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Mesas y sillas de un café | Foto: Getty Images
Mesas y sillas de un café | Foto: Getty Images

"¿Profe Benítez?". Dueño de cafetería se sorprende al encontrar a la maestra de su hijo durmiendo bajo una mesa - Historia del día

Mayra Pérez
27 ene 2023
14:00

El dueño de un café encuentra a la docente de su hijo durmiendo debajo de una de las mesas de su establecimiento y se sorprende al enterarse de la horrible cadena de eventos que la habían llevado a esa situación.

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Estaba lloviendo mucho, y David había logrado llegar a la entrada de su café desde el taxi cuando vio algo debajo de una de las mesas de metal del patio y se detuvo. Era una mujer durmiendo en el suelo, de espaldas a él.

David se acercó a la mesa y se agachó. "Disculpe, ¿necesita ayuda?", preguntó.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

La mujer entró en pánico al escuchar su voz y salió de debajo de la mesa, entonces David la reconoció: era la profesora de su hijo.

"¿Profe Benítez?", preguntó. "¿Qué haces aquí?".

La mujer lo miró tímidamente, con las mejillas enrojecidas. "¡Oh, señor David! ¡Me quedé dormida debajo de la mesa! Qué sorpresa verlo aquí".

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"¿Está todo bien?", preguntó. "¿Puedo ayudarte con algo? ¡Está lloviendo! ¡Entremos! Te invito una taza de té".

"¡Sí, muchas gracias!", dijo y lo siguió adentro.

David le sirvió una taza de té caliente y croissants, mientras en su mente se preguntaba qué estaba haciendo ella debajo de una mesa bajo la lluvia torrencial.

"Ha sido muy amable conmigo", le dijo ella, mientras tomaba un sorbo de té.

"No ha sido nada", dijo David. "Este es mi café. Avísame si puedo traerte algo más".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Los ojos de la docente se llenaron de lágrimas ante la generosidad del hombre, y pronto sintió lágrimas calientes corriendo por sus mejillas. David estaba muy confundido al ver su aspecto. Su ropa estaba sucia, apestaba a basura y parecía angustiada.

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David siempre había pensado en ella como "La profesora Benítez", una docente brillante y talentosa que realmente había puesto a su hijo en el camino correcto y había sabido canalizar su comportamiento travieso.

"¿Estás bien?", le preguntó con preocupación.

Ella sacudió su cabeza. "Estoy bien. Es solo que… estoy pasando por un momento difícil. Y realmente no esperaba que nadie me notara. Gracias por el té. Lo digo en serio".

"Si necesitas ayuda con algo más, házmelo saber. Por suerte, tengo algo de tiempo antes de que abra el café. ¿Qué te está pasando? ¿Qué estabas haciendo debajo de la mesa?".

Cuando David mostró su genuina preocupación, ella comenzó a llorar amargamente. Le pasó un pañuelo y luego ella le reveló las cosas terribles por las que había pasado en los últimos meses.

"Mi familia y yo estábamos viviendo en casa de mis suegros porque vendimos nuestra casa para su negocio. Cuando mi esposo me lo propuso, dudé… Pero luego acepté. Es para NUESTRO bien, pensé".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"El negocio de mi esposo fue exitoso y obtuvimos buenas ganancias. Habíamos planeado recuperar nuestra casa, pero mi esposo… falleció en un accidente automovilístico antes de eso".

"Mis suegros me echaron de la casa después de su funeral. Yo nunca les había agradado. En su mente, yo siempre había estado detrás del dinero de su hijo".

"No tenía hogar y estaba tan abrumada por la muerte de mi esposo y la traición de mis suegros que comencé a fallar en mi trabajo y no renovaron mi contrato. Intenté conseguir otro empleo, pero no ha sido tan fácil".

"Gasté todos mis ahorros, y se llevaron a mis hijos porque no podía mantenerlos. Yo… me estaba escondiendo de la lluvia debajo de la mesa y me quedé dormida por el agotamiento. En este momento estoy viviendo en las calles".

"Es difícil seguir adelante cuando tienes que lidiar con un doloroso golpe tras otro. Estoy cansada. No creo que nada funcione aunque lo intente. Lo siento; supongo que hablé demasiado", concluyó.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"¡No!, está bien que te desahogues" dijo David. "Pasé por una situación similar… Tal vez mi condición no fue tan difícil como la tuya, pero estaba igualmente angustiado cuando mi esposa se divorció de mí!".

"La vida debe continuar. Tuve que recuperarme por el bien de mi hijo, y tú debes mantenerte fuerte por los tuyos. No debes rendirte. Te ayudaré".

"¿Por qué?", preguntó, mirándolo fijamente. "¡No me conoces! ¡No sabes nada de mí! ¡He fracasado en todo! ¿No puedes ver eso?".

"¡No, no lo hiciste!", dijo David. "¡Mira, puedo contratarte! Podrías recuperar tu vida si comienzas a trabajar aquí… Tengo una vacante. ¡Sé que será difícil, pero no imposible! Y puedes quedarte en la casa de mis difuntos padres. Está desocupada".

David estaba desconsolado al ver a una mujer tan talentosa como la señora Benítez en las calles por las malas acciones de sus terribles suegros. Así que decidió ayudarla y tuvo razón: ella pudo recuperarse.

No solo la ayudó a ponerse de pie nuevamente, sino que también la motivó a demandar a sus suegros por la custodia de sus hijos y logró recuperarlos. Y es que, a veces, todo lo que se necesita es una mano amiga para superar las dificultades.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Siempre que puedas, ayuda a tu prójimo. La profesora Benítez enfrentó cosas difíciles en la vida, pero logró superarlas gracias a la ayuda de David. Volvió a ser la persona hermosa y segura de sí misma de siempre.
  • Nunca pierdas la esperanza. Al enfrentar tantas adversidades, la profesora Benítez se dio por vencida y llegó a creer que era una fracasada. Sin embargo, todo lo que necesitaba era que alguien le diera una oportunidad para recuperar su vida.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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