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Niño pequeño en un carrusel | Foto: Getty Images
Niño pequeño en un carrusel | Foto: Getty Images

Barrendera de parque de atracciones salva a niño perdido: su padre magnate le propone matrimonio en una semana - Historia del día

Mónica siempre se había avergonzado de sí misma por su trabajo y sus sueños no realizados. No tenía idea de que, con solo tratar de ayudar a un niño pequeño, su vida cambiaría para mejor.

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Cuando Mónica todavía estaba saliendo con su exnovio, Carlos, ella no le había dicho a qué se dedicaba. Estaba avergonzada de su trabajo como limpiadora en un parque de diversiones cercano.

Después de un tiempo, Carlos la presionó para que le dijera la verdad. “Imagina lo que mi familia pensaría de ti si les dijera que eres conserje. Hemos terminado”, le dijo él.

Mónica recordaba con frecuencia cómo se había sentido cuando tuvo que abandonar la universidad. Su madre, Daniela, se había enfermado y ella tuvo que buscar trabajo para poder cuidarla.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Sus amigos dejaron de hablarle y ella sentía que tenía que mantener su trabajo en secreto. Después de que Daniela falleciera, Mónica tuvo que seguir trabajando en el parque de diversiones para pagar las facturas médicas restantes.

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Casi había renunciado a encontrar el amor y tratar de perseguir sus sueños. Después de que Carlos rompiera con ella, la joven había quedado asustada y sola.

Un día, se pudo a observar a algunas parejas jóvenes en el parque de diversiones. Mientras lo hacía pensaba en lo que podría haber vivido ella.

Ese día, el parque se había llenado de mucha gente, pues ya estaban cerca las vacaciones de agosto y los niños hacían fila para cada atracción. Mónica estaba barriendo la basura cuando el sol comenzó a ponerse. De repente notó a un niño pequeño sentado solo afuera del carrusel.

“Oye, amiguito. ¿Estás bien? Se está haciendo tarde”, preguntó Mónica.

“No puedo encontrar a mi mamá. Este fue el último lugar donde la vi. Tengo miedo”, respondió el niño, llamado Jesús, con lágrimas en los ojos.

Durante el inicio del mes de agosto comenzaba a hacer frío en el lugar cuando se ponía el sol. Debido a esto el niño estaba temblando, por lo que Mónica le ofreció su abrigo.

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“Tratemos de encontrar un puesto de perritos calientes para que puedas comer algo mientras buscamos a tu mamá, ¿te parece?”, le dijo ella. La conserje empezó a preocuparse a medida que oscurecía. “¿Cómo lucen tus padres?”, le preguntó ella al pequeño.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

“Mi mamá es rubia y súper bonita. Mi papá es muy alto y flaco”, respondió Jesús.

“¿Tus padres todavía están juntos?”, preguntó Mónica.

“Sí, pero... no sé. A veces siento que mi mamá ya no nos quiere”, dijo Jesús. Esto tocó la fibra sensible de Mónica. Sabía lo que se sentía cuando la gente dejaba de quererte. Sabía que el niño estaba desconsolado.

“Oye, amiguito. Escúchame. Si alguien no te quiere o no le gustas, entonces no sabe lo increíble que eres. No dejes que nadie te haga sentir que no mereces el mundo, ¿de acuerdo?”, le dijo la mujer.

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“Gracias. Por cierto, ¿por qué trabajas aquí? Eres muy bonita, como mi mamá. La mayoría de los conserjes son hombres viejos”, preguntó el niño.

Mónica vaciló. Todavía se sentía avergonzada de su trabajo, pero se dio cuenta de que podía ser honesta con Jesús.

“Bueno, para ser honesta, siempre quise ser doctora. Pero las cosas no funcionaron para mí”, le dijo Monica a Jesús.

“Serías una doctora genial. Tal vez todavía estés a tiempo, ¿sabes?”, le respondió el niño.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Mónica tuvo que contener sus lágrimas. “Tal vez tengas razón, amiguito. Escucha, voy a tener que llevarte a la policía para que podamos encontrar a tus padres. Está oscureciendo bastante”, le dijo Monica a Jesús.

