermanas pasaron toda la noche juntas y prometieron contactarse al día siguiente.
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Elisa le contó a Lily que no tenía la mejor relación con sus padres adoptivos. Eran personas bastante frías, y ella había tenido poco contacto con ellos desde que se fue a la universidad. Más tarde descubriría que su madre adoptiva había mentido sobre el envío de las cartas, y Elisa nunca se lo perdonaría.
Por aquel entonces, Elisa había empezado a estar resentida con Lily por no contestarle, así que, cuando se hizo adulta, decidió no buscar a su gemela. Cuando abrió su Facebook, ya estaba casada y usaba el apellido de su marido. Era imposible que Lily la hubiera encontrado así.
Una vez que las gemelas aclararon las cosas, todo se calmó. Se contaron todo sobre sus vidas, incluidos sus esposos y familias. Planearon reuniones inmediatamente para encontrarse con todo el mundo.
Una noche, Elisa y Lily salieron al porche y bebieron cervezas. "Me arrepiento de haberte dicho que te fueras", confesó Lily.
"Yo también me arrepiento de haber aceptado", respondió Elisa y le cogió la mano. Después se quedaron calladas, pero en ese silencio se prometieron no volver a separarse y experimentar la vida juntas, como siempre debió ser.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- El vínculo entre hermanos nunca puede romperse: Lily y Elisa retomaron su vínculo como si no hubiera pasado el tiempo, a pesar de que habían transcurrido 37 años.
- Nunca pierdas la esperanza: Lily perdió la esperanza de encontrar a Elisa y siguió adelante con su vida. Sin embargo, el universo las volvió a reunir.
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