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Dos personas dentro de un coche deportivo | Foto: Shutterstock
Dos personas dentro de un coche deportivo | Foto: Shutterstock

Hombre echa a su suegra anciana: ella regresa en el auto de su jefe al día siguiente - Historia del día

Vanessa Guzmán
31 ene 2023
01:00

Un hombre se sorprendió al ver a su suegra sentada junto a su jefe en su auto un día después de que él la echó. "¡Oh por Dios!”, pensó el hombre que estaba impactado. No tenía idea de cómo su suegra se había hecho amiga de su jefe.

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Incluso después de trabajar incansablemente durante las últimas dos décadas, Jacobo creía que no había logrado lo suficiente como para considerarse un hombre exitoso. A los 43 años, todavía pensaba que podía hacerlo mucho mejor, pero su esposa, Laura, pensaba lo contrario.

Conoció a Laura en el trabajo, pero ella luego renunció y comenzó su propio negocio. Como era egresada de mercadotecnia de una de las mejores escuelas de negocios del país, sabía cómo atraer clientes con poco esfuerzo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Cuando Jacobo vio florecer el negocio de su esposa, se sintió intimidado y desarrolló un complejo de inferioridad. "No creo que pueda llegar a ser tan bueno como ella", se decía a sí mismo.

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Después de casarse con Laura, Jacobo sintió que a sus padres no les gustaba porque él no era tan rico como ellos. Laura provenía de una familia adinerada, mientras que los padres de Jacobo no eran tan ricos. Sin embargo, Laura siempre le decía a su esposo que todo estaba en su cabeza y que sus padres no tenían nada en contra de él.

La inseguridad de Jacobo creció con el tiempo, pero nunca escuchó a su esposa. Para hacer frente a sus inseguridades, prestó más atención a su trabajo e hizo todo lo posible para conseguir un ascenso. Pasaba la mayor parte del día en su oficina y llegaba tarde a casa todas las noches.

Un día, la esposa de Jacobo lo llamó al trabajo y le dijo algo inesperado. "Jacobo... Por favor, ven a casa ahora mismo", dijo Laura con voz temblorosa. "Papá falleció".

“¡Oh, Dios mío!”, exclamó Jacobo e inmediatamente salió de su lugar de trabajo. Consoló a su esposa y ayudó con los arreglos del funeral. Unos días después, Laura le dijo a su marido que quería que su madre viviera con ellos.

"Jacobo, sabes que mi madre se ha sentido sola después de la muerte de papá", dijo. "Le he ofrecido quedarse aquí con nosotros".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"¿Qué? ¿Cómo puedes hacer eso sin preguntarme?", le respondió Jacobo a su esposa.

"¿Por qué te lo preguntaría? Ella es mi madre y me necesita en este momento".

"¿Y qué? Podrías haber pensado en otra cosa. No quiero que se quede en nuestra casa".

"¿Pero por qué?", preguntó Laura, frunciendo el ceño. "Ella no puede lidiar sola con el dolor de perder a papá. Vendrá aquí una vez que acepte mi oferta".

"No, Laura", se negó Jacobo. "Eso no sucederá".

Dos días después, la madre de Laura, Melissa, la llamó y le dijo que estaba lista para mudarse con ellos. Laura era la única hija de Melisa, por lo que no tenía otra opción que vivir con su hija hasta que sintiera que estaba lista para vivir sola.

"¡Eso es genial, mamá!", exclamó Laura mientras hablaba con su madre por teléfono. "Jacobo y yo te recogeremos esta noche, ¿de acuerdo? ¡Te quiero!".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"¿Era tu mamá?", preguntó Jacobo, después de que Laura terminó la llamada.

"Sí. Está lista para mudarse con nosotros".

"¿No entiendes que no la quiero en mi casa?", gritó Jacobo.

"¡Es ella o yo!", sentenció.

Laura miró a su esposo en estado de shock. "Cálmate. Tienes que pensar en esto con calma", le dijo. "Soy su única hija y necesita mi ayuda. Se irá en unos meses".

"¡No creo que ella se vaya nunca!", dijo Jacobo, bastante alterado y luego salió de la habitación.

Una vez que Melisa se mudó, Jacobo hizo todo lo posible por molestarla para que se fuera pronto. Él buscaba peleas con ella a propósito y, a menudo, discutían.

Un día, Jacobo estaba asistiendo a una reunión en línea con su jefe desde su habitación cuando Melisa irrumpió repentinamente. "Lo siento, Jacobo. Pero no obtendrás un ascenso este año", le dijo su jefe.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Jacobo forzó una sonrisa y terminó la reunión con su jefe. Luego, se dio la vuelta y se sorprendió al ver a Melisa en su habitación. "¿Qué haces aquí? ¿Estabas escuchando mi conversación con mi jefe?", le preguntó a ella.

