Soldado regresa a casa inesperadamente para pedirle matrimonio a su novia, la ve en vestido de novia - Historia del día
Un soldado regresa a casa inesperadamente para proponerle matrimonio a su novia. Al llegar, la ve con un vestido de novia y sus ojos se encuentran; se da vuelta y comienza a correr.
Las lágrimas corrían por los ojos de Davon mientras miraba por la ventana, permitiendo que los rayos del sol acariciaran suavemente su rostro magullado.
"Verónica…", susurró. "Te amo tanto. No quiero dejarte. Nunca".
Después de una estadía de quince días en el hospital, Davon supo que estaba fuera de peligro. Cerró los ojos por un momento, recordando el momento en que casi había perdido la vida. Su corazón se estremeció por los recuerdos de la guerra.
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Pero cuando recordó a su querida Verónica, su corazón pareció calmarse un poco. Ellos estaban locamente enamorados desde sus días de escuela secundaria. Ella era salvaje, extrovertida y se tomaba la vida como venía, mientras que él era introvertido y tímido.
Verónica era un soplo de aire fresco para Davon, y sentía que toda su existencia giraba alrededor de ella. Se amaban profundamente, y nunca temió perderla.
Pero todo cambió cuando recibió su aviso de alistamiento militar. Davon siempre quiso servir a su país, como lo había hecho su difunto padre, y nunca olvidaría los sacrificios que él había hecho por su patria.
"¿Tal vez podrías pensarlo bien? ¿Tomarte tu tiempo, Davon?", le había preguntado Verónica. Ella no quería que se uniera al ejército, pero él había tomado una decisión.
"Te amo, Verónica", le había dicho. "Y amo a mi país. Proteger y servir a este país es algo que mi papá querría que hiciera. Por favor, déjame ir".
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Las lágrimas brillaron en los ojos de Verónica. "No tengo derecho a detenerte. Solo me pregunto ¿Cuánto tiempo debo esperar para que regreses sano y salvo? ¿Cuánto tiempo debo vivir con el temor de que tu amor por nuestro país pueda alejarte de mí?".
Davon la rodeó con sus brazos y la besó en la frente. "Volveré, amor", le prometió. "Pase lo que pase. No te olvidaré. Y no olvidaré nuestro amor. Por favor, cree en nosotros".
Y luego, se colgó la mochila al hombro y se fue. Verónica quería correr tras él, detenerlo, decirle que no le importaba su patriotismo y que lo único que quería era que estuviera con ella. Pero Davon se fue para servir en el ejército y ella se quedó sola.
No fue fácil para Davon dejar a Verónica y anteponer los intereses de su nación a los suyos. Pero un corazón que late por la patria posee el coraje de dejarlo todo. Y el de él era uno de esos.
Durante su despliegue, Davon y sus camaradas nunca esperaron que su base fuera atacada y que estarían luchando por sus vidas. Saltó valientemente frente a uno de sus enemigos para proteger a su camarada y sufrió heridas graves.
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Mientras yacía en la cama del hospital, su mente vagaba por las escenas de batalla, y se sentía inquieto. Sintió un dolor punzante en su corazón cuando pensó en cómo podría haber perdido la vida y roto su promesa a Verónica.
"¡No, no, no puedo!". Abrió los ojos, jadeando. "Debo regresar. Debo decirle que la amo y que estoy a salvo. Quiero casarme con ella".
"¿Estás bien?", preguntó una enfermera que entró en la habitación en ese momento. Davon se arrancó los parches intravenosos de su brazo y tiró la manta que cubría sus piernas.
"Tengo que irme. ¡Necesito llegar a casa!", gritó.
"No, no, no puedes en este momento", respondió la enfermera en voz baja. "Siéntate y descansa, ¿de acuerdo? Todo estará bien. Vas a estar bien".
"¡No es así! ¡Nada está bien!". Davon se derrumbó, sollozando como un niño. "¡Tengo que llegar a casa para ver a mi novia! ¡Quiero decirle cuánto la amo!".