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Cuando llegaron a la estación, una mujer se paseaba nerviosamente en la puerta principal. “¡Jesús! ¿Dónde diablos estabas?”, preguntó la mujer, Natasha.

“Estabme compró un perrito a junto al carrusel y no pude encontrarte. Pero esta amable dama me encontró y caliente”, respondió el niño. Antes de que Mónica pudiera saludar a Natasha apropiadamente, un hombre, Jacobo, llegó presa del pánico.

“Natasha, ¿qué está pasando? Jesús, ¡gracias a Dios que estás bien!”, dijo Jacobo antes de que la madre del niño pudiera decir algo. El pequeño intervino: “Mami estaba con su amigo y me perdí”.

“¿Amigo? ¿Qué amigo? Dijiste que sería un día solo de madre e hijo. No me digas que estuviste con Danilo otra vez”, dijo Jacobo. Natasha miró hacia otro lado y no respondió. “Wow, increíble”, dijo el hombre.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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Mónica comenzó a alejarse porque no quería interrumpir lo que claramente era una discusión seria. Antes de que pudiera llegar a su auto, Jacobo gritó: “¡Oye! Espera”. El hombre caminó hacia ella mientras sostenía la mano de Jesús.

“Oye, eh... Gracias por cuidar a mi hijo. ¿Puedo invitarte a cenar para mostrarte mi aprecio?”, preguntó Jacobo. Mónica estaba nerviosa porque se había dado cuenta de que el hombre era rico. Llevaba un traje bonito y un reloj caro.

“Sí... Claro”, respondió ella.

Mónica, Jacobo y Jesús fueron juntos a un restaurante italiano local. “Escucha. Perdón por lo de antes. No estaba tratando de escuchar a escondidas ni nada”, dijo la mujer.

“No te preocupes por eso. Natasha y yo acabamos de divorciarnos. Para ser honesto, nos habíamos tardado. Ella es modelo, y desde que tuvimos a Jesús juntos comenzó a ser muy fría. Actúa como si nuestro hijo y yo hubiéramos arruinado su carrera o algo así. Ese amigo, como eligió llamarlo ella, es con quien me ha estado engañando. Lo siento, demasiada información, ¿verdad?”, dijo Jacobo.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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“No te preocupes, por favor. ¿Quién soy yo para juzgar? Soy una conserje de un parque de diversiones que se suponía que estudiaría medicina para convertirse en médico”.

“Mira, es increñible que Natasha los lastimara a ti y a Jesús. Ustedes dos parecen ser geniales y buenas personas. Se merecen algo mejor que ser tratados de esa manera”, respondió Mónica.

Jacobo miró a su hijo y asintió. “Escucha, ¿puedo ofrecerte un trabajo? Sé que suena loco, pero claramente tengo que encontrarle a Jesús una buena niñera. Puedo pagarte más de lo que te están pagando en el parque”, le dijo el hombre a Mónica.

Aunque al principio dudó, la mujer terminó aceptando. Durante un tiempo había estado tratando de encontrar un nuevo trabajo.

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Ella trataba a Jesús como si fuera un hijo. Jacobo se sentía aliviado de ver que su pequeño estaba feliz. Mónica y el padre del niño rápidamente se enamoraron.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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Al principio, no querían admitirlo, pero no podían luchar contra sus sentimientos. Un día, Jacobo llevó a Mónica y a Jesús al parque de diversiones. El hombre se arrodilló fuera del carrusel, le entregó un anillo a la mujer y le propuso matrimonio.

“Sé una o dos cosas acerca de esperar demasiado. Así que no voy a perder un tiempo precioso. ¿Tú, una futura doctora, me harías el hombre recién divorciado más feliz del planeta?”, preguntó Jacobo.

“Sí. ¡Un millón de veces, sí!”, dijo Mónica llorando.

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Nunca dejes de creer en ti mismo: Mónica pensaba que su vida había terminado porque había abandonado la universidad y trabajaba como conserje, pero pronto se dio cuenta de la gran persona que realmente era.
  • Cuida siempre de aquellos que necesitan ayuda: Mónica podría haberse ido del parque de diversiones ese día, pero se dio cuenta de que Jesús necesitaba ayuda. Ella no se imaginaba que su acto de bondad cambiaría su vida.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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