Hombre detiene el tráfico para ayudar a mendigo mayor a cruzar la autopista: al otro día halla un auto nuevo en el garaje - Historia del día
Un repartidor detuvo el tráfico y ayudó a un anciano sin un centavo a cruzar la calle. Al día siguiente descubrió un auto nuevo en su garaje. No podía creer quién lo había llevado ni por qué.
La gente piensa que ser repartidor es fácil, pero es más complejo de lo que nadie puede imaginar, aunque Harry siempre hacía lo mejor que podía.
No tenía automóvil. Usaba su scooter para entregar pedidos desde una aplicación de pedidos de comida y, por lo general, era genial.
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Conducir algunas distancias no era tan difícil, pero las cosas siempre se ponían un poco más complicadas cuando tenía que cruzar la carretera, principalmente porque nevaba de vez en cuando esta temporada.
La gente siempre parecía volverse más inquieta y asustadiza en la carretera principal, por lo que Harry tenía que tener mucho cuidado porque estaba en un scooter.
Ese día, estaba tratando de salir de la carretera lo más rápido posible cuando vio a un hombre mayor que intentaba cruzar la vía. Era frágil, llevaba una chaqueta descuidada y parecía tener frío.
Los bocinazos de los autos resonaban cuando lo pasaban, y el hombre se estremecía cuando lo hacían. Si eso continuaba, alguien lo atropellaría, y Harry quería evitar ese percance, así que detuvo su scooter frente a él.
“Señor, déjeme ayudarlo a cruzar”, ofreció, agarrando el brazo del hombre para guiarlo. Harry extendió su otra mano y comenzó a guiar al hombre mayor mientras atravesaban.
Los conductores no estaban contentos por tener que detenerse, pero se detuvieron porque Harry mantuvo la mano levantada y los desafió con la mirada. Afortunadamente, llegaron al otro lado después de unos minutos, y el viejo mendigo le sonrió alegremente.
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“Muchas gracias, joven. No puedo creer que finalmente crucé. Siempre toma mucho tiempo. Mi casa está por aquí, pero suelo caminar por el otro lado de la ciudad”, explicó el anciano, y Harry asintió.
“De nada, señor. Pero, por favor, trate de encontrar otra forma de llegar a casa. Es súper peligroso cruzar la carretera. Es como si los conductores se volvieran un poco locos, y esta época del año es aún peor. Tenga cuidado”, dijo Harry y enderezó su scooter para volver a subirse.
“Espera, joven. ¿Puedes decirme tu dirección? Así puedo enviarte un regalo de agradecimiento”, dijo el hombre mayor, alcanzando a Harry.
“Oh, eso no es necesario”.
“Por favor. No podría vivir conmigo mismo si no devolviera este amable gesto”, insistió, y Harry asintió, recitando su dirección.
Él vivía en un lindo vecindario porque había heredado la casa de sus padres, quienes habían fallecido varios años atrás. Sus tres hijos amaban su nuevo hogar, pero todos extrañaban terriblemente a sus abuelos.
Lamentablemente, la tragedia golpeó a su familia poco después porque la pandemia le costó su trabajo y ahora la entrega de alimentos era su único sustento.
Algunos días tenía que trabajar 18 horas para mantener a flote a su familia. Él era el único padre de sus hijos porque su esposa los había abandonado hacía mucho tiempo.
Pero Harry estaba decidido a construir un futuro prometedor para él y sus retoños, incluso si no tenía un auto para hacer esas entregas correctamente. Estaba ahorrando para eso.
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Aun así, no esperaba nada de este pobre hombre mayor. “¡Gracias de nuevo!”, dijo el pobre anciano agitando su mano mientras Harry se alejaba rodando para continuar trabajando.
Sin embargo, Harry casi choca su scooter al día siguiente cuando llegó a casa después de trabajar en su último pedido. Un auto impecable estaba en el garaje y sus hijos saltaban emocionados en el jardín.
Normalmente, no les permitía salir, pero su hija mayor, Lucy, también estaba afuera sonriendo.
“Chicos, ¿qué está pasando?”, preguntó con los ojos muy abiertos, tirando su scooter al césped.
“¡Papá! ¡Es un regalo!”, dijo la jovencita, y señaló hacia el hombre que Harry no había notado.
“¡Señor! ¿Qué está haciendo aquí? ¿Ese es su auto? ¿Cómo? ¿Qué? ¿Por qué?”, dijo Harry tropezando con las preguntas mientras se acercaba al viejo mendigo al que había ayudado a cruzar la calle el día anterior. No entendía lo que estaba pasando.
