Caminando por el bosque, una mujer conoce a niña solitaria que visita a diario una cabaña abandonada - Historia del día

Caroline estaba sola en el bosque para hacer fotos para su portafolio. Mientras caminaba por el sendero, se fijó en una niña que caminaba sola. Cuando le preguntó por qué caminaba sola por el bosque, la pequeña le reveló algo que preocupó a Caroline.

Caroline era una fotógrafa independiente de éxito que decidió dedicarse a su pasión por el arte en lugar de trabajar en la empresa de su acaudalado padre. Su papá respetó esta decisión y siguió haciéndola partícipe de su negocio invitándola a ser la fotógrafa oficial de todos sus eventos.

Caroline trabajaba sola cuando no tenía clientes para ampliar su cartera. Un día, decidió hacer fotos en un pintoresco bosque cerca de su ciudad para su último reportaje de la galería.

Mientras hacía fotos, se encontró con una niña que caminaba por el sendero en la misma dirección. Se dio cuenta de que la niña estaba sola, sin ningún adulto que la supervisara.

Caroline decidió acercarse a ella para preguntarle si estaba bien. “Hola. Soy Caroline”, dijo, saludando a la niña, que parecía tener unos 11 años. “¿Qué haces aquí sola?”, le preguntó.

"Hola. Me llamo Cara. Vengo aquí casi todos los días. Este es el camino a la casa que visito", explicó la niña.

"Me llamo Cara. Camino por aquí casi todos los días. Este es el camino a la casa que visito", explicó la niña.

"¿Visitas una casa aquí en el bosque?", preguntó Caroline, sorprendida.

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Cara asintió y señaló la pequeña cabaña a la que se acercaban. En cuanto se acercaron, salió un hombre. En cuanto se acercaron, salió un hombre. Parecía cansado y estaba claro que no tenía hogar.

"Vengo a cuidar de él", dijo la niña, corriendo hacia el hombre para abrazarlo. Al principio, Caroline se preocupó hasta que Cara dijo: “¡Hola, papá!”.

“Hola, siento molestar”, dijo Caroline. “Vi a Cara caminando sola y me preocupé. Me alegra saber que está con su padre”.

“Está bien. Gracias por cuidarla. Mi nombre es Luke. Cara es mi única hija con mi exesposa. Por favor, entra”, dijo, señalando hacia la pequeña casa.

Caroline accedió y entró. Se sorprendió al ver que, aunque la casa parecía vieja, estaba ordenada y limpia por dentro. Apenas había cosas, salvo una cama, una lámpara, algo de ropa y un juego de cocina.

“Espero que no te importe que te pregunte, pero ¿por qué vives aquí? ¿Por qué no viven juntos?”, preguntó Caroline.

“Mi mamá dejó a mi papá hace un par de meses. Le quitó el dinero de la cuenta de ahorros común para que el tribunal pensara que no tenía dinero. Por eso no puedo vivir con él, aunque quiera”, explicó la niña.

Caroline se sintió triste por la niña porque sabía lo que era ser la niña de papá. Ella también quería mucho a su padre y le dolía que Cara no pudiera estar con él.

"Mi mamá tampoco sabe que estoy aquí. Se volvió a casar y pasa todo el tiempo con su nuevo esposo. En realidad, no le importa adónde vaya, siempre y cuando vuelva a casa al final del día. En cambio, paso todo mi tiempo libre aquí porque papá y yo disfrutamos de muchas cosas en común”, añadió Cara.

“Siento oír eso, cariño. Eres muy pequeña para vivir algo así”, no pudo evitar decir Caroline.

Luke asintió. “Lo sé. Me duele que tenga que pasar por todo esto. Nada de esto es culpa suya. Mi esposa no estaba contenta con nuestra vida normal y quería más. Yo no podía darle eso, así que decidió divorciarse de mí de una manera muy desastrosa”, compartió.

“Esta es la antigua casa de mi abuela. Ella quería retirarse cerca de un lago, así que construyó esta casa. Cuando mi exesposa me echó, supe que éste era el único lugar al que podía ir”, añadió Luke.

Luke y Caroline hablaron durante un par de minutos mientras Cara miraba la cámara de Caroline. Se enteró de que Luke tenía un negocio pequeño pero rentable en un pueblo cercano, pero tuvo que cerrarlo cuando su exesposa le quitó el dinero.