"No, querido", respondió Melisa en voz baja. "Estaba esperando que terminaras la llamada. Vine aquí para decirte que la cena está lista".

"¡Sé por qué estabas aquí!", gritó Jacobo y pasó corriendo junto a su suegra. "¡Laura! ¡Mira, tu mamá me está espiando!".

Bajó las escaleras y le contó a Laura lo que había sucedido. "¡Pídele que se vaya ahora mismo, Laura! No toleraré esto", dijo.

"Eso no es posible, Jacobo", respondió Laura con calma.

"Mira, necesito que la eches antes de Navidad", le dijo. "No dejaré que arruine mi cena de Navidad. Tienes que enviarla de vuelta a casa en Nochebuena".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"Pero Jacobo..."

"No quiero escuchar ninguna excusa, Laura. Ya ha sido suficiente", dijo y salió de la casa.

Laura sabía que no podía discutir más con su esposo, así que entre lágrimas le pidió a su madre que regresara en Nochebuena. Al día siguiente, Jacobo estaba feliz porque su suegra no estaba. Arregló la casa y ordenó la comida favorita de Laura para la cena.

Mientras estaba sentado a la mesa con Laura, Jacobo de repente escuchó un auto estacionándose en su camino de entrada. "¿Quién será?", le preguntó a Laura.

"No lo sé", se encogió de hombros.

Jacobo fue a la puerta y se sorprendió al ver a Melisa sentada junto a su jefe, Mateo, en el auto que reconoció como el de su jefe. "¡Hola, Jacobo!", saludó Melisa, mientras salía del vehículo. "Hola, Melisa", sonrió torpemente antes de mirar a Mateo con sorpresa.

"¡Por favor, entren!", dijo Laura y dio la bienvenida a su madre y a Mateo adentro de la casa.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Una vez que todos se sentaron a la mesa, Jacobo interrogó a Melisa sobre lo que estaba pasando. "¿Cómo conoces a Mateo?", preguntó con curiosidad.

"¡Conozco a este chico desde hace décadas, Jacobo!". Melisa se rio entre dientes. "Solía trabajar como secretaria para su padre cuando él era un niño. Incluso lo cuidé un par de veces cuando su padre no estaba cerca".

Melisa también le dijo a Jacobo que vio a Mateo mientras hablaba con él en una videollamada. "Lo reconocí inmediatamente cuando lo vi en la pantalla de tu computadora portátil ese día", agregó.

Jacobo estaba impactado. No podía creer lo que le acababa de decir su suegra.

"Sí, Jacobo", agregó Mateo y sonrió. "No tenía idea de que Melisa era tu suegra. Un mundo tan pequeño, ¿no?".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"Sí, esto es muy sorprendente", se rio Laura.

"¿Sabes por qué estamos aquí, Jacobo?", preguntó Mateo con severidad.

"Para cenar con nosotros, ¿verdad?", sonrió Jacobo.

"¿O tienes otra sorpresa para mí?".

"¡Tengo una!", dijo Mateo.

Resulta que Melisa habló bien de su yerno con su jefe. Ella le dijo lo trabajador y merecedor que era. Como resultado, el empresario decidió promover a Jacobo. "¡Te lo has ganado!", dijo Mateo, quien sonrió y estrechó la mano de Jacobo.

"¡No puedo creer esto!". Jacobo miró a su esposa. "¿Sabías que tu madre habló con mi jefe?".

"Sí, Jacobo", contestó Laura con una sonrisa. "Mamá me dijo que vendría a cenar esta noche con Mateo".

Jacobo estaba en la luna después de enterarse de que Mateo lo había ascendido. Pensó que este era el mejor regalo de Navidad y agradeció a su jefe y a su suegra por hacer realidad su sueño.

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Más tarde, esa noche, Jacobo se disculpó con Melisa por ser grosero y le permitió quedarse en su casa todo el tiempo que quisiera. "¡Eres la mejor suegra que podría haber pedido!", le dijo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Nunca juzgues a las personas basándote en tus opiniones: Jacobo pensó que a Melisa no le agradaba, así que fue grosero y no permitió que se quedara en su casa. Sin embargo, cuando supo lo amable que era su suegra, instantáneamente se arrepintió de haberla juzgado en el pasado.
  • Las acciones hablan más que las palabras: Melisa nunca le dijo a Jacobo lo que sentía por él, pero lo que hizo por él fue suficiente para demostrar que lo amaba como a su hijo.
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Esta pieza está inspirada en historias de la vida cotidiana de nuestros lectores y escrita por un escritor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes son sólo para fines ilustrativos. Comparte tu historia con nosotros; tal vez cambie la vida de alguien. Si desea compartir su historia, envíela a info@amomama.com.

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