¿Por qué andaba arriesgando su vida si el hombre tenía auto? Lo más importante, ¿por qué estaba el auto en su garaje?
“Te dije que no podría vivir conmigo mismo si no devolvía el gesto”, respondió el hombre, sonriendo. “Mi nombre es Raúl, y este auto... lo compré hace muchos años... para mi nieto”.
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Harry estaba confundido, pero el hombre mayor continuó. “Mi esposa y yo solo tuvimos un hijo durante nuestro matrimonio, y ella me dejó cuando mi empresa quebró”.
“Se llevó a mi hijo, por supuesto. Yo hacía lo mejor que podía. Aun así, no era suficiente. Mi hijo se había acostumbrado al dinero de su padrastro, y yo no podía competir con eso”.
“Eso es terrible”, dijo Lucy, abrazando a sus hermanos mientras Harry escuchaba atentamente.
“Así es, jovencita. Mi hijo me llamaba de vez en cuando, pero nunca fuimos cercanos. Hace unos años, mi nieto cumplía 18 años y lo había visto varias veces. Quería hacer algo por él, así que compré este auto”, dijo Reginald señalando el vehículo. “Él lo odió”.
“¡Es un Cadillac antiguo!”, dijo Harry, sorprendido.
“A mi nieto, al igual que a su padre, le gusta lo brillante y lo nuevo. Yo no sabía. Él dijo que ‘su verdadero abuelo’, su abuelo adoptivo, ya le había comprado una camioneta nueva”, agregó el hombre mayor, tragando saliva.
“Entonces, tuve que llevarme este auto a casa. Yo no podía manejarlo mucho. Me dolía demasiado. Pero lo mantuve en buen estado y creo que es hora de que alguien lo tenga”.
“Me di cuenta por tu uniforme de trabajo que entregas comida, y pensé que realmente podría ser de utilidad para ti”.
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“No puedo aceptar este extravagante regalo de un extraño, señor. No estaría bien”, dijo Harry negando con la cabeza, aunque estaba muy agradecido de que alguien pensara en él.
“Por favor, acéptalo. Yo no lo usaré, y está ahí estacionado sin hacer nada. Quiero que alguien que lo merezca lo tenga. Un hombre que se detiene en medio del camino para ayudar a un viejo sin un centavo merece algo así”, insistió el hombre mayor.
“Señor, podría vender este auto y vivir una vida mejor”, dijo Harry, bajando la voz y acercándose a Reginald para que sus hijos no lo escucharan.
El anciano negó con la cabeza. “No me importa el dinero. Lo pido ahora porque necesito comer, pero nunca acepto mucho. No necesito mucho. Mi casa está pagada porque la compré hace años y me alcanza, aunque ahora tiene sus problemas".
“Trabajé hasta que mi cuerpo ya no dio más para ahorrar y comprar este auto, solo para que lo rechazaran. La codicia en los ojos de mi hijo y mi nieto... mató algo en mí, así que no quiero venderlo. Quiero que mi esfuerzo tenga un significado real. Por favor, acéptalo”.
No se podía negar la seriedad en el rostro del hombre. Harry tragó saliva ante la humedad que se acumulaba en los ojos de Reginald y finalmente asintió. “Gracias”, dijo en voz baja y abrazó al viejo mendigo.
“¿Qué tal algo de cenar?”, ofreció Lucy, para levantarles el estado de ánimo. Harry repitió la oferta al hombre mayor, quien trató de negarse, pero ellos insistieron.
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Cenaron y se lo pasaron genial. Los hijos de Harry extrañaban tanto a sus abuelos que les encantaba tener cerca a otra persona mayor.
Al día siguiente, Harry entregó todo en el Cadillac y llegó temprano a casa para pasar más tiempo con sus hijos y divertirse.
Invitó a Reginald a que viniera todos los viernes a una cena especial y se convirtió en un miembro más de su familia, una familia que se valoraba mutuamente más que cualquier cosa que el dinero pudiera comprar.
El anciano murió unos meses después, y Harry y sus hijos fueron los únicos en su funeral y las únicas personas que nunca lo olvidarían.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Sé amable con los demás y se te recompensará de maneras inusuales: El universo tiene una forma de retribuir a quienes hacen el bien a los demás, pero Harry se llevó la mayor sorpresa al recibir un auto.
- Enseña a tus hijos a valorar el esfuerzo por encima del dinero: El hijo y el nieto de Reginald no podían entender la importancia del auto por el que había trabajado tan duro, pero otra familia lo apreció mucho.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.