Huérfano intenta hallar a su mamá con un retrato de ella que él dibujó - Historia del día
Un huérfano dibuja un retrato de la madre que le abandonó cuando era muy pequeño y cuando logra una imagen que piensa que es perfecta se esfuerza por encontrarla. Pero le esperaba una inesperada sorpresa.
Como todos los huérfanos, Patrick soñaba con que un día su madre vendría a buscarle. Vería su cara, su sonrisa, y todo ese amor que había echado de menos estaría allí, en sus cálidos brazos.
Pero Patrick nunca había visto a su madre. Ella le había abandonado en el vestíbulo del orfanato en el que vivía cuando apenas tenía unos días de nacido. Todo lo que tenía era una fantasía, hasta que el señor Dimitri, el viejo conserje, hizo un comentario sorprendente.
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"Patrick", dijo el viejo. "¡Tienes los ojos de tu madre!".
Patrick, que solo tenía seis años, estaba muy emocionado. "¿De verdad ha visto a mi mamá, señor Dimitri?".
"Sí", dijo el señor Dimitri. "¡Claro que la vi! Era la mujer más guapa que he visto nunca".
"Ojalá hubiera podido verla...", susurró Patrick. "¡Tengo miedo de que si vuelve no la reconozca! Si hago un dibujo de ella, ¿me dirás si está bien?".
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El señor Dimitri asintió. "¡Claro que lo haré!", dijo. "¡Y con el talento que tienes, será un buen retrato!".
Así que Patrick hizo un retrato de su madre imaginaria e hizo los ojos tan parecidos a los suyos como pudo. Pero el señor Dimitri lo miró y frunció el ceño. "¡No, esa nariz no está bien! La nariz de tu madre era más bonita".
Patrick dibujaba otro retrato, y otro, y otro. A lo largo de los años, debió de dibujar un centenar de retratos, pero nunca quedaban del todo bien según las descripciones del señor Dimitri.
Cuando Patrick tenía 17 años, le llevó al Sr. Dimitri el mejor retrato que había hecho nunca (y para entonces ya era un artista consumado) y el señor Dimitri se quedó boquiabierto. "¡Es tu mamá!".
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Patrick estaba encantado. Mandó hacer docenas de copias del retrato y empezó a escabullirse del orfanato para pegar los retratos de su madre por toda la ciudad, pidiendo a cualquiera que la reconociera que se pusiera en contacto con él. Nadie apareció ni llamó, lo que lo decepcionó mucho.
Pero seis meses después, justo cuando se daba por vencido, un hombre se presentó en el orfanato y pidió ver a Patrick. El hombre, de unos cuarenta años, se quedó mirándolo fijamente. "¿Eres tú quien busca a la mujer del retrato?".
"Sí", dijo Patrick. "Es mi madre".
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"¿Tú pintaste eso?", preguntó el hombre.
"Sí", dijo Patrick. "Yo lo hice".
El hombre sonrió. "Soy George. Tienes mucho talento, jovencito, y lo digo con propiedad. Soy artista".
George llevó a Patrick a tomar una taza de café y charlaron largo rato. El adolescente no se dio cuenta de que el hombre se había llevado la taza después. Dos semanas más tarde, el artista volvió a verle.
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"Patrick", dijo George. "No quería decir nada sin pruebas, pero conocí a tu madre. Era una mujer muy hermosa, y fue mi esposa. Me dejó por otro hombre, un hombre rico, y se mudó a Europa".
"Lo que no sabía era que estaba embarazada cuando me dejó. Ahora sé que tú eres mi hijo. No estás solo, Patrick. Me tienes a mí, y a una madrastra que está deseando conocerte, y a tres medias hermanas menores. Tienes una familia".
Patrick inclinó la cabeza y lloró. "Mi madre...", dijo. "Nunca va a volver, ¿verdad?".
George negó con la cabeza tristemente. "No lo creo hijo, pero nunca se sabe...".
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"¿Se parecía el retrato a ella?", preguntó Patrick. "¿Lo hice bien?".
"No", dijo George. "No se parece a ella en absoluto... pero lo que sí reconocí fue tu estilo y el talento que tienes. Sentí que tenías que ser mi hijo".
Patrick se fue a vivir con George y su familia y su sueño de formar parte de una familia cariñosa se hizo realidad. Se convirtió en artista como su padre, y además famoso.
Muchos años después, una mujer se acercó a Patrick en una exposición de arte en París. "Este retrato...", le preguntó. "'Fantasía de mi madre'... ¿Está a la venta?".
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Patrick miró a la mujer. Debió haber sido muy guapa, y sus ojos eran iguales a los suyos. "Me temo que no", dijo. "Una vez soñé que la mujer que me dio a luz me quería, pero por desgracia no fue así".
La mujer pareció sorprendida. "Las madres siempre quieren a sus hijos...", dijo.
"¿Incluso cuando se alejan?", preguntó Patrick.
La mujer desvió la mirada. "A veces... A veces piensan que otras cosas son más importantes...".
"¿Y lo son?", preguntó Patrick con dulzura.
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La mujer tenía lágrimas en los ojos. "No, Patrick. Son solo ilusiones. Todo se esfuma, y lo único que quedan son los remordimientos".
Patrick cogió el retrato de la pared y se lo dio. "Madre, quiero que tengas esto. Mi dirección está en el reverso. Si quieres conocer a tus nietos, ya sabes dónde estoy".
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Los niños no deben sufrir por los errores de sus padres. La madre de Patrick sacrificó a su hijo para poder vivir una vida de lujo.
- Si buscas, encontrarás. Patrick encontró a su padre y a sus hermanas, y años más tarde, su madre le encontró a él a través de sus pinturas.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.