Chica huérfana ve flores nuevas en tumba de mamá cada semana, ahí conoce a papa del que nunca supo - Historia del día

Una joven visita todos los días la tumba de su madre, pero se confunde cuando empieza a encontrar flores en la lápida. No sabe quién pone las flores allí hasta que un día conoce a un hombre que nunca pensó que existiera.

Los últimos meses habían sido duros para Gina. Sólo tenía 16 años, pero había pasado por muchas cosas. Hacía sólo unos meses que había perdido a la única persona que significaba todo para ella, y el futuro parecía muy sombrío.

Desde que enterró a su madre en el mausoleo de Mountain Ridge, se había impuesto el deber de visitar la tumba a diario. Era la única forma de sentirse cerca de su madre.

Sin embargo, en las últimas semanas, cada vez que visitaba la tumba de su madre, encontraba hermosas flores colocadas cuidadosamente sobre la lápida. "¿Quién podría llevarle flores a mi mamá todos los días?".

Intentó llegar al fondo del asunto hablando con el vigilante del cementerio. "Hola, ¿sabe por casualidad quién pone flores en la lápida de Alice Hunter?", preguntó a Jacob.

"Lo siento jovencita, pero no he visto a nadie poner las flores. Pero podría fijarme para la próxima vez", respondió él.

En las semanas siguientes, se puso en contacto con la mayoría de los amigos de su madre para intentar descifrar el misterio, pero todos los que llamaba negaban haber puesto flores en la tumba de Alice.

Pero un día, al acercarse a la lápida de su madre, pudo distinguir la figura de un hombre que no le resultaba en absoluto familiar. También vio que llevaba un ramo de preciosas dalias, las flores favoritas de su mamá.

"¿Cómo sabe él qué flores le gustaban a ella?", se preguntó, acercándose al hombre con cautela. "Debía ser cercano a ella".

Cuando se acercó lo suficiente para verle la cara, habló con voz temblorosa. "Hola, soy Gina", dijo, tendiéndole la mano para estrechársela.

"Hola. Soy Mark".

Gina se quedó mirando al hombre. Era tal vez unos años mayor que su madre, pero eso es todo lo que podía decir acerca de su conexión con Alice. Ella esperó a que él dijera un poco más sobre sí mismo, pero el silencio sólo se hizo más fuerte.

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"Soy la hija de Alice", dijo exasperada.

Tan pronto como las palabras salieron de su boca, vio a Mark jadear. "Eso significa que tú debes ser...", las palabras se desvanecieron mientras sus ojos adquirían un brillo mucho más suave.

Ya no estaba sola en este gran mundo cruel.

"Gina, ¡oh Gina!", gritó casi impulsivamente, "Puede que quieras sentarte. Hay algo que deberías saber".

Gina estaba confundida. "¿Cómo conociste a mi madre?", le espetó, ignorante de la verdad que se ocultaba tras la tranquila conducta del hombre.

"Tienes que sentarte para que podamos hablar", respondió Mark, quitando el polvo de la losa de la tumba con un trozo de la toalla de papel que había sacado del bolsillo.

Se sentaron antes de que Mark comenzara su relato. "Como ya he dicho, soy Mark, el ex novio de tu madre".

"¡Qué... ¿qué?", se sobresaltó Gina.

"Sí, salimos un tiempo, pero éramos jóvenes y tomé algunas decisiones estúpidas", respondió Mark con solemnidad. "Planeábamos casarnos, pero descubrimos que Alice estaba embarazada. Yo no tenía trabajo ni medios para cuidar de ella y de nuestra hija nonata, así que...".

"¿Así que te fuiste?", dijo Gina, conteniendo las lágrimas que amenazaban con brotar.

"Lamentablemente, sí. Admito que no fui lo bastante hombre y actué de forma egoísta, pero lo he pagado caro".

"¿Significa eso que eres mi padre?", preguntó Gina con curiosidad, casi como si supiera la verdad pero quisiera que se la confirmaran.

"Sí, Gina. Soy tu padre. Durante meses me convencí a mí mismo de que había tomado la decisión correcta, pero en el fondo sabía que me estaba mintiendo. Así que, cuando Alice estaba embarazada de siete meses de ti, intenté volver, pero ella no quería saber nada de mí".

Gina se quedó sin palabras. Dejó que las lágrimas fluyeran libremente de sus ojos, sin creer lo que estaba oyendo.

Mark le contó que, después de años intentando convencer a Alice de que lo perdonara y de que sus intentos cayeran en saco roto, siguió adelante y se casó. Él y su nueva esposa empezaron a intentar tener hijos, pero todos sus embarazos terminaron en abortos.

Mark sintió que Dios lo estaba castigando por abandonar a Alice y a su hija, así que decidió buscarla y pedirle perdón. Desgraciadamente, su búsqueda lo llevó a un lugar poco probable: su tumba.

"Perdí mi oportunidad de buscar el perdón de Alice, pero te pido esto. Por favor, Gina, perdóname por abandonarte hace tantos años. Debería haberlo sabido".

Gina saltó a los brazos de su padre, y ambos lloraron en los hombros del otro durante un rato. Gina le dijo que lo había perdonado y que estaba feliz de conocer por fin a su padre.

Ya no estaba sola en este gran mundo cruel. Tenía a su padre, y eso era más de lo que había esperado al llegar allí aquella mañana.

Mark se llevó a Gina a casa y, en las semanas siguientes, él y su esposa la adoptaron oficialmente. Por primera vez en meses, fue feliz. Pero esa era solo una parte de las buenas noticias. Poco después, la esposa de Mark quedó embarazada y esta vez llevó el bebé a término.

Gina estaba eufórica. Tenía una nueva familia a la que podía llamar suya y solo podía disfrutar del amor que recibía de ellos. Vivieron juntos como una familia feliz y siguieron visitando la tumba de su madre para presentar sus respetos y depositar unas preciosas dalias.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• Tus actos siempre se vuelven contra ti. Mark abandonó a su novia y a su hija nonata, pero no pudo tener hijos durante años. Sólo recibió el milagro de tener otro bebé cuando buscó el perdón.
• Cuando la vida te presenta una segunda oportunidad, aprovéchala. Mark tuvo una segunda oportunidad para arreglar las cosas con su hija, y no quiso perderla.

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