logo
página principalHistorias Inspiradoras
Anciano sentado en un banco | Foto: Shutterstock
Anciano sentado en un banco | Foto: Shutterstock

Hombre deja a su exesposa sin nada, le ruega por una segunda oportunidad 43 años después - Historia del día

Susana Nunez
27 jul 2023
17:00

Un hombre que abandonó a su esposa le pidió una segunda oportunidad para demostrarle su amor 43 años después. Solía sentarse en un banco frente a la ventana de su dormitorio, sosteniendo sus flores blancas favoritas y suplicándole perdón. Pero un día, supo con certeza que eso nunca ocurriría.

Publicidad

¿Le darías una segunda oportunidad a alguien que te rompió el corazón y se marchó, dejándote dolorosos recuerdos que aún te persiguen? ¿Algún gesto cambiaría lo ocurrido y arreglaría las cosas?

Mark, de 63 años, pensó que todo lo que necesitaba para volver a su hermoso pasado de cuento de hadas con su ex, Angelina, era pedir disculpas y otra oportunidad.

El hombre soñaba con ganarse esa segunda oportunidad de esa mujer a la que había abandonado un día de San Valentín hacía 43 años, pocos meses después de que se dieran el "sí, acepto". Estaba seguro de que ella se alegraría de volver a verle...

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

En un otoñal octubre de 1979, Mark, de 20 años, y Angelina, de 19, se casaron tras un año de amores. Su historia de amor era totalmente clásica. Ambos eran huérfanos que habían establecido sus vidas de forma independiente tras salir del orfanato a los 18 años.

Publicidad

Él le rogó a su exesposa que le diera una segunda oportunidad para demostrarle cuánto la amaba. "Solo te pido una oportunidad. Solo una, por favor", suplicó Mark.

Vivían en la misma ciudad y tan solo a dos calles de distancia, por lo que la distancia nunca fue un problema. Siempre que la gente veía a Mark y Angelina juntos, sentían asombro y envidia por lo felices que parecían. Pero, ¿quién iba a decir que esta historia de amor llegaría muy pronto a un abrupto final?

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

A lo largo de su matrimonio, Angelina se dio cuenta de que Mark solo se interesaba por sí mismo. Empezó a pasar menos tiempo con ella y a hacer nuevos amigos con los que iba a menudo a discotecas y a navegar en yate. Cuando ella le preguntó por qué, él se limitó a decirle que era joven y quería disfrutar.

Publicidad

Además, el amor de Mark por la riqueza mermaba su felicidad conyugal. Tenía la cabeza en nuevos planes de negocio e incluso se hizo amigo de viudas ricas. Todo esto era demasiado para Angelina, que había abandonado su sueño de convertirse en diseñadora de moda para ser una buena ama de casa.

El día de San Valentín de 1980, Angelina se despertó sola en su cama con una nota en el lado donde solía dormir Mark. Se le llenaron los ojos de lágrimas al leer las dolorosas palabras que él había escrito.

"Sé que estábamos locamente enamorados. Pero me he dado cuenta de que el amor ya no basta para hacerme feliz. Tengo grandes sueños y voy tras ellos. Sé que estaremos bien. Estábamos destinados a triunfar separados. Te dejo y te deseo buena suerte para que vuelvas a encontrar la felicidad, igual que yo la encontré con otra persona. Mark".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Publicidad

Angelina sintió que era desleal que Mark la dejara así. Recordó todas las bonitas palabras y promesas que él le había hecho cuando estaban enamorados. Le costó mucho tiempo aceptar la fea realidad de que él ya no estaría en su vida.

Por si ese dolor no fuera suficiente, Mark le había dejado cuentas pendientes, incluido el alquiler que llevaba dos meses de retraso. La angustia se apoderó de ella en muy poco tiempo. Empezó a odiarle y juró no volver a verle.

Angelina estaba perdida. No tenía a nadie que la ayudara en la ciudad, y las pocas personas que conocía la culpaban por su matrimonio arruinado. Eran personas que se habían sentido celosas de su hermosa historia de amor y se alegraban en secreto de que su relación hubiera terminado.

Después de pagar las facturas y el alquiler, Angelina decidió marcharse en busca de una nueva vida. Se acordó de su querida amiga Sofía, del orfanato, y le escribió.

Una semana después, recibió una respuesta y un billete de avión. Fue allí donde Angelina empezó a ver el mundo desde otra perspectiva. Trabajó de camarera a tiempo parcial, se apuntó a una escuela de moda y siguió adelante con su vida. Pronto conoció a José Hammick, un compañero de clase que se sintió atraído por su belleza y su carácter.

Publicidad
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Aunque reacia a enamorarse de nuevo, Angelina aceptó salir con él. Pensó que si Mark podía seguir adelante, ella tenía el mismo derecho a hacerlo. Sin embargo, en esta oportunidad se tomó las cosas con calma hasta que se graduó y encontró trabajo.

Con el tiempo, Angelina se convirtió en una diseñadora de moda de primera categoría para una importante firma de moda de la ciudad. Las modelos desfilaban por la pasarela con sus magníficos diseños y pronto fue muy cotizada. Al igual que ella, José se introdujo en la industria de la moda y juntos dominaron las Semanas de la Moda de los 80.

Ahogados en fama y riqueza, José y Angelina decidieron casarse. Celebraron una ceremonia íntima y vivieron una vida muy feliz juntos. Un año después, dieron la bienvenida a su primera hija, a la que siguieron dos más en un lapso de cinco años.

Publicidad

Aunque todo iba bien en la vida de Angelina, el destino volvió a golpearla con una mala noticia. El yate en el que José había ido para una sesión fotográfica de moda chocó contra un barco y se hundió. Él y el resto de los tripulantes sucumbieron en el accidente.

