logo
página principalHistorias Inspiradoras
Un conserje se prepara para limpiar una oficina. | Foto: Getty Images
Un conserje se prepara para limpiar una oficina. | Foto: Getty Images

"¿Qué está pasando?", grita conserje al ver enorme retrato suyo en la oficina del director - Historia del día

Georgimar Coronil
21 feb 2023
16:00

Un conserje que sueña con enviar a su nieto a la facultad de medicina recibe un impactante regalo de cumpleaños de un niño al que ayudó.

Publicidad

El Sr. Hernández cantaba mientras empujaba su carrito de conserje hacia el auditorio de la escuela. Cojeaba un poco al andar porque tenía una molestia en una rodilla.

Muchas personas con las que se reunía el Sr. Hernández le decían que debería jubilarse, pero él no podía permitírselo. Estaba decidido a que su joven y brillante nieto cumpliera su sueño de ser médico. Como su hija no ganaba mucho dinero como camarera, necesitaba ayudar a pagar la educación del niño.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

"¡Buenas tardes, Sr. Hernández!".

El Sr. Hernández levantó la vista y saludó a la chica que le había hablado. "Buenas tardes. Llegas tarde, ¿verdad?".

Publicidad

"Estaba pintando la utilería para la obra de la semana que viene. ¿Vendrá a verla?".

"Vendré solo para ver tu utilería". El Sr. Hernández le sonrió y se quitó la gorra.

"Tu trabajo también merece un público", dijo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

La chica se rio y abandonó el auditorio. El Sr. Hernández se puso a limpiar el suelo. Una vez terminada esa tarea, se trasladó a la zona de bastidores.

Estaba a punto de empezar a limpiar cuando un extraño sonido llamó su atención. Desconcertado, el Sr. Hernández dejó a un lado la fregona y se aventuró en los oscuros espacios tras el escenario.

Publicidad

El conserje no había caminado mucho cuando halló el origen del sonido: un joven que se abrazaba las rodillas y sollozaba.

"¿Qué te pasa, jovencito?", preguntó el Sr. Hernández.

El chico levantó la vista sorprendido, pero se relajó al reconocer al conserje.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"No he recibido ningún regalo de cumpleaños", contestó. "Les dije a mis padres lo que quería hace semanas, ¡pero ni siquiera me han comprado nada!".

El señor Hernández suspiró. "Siento oír eso, hijo. Debe de ser muy decepcionante, y veo que te disgusta, pero hay cosas más importantes en la vida que recibir regalos".

Publicidad

"Ahora, trata de no estar triste". El Sr. Hernández se inclinó para poner una mano en el hombro del muchacho. "Sigues teniendo unos padres que te quieren mucho, y estoy seguro de que también están tristes por no haber podido hacerte el regalo que querías".

"¿Cómo sabe eso?". El chico frunció el ceño. "Quizá no me trajeron regalos porque no me quieren".

"Vas a un buen colegio y llevas buena ropa. Eso es señal de que tus padres te quieren. Yo lo sabría, ya que me crie en un orfanato. Nunca he celebrado mi cumpleaños, ni siquiera he recibido regalos".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Publicidad

El chico se quedó boquiabierto. "¿De verdad, señor Hernández? Pero eso no está bien".

A decir verdad, el hombre siempre había deseado tener una gran fiesta de cumpleaños cuando era joven, pero lo había superado a medida que crecía.

"Como he dicho, hay cosas más importantes en la vida", continuó el Sr. Hernández. "Como tener metas y sueños por los que luchar. ¿Tienes algún sueño?".

El niño asintió. "Quiero ser mariscal de campo en el equipo de fútbol. Por eso esperaba que mis padres me regalaran un par de tacos por mi cumpleaños".

"Bueno, hijo, si crees en tu sueño con todo tu corazón, entonces tienes que tener fe en que lo conseguirás, aunque tardes más de lo que te gustaría en lograrlo".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Publicidad

"¿Eso es lo que le pasó a usted, Sr. Hernández?".

El Sr. Hernández sonrió.

"Una y otra vez. Por eso sé que conseguiré el sueño que he perseguido durante los últimos años: lograr que mi nieto vaya a la universidad y se convierta en médico".

