Pareja ve la cara de su recién nacido y lo abandona - Más de 20 años después, vuelven a rechazarlo
- Un hombre fue abandonado de niño después de que sus padres le vieran el rostro.
- Años después, se armó de valor para ponerse en contacto con ellos y, con un poco de suerte, cambiar las cosas.
- Sus padres tenían el corazón frío: volvieron a rechazarle y se negaron a ponerse en contacto con él.
Nacer con una condición genética que alteraba su aspecto facial estaba fuera del control de un hombre. Sin embargo, fue motivo suficiente para que sus padres le abandonaran siendo un bebé.
Jono Lancaster nació con el síndrome de Treacher-Collins, una enfermedad que impide el desarrollo de los huesos y tejidos faciales. Día y medio después de nacer, sus padres lo abandonaron en el hospital, e inmediatamente entró en el sistema de acogida.
Jono encontró una familia a las dos semanas
Los servicios sociales pronto le encontraron un hogar cariñoso, y su madre adoptiva, Jean, le ha apoyado plenamente a lo largo de los años. También tuvo un buen grupo de amigos que le ayudaron a construir una vida próspera a pesar de sus dificultades.
Jean acogió a Jono cuando tenía apenas dos semanas. A sus 81 años, ella es madre soltera y ya había adoptado a niños discapacitados.
Cuando Jean conoció a Jono, sintió una conexión instantánea. No pudo evitar sonreír al ver al bebé, y cuando lo sostuvo en brazos por primera vez, supo que estaban destinados a convertirse en una familia.
Jean adoptó legalmente a Jono cuando tenía cinco años, seis después de conocerlo. Se ocupó de que gozara de buena salud, llevándolo a las consultas médicas a lo largo de los años.
Todos los años celebran el 18 de mayo, el día en que Jean adoptó oficialmente a Jono. Es un día que hace que él se sienta elegido. "Mis padres me eligieron a mí. Tu madre y tu padre se quedaron contigo, pero los míos me eligieron a mí", dice orgulloso a sus amigos.
Al crecer, Jono nunca se sintió solo. Tenía otros hermanos adoptivos; su casa estaba siempre llena de vida y caos. Para él, no había mejor manera de crecer.
En el colegio, Jono tuvo muchos amigos. Lo atribuyó a su afición por "agradar a la gente", un rasgo del que más tarde se dio cuenta de que lo hacía por razones equivocadas. Dada su condición, solía creer que tenía que pagar a la gente por haber elegido hacerse amigo suyo.
Con el tiempo, sus verdaderos amigos le aseguraron que podía ser él mismo y que no necesitaba hacer nada para sentirse aceptado. Se alegra de haber encontrado a esas personas, sobre todo después de años de tormento durante la secundaria.
La gente se burlaba de su aspecto, bajando la mirada ante él. Aunque reconocía que le acosaban, no dejaba que le molestara y se centraba en sus amigos.
Sin embargo, fue en la adolescencia cuando empezó a enfadarse. Sus amigos tenían novias, pero él era incapaz de tener una relación.
"Llegué a odiar mi cara y le echaba la culpa a todo lo que iba mal en mi vida", admite. Sus estrategias de afrontamiento se volvieron poco saludables y empezó a centrarse en su cuerpo.
Jono se volvió muy exigente con su dieta, su rutina de ejercicios y las camas de bronceado. Para él, para que una chica alguna vez quisiera salir con él, debía darle una buena razón para hacerlo.
Odiaba mirarse a la cara hasta los 20 años. Encontró un trabajo en un club local y realmente disfrutaba trabajando detrás de la barra.
Mientras trabajaba allí, Jono experimentó algo que creía imposible: una compañera de trabajo le pidió salir, y resultó que estaba enamorada de él.
Empezaron a salir, y su novia le dijo durante una de sus salidas: "Me encanta tu cara". Nunca había oído eso de nadie que no fuera su madre.
Le llenó de una confianza que nunca había tenido, y de sentirse feo, de repente se sintió sexy. Aunque su relación no funcionó, fue un momento de iluminación para Jono. Empezó a ver su rostro de forma más positiva.
Cuando comenzó a trabajar en un gimnasio local, Jono seguía intentando evitar mirarse el rostro la mayor parte del tiempo. Sin embargo, un día, mientras admiraba unas zapatillas que se había comprado, de repente se vio a sí mismo mirándose.
Se fijó en sus ojos azules, y eso le hizo sonreír, y de repente vio el hoyuelo de su mejilla, en el que nunca se había fijado antes.
"Sonreía como un gato de Cheshire, y me di cuenta de que me encanta mi cara. Descubrí más cosas de mí que me gustan", dice sobre su experiencia.
Jono fue rechazado por segunda vez
Con su nueva confianza, Jono se encontraba en un buen momento. Quería ponerse en contacto con sus padres biológicos para asegurarles que estaba bien y que le encantaría conocerlos.
Se puso en contacto con su agencia de adopción, que le mostró todos sus registros. Fue una revelación dolorosa para él, ya que las palabras utilizadas en sus formularios indicaban que sus padres estaban "horrorizados" por su cara.
A pesar de ello, seguía queriendo conectar con ellos, así que redactó una carta para sus padres biológicos. Envió la carta con el apoyo de su madre adoptiva y sus amigos. Dos semanas después recibió una respuesta que decía:
"En relación con este tema, no deseamos ningún contacto y se ignorarán nuevos intentos".
Lo que más le dolió a Jono fue que sus dos padres habían firmado la carta. A pesar del resultado, estaba orgulloso de haber tendido la mano, y no haber dejado lugar a un "y sí...".
Siguió adelante con su vida, agradecido por el amor que sentía de todos los que le rodeaban, y agradecido con sus padres biológicos por haberle dado la vida.
Jono trabaja como conferencista motivacional. Se ha reunido con personas de toda condición y ha visitado varios países alrededor del mundo para compartir su historia.
Además de sus conferencias, Jono creó la fundación "Love Me Love My Face Foundation", una organización benéfica para concienciar sobre el síndrome de Treacher-Collins y otras enfermedades craneofaciales. También ha publicado un libro titulado "Not All Heroes Wear Capes" ("No todos los héroes llevan capa"), que narra sus experiencias y cómo ha aprendido a aceptar su vida tal como es.
Jono no sabe qué le deparará el futuro ni ha decidido qué hará después. Pero lo que tiene claro es que, dondequiera que le lleve el camino, seguirá viviendo su vida al máximo.
El abandono es una de las cosas más dolorosas que una persona puede experimentar en su vida. En una historia desgarradora, un hombre ve a su recién nacido y abandona a su esposa en el hospital - Fue un "momento horrible" para ella.
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