"Primero necesitas sanar", sugirió la enfermera mientras lo ayudaba a acostarse en la cama. "Si no descansas, es posible que no salgas de aquí pronto. Debes tener paciencia. Por favor, avísame si quieres que la llame. Puedo arreglar eso por ti, ¿te parece?".
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"Por favor, sí", dijo Davon. "Por favor. Consígueme un teléfono. Necesito llamarla. No… necesito llamar a mi amigo Bruno".
"Yo me encargaré de eso, ¿está bien?", dijo. "No te preocupes. Necesitas descansar".
La amable enfermera arregló que Davon llamara a su amigo, y él se echó a llorar cuando la voz de Bruno se escuchó al otro lado de la línea.
"Hola, Bruno. Soy yo, Davon", dijo, con la voz entrecortada. "¿Cómo… cómo están las cosas en casa? ¿Cómo está Verónica?".
"Todo tranquilo, amigo. ¿Estás bien?", preguntó Bruno.
"No, no, no lo estoy", susurró Davon, con lágrimas corriendo por sus mejillas. "Casi me muero, hombre. Y ahora que pienso en Verónica y el compromiso que hice con ella, me siento terrible por haberle hecho esto. La abandoné y …".
"Tranquilo, amigo. No te preocupes. Ella está bien. Y me alegro de que tú también estés bien. ¿Quieres que te llame más tarde a este número?".
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"No, pero necesito que hagas algo por mí. Por favor".
"Cualquier cosa, amigo. Solo dilo".
"Gracias. Muchas gracias. Lo que necesito es que…".
Después de haber estado tan cerca de perder la vida, Davon se dio cuenta de que era hora de proponerle matrimonio a Verónica. Ella siempre había dicho que quería casarse con él y él quería hacer realidad su sueño.
Así que le pidió a Bruno que averiguara la circunferencia del dedo de Verónica para encargar un anillo en secreto. Tenía la intención de pedirle matrimonio tan pronto como le dieran de alta del hospital.
Verónica, Davon y Bruno habían sido amigos desde la escuela secundaria y vivían en su pequeño pueblo, por lo que todos se conocían.
Bruno le prometió a su amigo que obtendría el tamaño del anillo y se comunicaría con él lo antes posible. Y unos días después, lo llamó con la información. Cuando Davon salió del hospital, lo primero que hizo fue pasar por una joyería y comprar el anillo más hermoso.
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"¡Que te vaya muy bien, soldado!". Recordó las amables palabras de la enfermera mientras se acomodaba en el tren a su ciudad natal, con el anillo en su mochila. "Espero que tu novia diga que sí. Pareces quererla mucho".
"Así es", pensó Davon mientras miraba por la ventanilla del tren. "Más que a mi vida. Y quiero pasar el resto de mi vida con ella".
Cuando el tren llegó a la estación y Davon se bajó, no podía esperar para ver finalmente la felicidad en los ojos de Verónica cuando le pidiera matrimonio. Por un momento, se encontró sonriendo por lo emocionada que estaría.
"A ella le encantará", se dijo a sí mismo mientras salía de la estación de tren. "Estoy seguro de ello. Y le prometeré que nunca más estaremos separados".
Algo nervioso y emocionado, Davon llegó a casa de su novia, con ganas de sorprenderla, arrodillándose con la caja del anillo abierta para decir las palabras mágicas "¿TE QUIERES CASAR CONMIGO?".
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Tragó saliva y se enderezó el uniforme militar y el bastón que había estado usando desde que salió del hospital. Tocó el timbre, esperando ver lágrimas de alegría y felicidad en los ojos de Verónica al verlo llegar a casa inesperadamente.
Pero en cuanto abrieron la puerta y Davon vio a su novia, su sonrisa se desvaneció. "¿Qué está pasando?", preguntó, con los ojos llorosos.
"Davon… ¡Oh, no!". Verónica le cerró la puerta en las narices, y él se sintió herido, muy herido. Tirando su bastón a un lado, se echó a correr. Corrió tan rápido como pudo ignorando el dolor de su pierna.
"¡Te odio!", gritó con furia. "¡Te odio, Verónica! ¡No puedo creer que me hayas hecho esto!".