El chico se quedó callado y pareció pensar en lo que decía el Sr. Hernández.

"¿Cuándo es su cumpleaños señor?", preguntó.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

"¿Mi cumpleaños?". El Sr. Hernández se sorprendió por la pregunta. "Es dentro de unas tres semanas".

Publicidad

"Me aseguraré de comprarle algo", dijo el chico. "Así tendrá su primer regalo de cumpleaños".

La amabilidad del niño conmovió al Sr. Hernández. Sintió que tal generosidad merecía una recompensa.

Al día siguiente, el Sr. Hernández buscó al niño y le regaló un par de tacos de fútbol. El niño estaba encantado y se lo agradeció profusamente.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Pasaron las semanas y la vida continuó como de costumbre para el Sr. Hernández. Pero una tarde, entró al despacho del director para limpiar la oficina y descubrió algo que le impactó.

La rodilla del Sr. Hernández le molestaba mucho ese día. En un momento dado, tropezó y cayó contra el escritorio del director. Un paquete grande y plano envuelto en papel se tambaleó en el borde de la mesa. El Sr. Hernández oyó cómo se rompía el envoltorio.

Publicidad

Cojeó para evitar que el paquete se cayera. El director Fuentes era estricto, y el señor Hernández no quería meterse en problemas con él. Evitó que el paquete se cayera y le dio la vuelta para ver hasta qué punto se había rasgado el papel que lo cubría.

Su propia cara le sonrió a través de una larga rasgadura en el papel. "¿Qué está pasando?", se preguntó el conserje tratando de entender por qué el director tendría un retrato suyo en su oficina.

Entonces se abrió la puerta y entró Fuentes. "Señor Hernández, no tardaré. Olvidé mi…".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

El director se calló al darse cuenta de lo que el Sr. Hernández tenía en la mano.

Publicidad

"Eso tenía que ser una sorpresa", dijo.

"¿Para qué?", preguntó.

"Ya lo verá". El director Fuentes sonrió tímidamente. "Venga conmigo".

El Sr. Hernández siguió a Fuentes hasta el auditorio, donde estaban reunidos todos los alumnos de la escuela. Pancartas y serpentinas decoraban la sala, y sobre una mesa había una tarta gigante. El nombre del Sr. Hernández aparecía en la tarta con un brillante glaseado verde.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

"¿Qué está pasando? ¿Todo esto es para mí?".

"¡Feliz cumpleaños, Sr. Hernández!", gritaron los estudiantes y los profesores.

Publicidad

El Sr. Hernández no podía creer lo que veían sus ojos. Esto era exactamente como la fiesta que siempre había querido para su cumpleaños cuando era niño.

"Un alumno al que ayudó a principios de mes me contó su historia", dijo Fuentes. "Todos los estudiantes y profesores decidimos hacerle una fiesta para celebrarlo. También le hicimos un regalo".

"¿El retrato que encontré en su despacho?".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"Eso es parte de ello. Vamos a colgarlo en el vestíbulo para conmemorar los años de servicio que ha prestado a esta escuela. También hemos recaudado los fondos que necesitará para enviar a su nieto a un buen colegio y pagar su matrícula universitaria".

Publicidad

Al Sr. Hernández se le llenaron los ojos de lágrimas. Se las secó mientras el chico con el que había hablado semanas atrás se acercaba.

"Le dije que le regalaría algo por su cumpleaños", comentó. "Ahora, su sueño se ha cumplido y puede jubilarse".

El Sr. Hernández rodeó al chico con el brazo. "Gracias, pero no quiero jubilarme. Me encanta trabajar en esta escuela y estar rodeado cada día de niños y compañeros tan estupendos."

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Ayuda a los demás: El Sr. Hernández ayudó a un niño cuando le regaló unos tacos nuevos, y el chico le devolvió el gesto.
  • Los mejores sueños son aquellos por los que merece la pena trabajar: Si realmente crees en un sueño y quieres conseguirlo, nunca debes dejar de trabajar para hacerlo realidad.
Publicidad

Comparte esta historia con tus amigos. Puede que les alegre el día y les sirva de inspiración.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

Publicidad
Publicidad
Publicaciones similares