Angelina quedó destrozada y sintió que no estaba destinada a ser feliz. Firmó menos contratos y estuvo a punto de dejarlo todo. Pero entonces se dio cuenta de que iba por mal camino, sobre todo después de leer el diario de José.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

"Disfruto de que Angelina tenga éxito. Es una mujer excepcional", rezaba una línea en una de las últimas páginas que José había escrito antes de morir. "Quiero que nuestros hijos sean felices y se inspiren en su madre y sepan que es una mujer que nunca se rinde".

Publicidad

Las palabras causaron un gran impacto en Angelina. Asimiló su pena y se empeñó en mantener el éxito que había logrado. Se centró en su carrera y volvió a saltar a la palestra. Crio a sus tres hermosas hijas, Amy, Emily y Christie, y se tomó un descanso después de saborear una exitosa carrera durante 35 años.

A los 61 años, Angelina llevaba una vida alegre en su villa de lujo. Sus hijas y nietos la visitaban a menudo y le daban más motivos para ser feliz. Pero un día, uno de sus nietos, Tommy, le preguntó si conocía a un tal Mark Fisher, provocándole escalofríos.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Publicidad

"¿Qué nombre acabas de decir?", preguntó Angelina a Tommy.

"Mark Fisher", respondió el chico.

"¿De qué lo conoces?". Angelina se sobresaltó porque no esperaba volver a oír nada relacionado con su exesposo.

"Bueno, abuelita, recibí su solicitud de amistad en Facebook. Chateamos un rato y solo hablaba de ti. Me pidió tu número; me dijo que se conocían, así que se lo di. ¿Por qué? ¿Pasa algo?".

"¿Le diste mi número? Eso estuvo muy mal Tommy. Debiste consultarme antes", expresó Angelina conmocionada. No podía creer que Mark hubiera venido a buscarla después de 43 años. Revisó su teléfono y encontró una notificación de un número desconocido.

"Hola, soy Mark Fisher. Me encantaría que pudiéramos vernos en el parque. ¿Vendrás?", decía el mensaje.

Angelina dudó, pero aceptó reunirse con él. Quería saber por qué había vuelto y que pretendía buscándola después de tantos años.

Aquella tarde se reunió con Mark en el parque. Aunque él estaba encantado de verla, ella no, y nunca le estrechó la mano cuando él le tendió la suya.

Publicidad

"¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué te has comunicado con mi nieto? ¿No estás satisfecho con lo que hiciste hace 43 años?", le preguntó. Mark permaneció en silencio y expresó culpabilidad en sus ojos, y luego empezó a hablar.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

"Sé que te hice mucho daño. Me fui para ganar más dinero, pero me engañaron", dijo. "La viuda rica con la que me casé me dejó por otro hombre. En ese momento, me di cuenta de mi error y quise volver contigo. Pero no estabas en la ciudad, y más tarde me enteré de que ya estabas casada con otro hombre. No quise molestarte".

"¿Entonces por qué estás aquí?", replicó Angelina. "Esto me molesta y no quiero tenerte cerca de mí otra vez. ¿Cómo me has encontrado aquí?".

Publicidad

Mark se alarmó por su reacción. "Me mudé aquí después de leer la noticia de que te habías retirado de la industria de la moda. Te busqué en Internet y encontré una de tus fotos en el perfil de Facebook de Tommy. Quería reconciliarme contigo y estar a tu lado para siempre".

"¿Estar a mi lado? No quiero que un traidor como tú esté a mi lado", replicó Angelina.

Le rogó a su exesposa que le diera una segunda oportunidad para demostrarle lo mucho que la quería. "Solo te pido una oportunidad. Solo una, por favor", le suplicó.

Angelina, furiosa, se levantó y se marchó, diciendo que esas segundas oportunidades no existen. "¿Demostrar tu amor? Ya me lo demostraste en el pasado". Pero Mark estaba decidido a no perder la esperanza y siguió intentando ganarse nuevamente su corazón.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Publicidad

Todos los días se sentaba en un banco frente a la casa de Angelina, sosteniendo sus rosas blancas favoritas, con la esperanza de convencerla. Pero la viuda estaba firme en su decisión. Cada vez que veía a Mark fuera, llamaba a su seguridad para que se lo llevaran o le cerraba la ventana de un portazo.

Mark nunca perdió la esperanza y siguió intentándolo. Pensó que lo conseguiría, pero el destino tenía otros planes.

Como de costumbre, se plantó ante la casa de Angelina con rosas blancas. Era el día de San Valentín y pensó que se le derretiría el corazón regalándole las flores. Para su consternación, las ventanas de su habitación estaban cerradas y vio gente vestida de negro entrando a su casa.

Angelina había muerto plácidamente mientras dormía la noche anterior tras sufrir un paro cardíaco. Hasta su último aliento, nunca aceptó las disculpas de Mark ni a él. Estaba destrozado, y lo único que veía de su gran amor era su ataúd. Colocó el ramo de rosas blancas sobre él y lloró antes de alejarse, con la desesperación y la decepción en el corazón.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pixabay

Publicidad

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No se puede cambiar el pasado; solo puedes responsabilizarte de él. Cuando Mark suplicó a Angelina que le diera una segunda oportunidad para demostrarle su amor, ella se negó. Le dijo que nada podía cambiar el dolor que él le había infligido años atrás.
  • No cambies el amor verdadero por placeres mundanos. Aunque Mark y Angelina estaban perdidamente enamorados, él la abandonó para satisfacer sus deseos de riqueza. Al final, su codicia solo le trajo soledad y fracaso.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

Publicidad
Publicidad
Publicaciones similares