Mujer vuelve a casa del trabajo y se encuentra a una chica desconocida con la camiseta de su marido - Historia del día
Una mujer llega pronto a casa del trabajo y se sorprende al encontrar en su casa a una extraña y hermosa chica que llevaba puesta una de las camisetas de su marido.
Cuando Virginia volvió a casa temprano aquel miércoles por la tarde, nunca esperó que aquello cambiaría su vida. Se sentía fatal: tenía gripe y fiebre.
Tenía tan mal aspecto que su jefe la mandó a casa y Virginia se marchó resoplando y con los ojos llorosos. No tenía ni idea de que pronto se encontraría aún peor.
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Virginia abordó un Uber para volver a casa. Subió los escalones hasta la puerta de su casa, planeando su tarde: "Me prepararé una buena taza de té caliente, me tomaré una aspirina y tomaré una larga siesta... Los niños no llegarán a casa hasta las seis...".
Entró en casa y vio que las llaves del coche de su marido estaban en la mesita del recibidor. ¿Kevin está en casa?, se preguntó. A lo mejor también estaba enfermo.
La confianza es la piedra angular de una relación sólida.
Pero cuando Virginia entró en el salón, se llevó la sorpresa de su vida. Había una mujer joven. Una morena alta, delgada y muy guapa, ¡pero lo que más le sorprendió fue lo que llevaba puesto!
La chica llevaba puesta la camiseta favorita de Kevin, la de Elvis Presley. "¿Qué?", exclamó Virginia. "¿Qué haces en mi casa? ¿Quién eres?".
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La chica sonrió. "¡Hola!", dijo. "¡Soy Karen!".
"¿Karen?", dijo Virginia, mirándola incrédula. "¿Por qué llevas la camiseta de mi marido? ¿Qué haces aquí?".
Una voz la interrumpió. "¡Virginia, cariño! Estás en casa...". Ella se dio la vuelta y vio a su marido Kevin de pie con cara de sorpresa y malestar.
"Tú también", espetó Virginia. "Estoy enferma, ¿cuál es tu excusa? ¿Tu novia?".
"¡No!", gritó Karen. "¡No es nada de eso!".
"Escucha", dijo Kevin. "¡No es lo que piensas!". Extendió las manos y Virginia vio que sostenía varias prendas de ropa. "Esta joven iba caminando por la carretera...".
"¿Y por eso le ofreciste un aventón y una camiseta?", preguntó Virginia con sarcasmo.
"No, pasó un coche y la salpicó", explicó Kevin. "La pobre estaba empapada y cubierta de barro. Así que sí, la traje a casa y metí su ropa en la lavadora y la secadora".
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"Le presté mi camiseta y le preparé un té caliente... ¡Eso fue todo!".
"Por favor", dijo Karen, y Virginia vio que tenía lágrimas en los ojos. "Tu esposo fue muy amable, y respetuoso, ¡no quiero que se meta en ningún tipo de problema!".
Virginia dudó. "¿Es toda la verdad, Kevin?", preguntó.
"Virginia", dijo Kevin. "¿Cómo puedes dudar de mí? Llevamos diecisiete años casados y nunca he mirado a otra mujer!".
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Virginia resopló. "Supongo...", susurró. "Pero cuando vi a esta chica... Es tan guapa...".
"Tú también lo eres, nena", dijo Kevin con ternura. "A mis ojos, ¡nadie es tan guapa como tú!".
Kevin le devolvió la ropa a la chica y llamó a un Uber para que la llevara a casa, y luego arropó a Virginia en la cama y le trajo un té caliente.
"¡Oh, Kevin!". Virginia suspiró. "Eres tan dulce y tan amable... Pero la próxima vez que rescates a una dama en apuros, ¡más vale que sea muy vieja y muy fea!".
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- La confianza es la piedra angular de una relación sólida. Virginia se disgustó al encontrar a una chica guapa en su casa, pero sabía que su marido era un hombre fiel.
- Ayuda a los necesitados, porque puede que algún día tú también lo necesites. Kevin se detuvo a ayudar a una desconocida mientras muchas otras personas pasaban de largo.
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