Cuando Davon llegó a la casa de Verónica, se sorprendió al verla con un vestido de novia, al lado de la madre del hombre que siempre había despreciado.
Marcos siempre había querido salir con Verónica, pero Davon confiaba totalmente en el amor de ella. Nunca pensó que nada pudiera dañar su relación.
Pero después de verla vestida de novia junto a la madre de él, y ver cómo ella le cerraba la puerta en la cara, estaba furioso y dolido.
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"¡No me lo puedo creer! ¡Simplemente no puedo!".
De repente, una voz chillona por detrás atrajo la atención de Davon. De hecho, sabía de quién era la voz.
"¡DAVON!". Verónica lloraba mientras corría detrás de él, sosteniendo los volantes de su vestido de novia. "¡Detente, por favor!".
"¡Déjame en paz!", gritó él. "¡Solo déjame en paz! No puedo creer que me hayas engañado".
Verónica lo alcanzó y tiró de él hacia atrás. "¡Por favor, deja de correr!", exclamó; luego lo abrazó con fuerza. "¿Me puedes escuchar? ¿Sabes qué? No me importa. ¡Me vas a escuchar, quieras o no!".
"¿Qué me vas a decir?", dijo Davon entre lágrimas. "¡Se acabó! Llevas un vestido de novia. ¡Te vas a casar con Marcos! Su madre estaba allí contigo… en tu casa… ¿Cómo pudiste hacerme esto?".
Verónica se rio y Davon estaba confundido. "¿Te parece gracioso?", preguntó, desconcertado.
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"¡Me enamoré de un hombre muy intenso!", dijo entre risas. "Eres tan tonto, Davon, y eso hace que te quiera más. Algún día, cuando tengamos hijos, quiero contarles cómo corrí detrás de su padre con un vestido de novia".
Ella sostuvo su cara entre sus manos y lo miró directamente a los ojos.
"¡No me voy a casar con Marcos, tonto!", dijo con una sonrisa. "Estaba sirviendo de modelo de ese hermoso vestido a su madre, que es la mejor costurera de por aquí".
"Debo confesarte que sabía que vendrías hoy y me harías la propuesta. Vi a Bruno cuando estaba tomando uno de mis anillos, y además lo escuché hablar contigo por teléfono".
"Quería comenzar cuanto antes con los preparativos de la boda. Este es el vestido de novia de mi abuela y quería hacerle algunos ajustes. Cerré esa puerta, bueno, porque da mala suerte ver a la novia con el vestido de novia antes de la boda".
“Luego pensé: '¿A quién le importan esos mitos? ¡Nuestro amor es más fuerte que eso!".
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"¡Oh, Dios!". Davon suspiró, cubriéndose la cara con las manos. Luego la envolvió con sus brazos y la sostuvo así por un rato. "¡Odio a Bruno! ¡Es un desastre! ¿No puede hacer nada bien? ¡Lo voy a eliminar de la lista de invitados a la boda! ¡Ese idiota!".
"No es tan malo. Hizo lo mejor que pudo, ¡pero igual lo vi! Es un buen amigo", dijo Verónica. "Tenía miedo, ¿sabes? He pasado días y meses temiendo no volver a verte. No perdamos más tiempo, ¿de acuerdo? Quiero que estemos juntos".
"¡Yo también! ¡Te amo Verónica!".
"¡Te amo más, soldado!", afirmó ella.
Tres semanas después, Davon y Verónica se casaron en una íntima ceremonia en la iglesia, intercambiaron 'Sí, acepto' y prometieron envejecer juntos. Y Bruno fue invitado a la boda, aunque casi la arruina.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- No saques conclusiones apresuradas. Cuando Davon vio a Verónica con la madre de Marcos, se sintió tan dolido que se alejó corriendo. Su novia debió alcanzarlo y obligarlo a escuchar lo que estaba ocurriendo.
- La confianza es una de las claves de las relaciones exitosas. Davon pensó que su vida amorosa estaba arruinada cuando vio a Verónica con un vestido de novia, y pensó que ella le había sido infiel. La realidad era muy diferente.
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