Al día siguiente, Caroline regresó con comida, agua y ropa. Luke y Cara aún no estaban en casa en ese momento, así que ella le esperó fuera durante casi una hora. Cuando llegaron, se disculparon. “¡Lo siento, Caroline! Estábamos nadando en el lago”, explicó Cara.

“¡No te preocupes, es perfecto! Traje comida caliente que podemos disfrutar. Seguro que tienen hambre”, dijo sonriendo mientras levantaba las bolsas de papel que llevaba en la mano. Los tres disfrutaron juntos de la comida, mientras intercambiaban anécdotas sobre cómo les había ido el día.

Al cabo de un rato, Caroline se fijó en una caja de hierro sellada con un candado y camuflada entre dos armarios de madera. “¿Qué hay en esa caja?”, decidió preguntar.

Luke siguió la mirada de Caroline, confuso. Nunca se había fijado en la caja. Decidió sacarla y, utilizando una vieja llave inglesa, rompió el candado para que pudieran ver lo que había dentro.

Una vez que lo hizo, se quedaron boquiabiertos. Había un par de pequeños lingotes de oro. “¿Cómo puede ser? No sabía que mi abuela tuviera oro escondido. Cara, ¡tenemos dinero! Podré abrir mi negocio y luchar por tu custodia en los tribunales”, gritó Luke.

Caroline sonrió al ver lo felices que se veían Luke y Cara. Entonces decidió bromear: “Necesitarás una esposa que cuide de tu hija mientras estás en tu tienda”.

Aunque en ese momento sólo estaba bromeando, nunca pensó que lo que dijo ocurriría de verdad. Caroline se aseguró de ayudar a Luke y Cara a cada paso, incluso ofreciéndole a Luke alquilar un pequeño apartamento propiedad de una amiga suya mientras ponía en marcha su negocio.

Al darse cuenta de que Caroline era una mujer hermosa y de buen corazón que sólo tenía buenas intenciones para él y Cara, Luke empezó a cortejarla. Empezaron a salir y finalmente se fueron a vivir juntos.

Caroline ayudó a Luke a llevar su negocio. Hacía fotos de la tienda y de los artículos que vendía y los publicaba en Internet. Formaban un gran equipo y el negocio volvió a ser rentable en poco tiempo.

En cuanto estuvo preparado, Luke presentó una demanda en los tribunales para recuperar la custodia de Cara. Su exesposa apenas opuso resistencia y le concedieron la custodia completa. Caroline, Cara y Luke vivieron juntos como una familia y fueron muy felices.

Un par de años después, Luke y Caroline se casaron. El padre de Caroline sólo tenía buenas palabras para el esposo de su hija después de la celebración. “Tenías razón, cariño. Luke es una buena persona y un gran hombre de negocios. Me alegro de que lo eligieras como esposo y de que decidieras ayudarlo entonces”.

Caroline dio las gracias a su padre con lágrimas en los ojos. “Gracias, papá, por darme esos lingotes de oro. Tenía muchas ganas de ayudarlo. No pude evitar verte en él, papá. Tú estabas en una situación parecida cuando mamá nos dejó y se llevó tu dinero. No quería que Cara sufriera lo mismo que yo para luchar por volver a estar contigo”.

Resulta que cuando Caroline se dio cuenta de que Luke y Cara no estaban en casa cuando ella regresó aquel día en el bosque, hizo que alguien colocara el viejo cofre dentro de la casa. Luke y Cara nunca se enteraron, y es un secreto que Caroline estaba dispuesta a guardar para siempre.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• Incluso los encuentros más azarosos pueden conducir a bellos finales: Caroline no tenía intención de encontrar el amor, pero terminó encontrándolo después de aquella tarde al azar en el bosque. Fue como si su encuentro con Cara fuera obra del destino, ya que la condujo hasta Luke, que se convirtió en el amor de su vida.
• Nunca es tarde para volver a empezar: Después de que su esposa lo abandonara, Luke tuvo que sobrevivir viviendo en una pequeña casa en el bosque. Sin embargo, con un poco de ayuda de Caroline, fue capaz de recuperarse, reflotar su negocio y empezar una nueva vida con ella por completo.

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