Mujer "embarazada" se somete a ecografía después de que su vientre empezara a crecer: el médico no vio ningún bebé en su interior
Una mujer se alegró mucho cuando su prueba de embarazo dio positivo. Pero, tras notar algunos síntomas, acudió al hospital, donde los médicos le hicieron un escáner para asegurarse de que su embarazo avanzaba sin problemas. Al ver los resultados, la futura mamá quedó destrozada.
Lauren Knowles Welburn era de Aberdeen (Escocia) y albergaba un fuerte instinto maternal. No veía la hora de hacer crecer su hermosa familia debido a su amor y cariño por los niños.
Abrazó la maternidad por primera vez en 2012 tras dar la bienvenida a un hijo, Charlie, con su entonces pareja, Trent Welburn. Dos años más tarde, a finales de 2014, Lauren recibió otra noticia reconfortante: esperaba su segundo bebé. Estaba encantada y no veía la hora de abrazar y sostener a su bebé.
Notando algo inusual
Todo iba bien para la encantadora pareja cuando algo llamó la atención de Lauren. Llevaba siete semanas y media de embarazo cuando empezó a tener sangrado.
Pero lo que pensó que era un simple manchado o, peor aún, la señal de un aborto espontáneo, resultó ser algo que nunca había visto venir.
En un principio, la escocesa descartó los pensamientos negativos porque ya había pasado por algo similar cuando estaba embarazada de Charlie. Pero para ir sobre seguro, concertó una cita con su médico para descartar dudas y especulaciones.
Los impactantes resultados de las pruebas
Cuando Lauren visitó a sus médicos y les habló de su estado, la enviaron a hacerse una ecografía. Sin que ella lo supiera, los resultados pondrían su mundo patas arriba y cambiarían su vida de la forma más inesperada.
Por fin llegaron los informes de la mujer, que entonces tenía 27 años, pero no eran nada de lo que ella esperaba. Según los resultados, no había ningún bebé en su vientre. Pero eso no era todo.
El médico de cabecera de Lauren le dijo que tenía un embarazo molar, algo que entonces no tenía sentido para ella. Su peor pesadilla se hizo realidad cuando los médicos le explicaron lo que significaba e investigó su diagnóstico. Recuerda:
"Ni siquiera sabía lo que era eso, así que me dieron una hoja informativa; mientras la leía, se me hundió el corazón".
Una experiencia aterradora
En otras palabras, la entonces madre de un niño padecía un tipo de enfermedad trofoblástica gestacional caracterizada por un espermatozoide que fecunda un óvulo vacío. La zona nublada que se veía en la ecografía no era un feto, sino un grupo de células.
Otras pruebas confirmaron los temores más profundos y oscuros de Lauren: la masa que llevaba era un cáncer. No sólo se truncaron sus sueños de embarazo, sino que tuvo que aceptar el sombrío estado de cosas.
Aunque le extirparon el tejido canceroso, se sometió a quimioterapia y sufrió pérdida de cabello, el tumor de Lauren siguió aumentando de tamaño.
Lauren, que más tarde se trasladó a Fremantle (Australia Occidental), explicó cómo en su cuerpo se producían las mismas hormonas que cuando se está embarazada de un bebé, lo que dio lugar a resultados positivos en las pruebas.
Sólo se dio cuenta de lo que significaba cuando empezó a sangrar. Pero lo que ella pensaba que era un simple manchado o, peor aún, la señal de un aborto espontáneo, resultó ser algo que nunca había visto venir.
Sobrevivir a su tormenta más oscura
Un día, esta residente australiana estaba en un parque con su hijo Charlie, empujando su columpio, cuando sintió algo extraño. Tras darse cuenta de que sangraba abundantemente, llamó a Trent, que la llevó al hospital.
Tras otra ronda de quimioterapia que comprendía seis ciclos, Lauren soportó más dolor y pérdida de cabello. En abril de 2015, se había sometido a cinco meses de tratamiento intensivo y su salud seguía empeorando.
Sin embargo, las cosas cambiaron para mejor cuando sintió un intenso dolor de vientre y corrió al baño con su gotero del hospital. Allí, sola en el retrete del hospital, Lauren dio a luz a la enorme masa que crecía en su vientre desde hacía unos meses.
La masa era tan grande como un bebé de 17 semanas y parecía una enorme pera. A pesar de la terrible experiencia y del dolor insoportable, se sintió aliviada por haber expulsado el trozo canceroso de su cuerpo.
Vencer los pronósticos
Pero la felicidad de Lauren pronto se vio ensombrecida por otra nube de preocupación cuando se enteró de algo desgarrador. Los médicos le dijeron que el enorme tumor había dañado su útero y que tendría dificultades para concebir en lo sucesivo. También le sugirieron que esperara al menos un año antes de intentar nuevamente tener un bebé.
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Sin embargo, un año después se quedó embarazada de su segundo hijo. Aunque temía volver a vivir el mismo círculo vicioso, una ecografía realizada a las cinco semanas y dos días le dio un respiro. El bebé de Lauren y Trent mostraba un fuerte latido y una oleada de alivio inundó a la pareja, que había pasado por lo peor.
Dando la bienvenida a su princesita
El 3 de febrero de 2017, la pareja dio la bienvenida a su niña, Indi, a través de una cesárea de emergencia. Su familia por fin estaba completa, y sus corazones se hincharon de amor y alegría insuperables. Una extasiada Lauren expresó:
"Trent me ha pedido matrimonio y mi pelo ha vuelto a crecer más grueso y bonito que antes de perderlo. Esto demuestra que después de un momento tan duro, realmente conseguimos nuestro arco iris después de la tormenta".
Un consejo poderoso
En abril de 2023, Lauren y Trent están felizmente casados y son los cariñosos padres de Charlie e Indi. Tras sobrevivir a sus duras pruebas y ver cómo su vida se desmoronaba, Lauren salió adelante. Por eso, tiene un poderoso consejo para las personas que atraviesan circunstancias difíciles:
"Quiero dar a la gente la esperanza de que, incluso en los peores escenarios, lo que parece imposible sigue siendo posible, a la vez que concienciar sobre el embarazo molar".
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