Vendedora humilla a una clienta por su talla, se encuentran en casa del novio por Navidad
Tengo un cuento navideño más extraño que la ficción. Todo empezó con una burla y se convirtió en una cena de Navidad que ninguno de nosotros olvidará jamás.
Hace poco fui al centro comercial a elegir un vestido para la cena de Navidad, de la que yo era la anfitriona. Había una joven, Claire, que trabajaba en el departamento de ventas, y digamos que tiene un don para difundir la alegría navideña de la forma menos convencional.
Mujer mayor mira un vestido en la tienda | Foto: Shutterstock
Decidió hacer de crítica de moda en la tienda, y cuando me puse un vestido que ella misma me había elegido, empezó a burlarse de mí. En voz suficientemente alta para que todo el mundo la oyera, dijo: "Definitivamente necesitas una talla más grande, o te estallará en Navidad, o quizá una dieta te ayude".
Una vendedora. | Foto: Pexels
Algunos se quedaron perplejos, otros se rieron. Con clase, ¿verdad? Hice caso omiso y salí de la tienda, pues no tenía tiempo ni energía para poner a esta descarada en su sitio.
Cuando llegué a casa, intenté llamar a mi esposo, pero no estaba disponible. Mi hijo estaba presente, y no pude contener las lágrimas mientras se lo explicaba todo. Se puso furioso e insistió en saber el nombre de la tienda para enfrentarse a la vendedora. Sin embargo, se lo impedí; no quería agravar más el conflicto. Ahora no, quizá más tarde.
Llegó Nochebuena y esperé con impaciencia a mi hijo y a su novia. Esa sería la primera vez que la veríamos. De hecho, toda la familia se había reunido. Era un día especial, y resultó ser incluso más memorable de lo que esperaba. La pareja entró en casa, y... para mi sorpresa, la novia de mi hijo resultó ser la mujer que se burló de mí en la tienda.
Ahora es cuando la cosa se pone interesante. En cuanto Claire se dio cuenta de lo que había hecho, su cara se puso roja. Se sintió mortificada y quiso escapar desesperadamente de la incómoda situación. Afirmó que se encontraba mal de repente y sugirió marcharse. Lo primero que pensé fue que tenía que echarla. Pero luego decidí darle una oportunidad más. Quizá ese día en la tienda tenía algún problema. Quizá era un mal día para ella. Siendo la amable anfitriona que soy, la convencí para que se quedara. Estiré la boca en una sonrisa: "¡Oh, Claire, qué alegría conocerte por fin! Ven, por favor. Cuidaremos de ti".
Cena de Navidad en familia | Foto: Shutterstock
Cuando nos sentamos todos a cenar, había una notable tensión en el aire. La joven, tratando de hacerse la interesante, evitaba el contacto visual conmigo, la supuesta madre desprevenida. No imaginaba lo que le esperaba. Todos cenamos estupendamente. Nos reímos mucho y hablamos de todo. Nuestros familiares compartieron lo que les había ocurrido durante este año. Todos se sintieron muy relajados, pero de vez en cuando, Claire hacía bromas pesadas e incluso crueles, haciendo que mi suegra se sintiera incómoda unas cuantas veces. Vi que mi hijo le agarraba la mano y la detenía. Pero para mí, eso fue todo.
Llegó el momento que había estado esperando. Allí mismo, en medio del banquete navideño, decidí soltar mi pequeña sorpresa. "Saben, nunca estropearía nuestra Navidad, pero hay una persona que no merece estar aquí". Compartí con toda la familia lo que Claire me había dicho en la tienda. Prácticamente se podía oír caer un alfiler mientras la verdad flotaba en el aire.
La conmoción en los rostros de todos, sobre todo en el de mi hijo, parecía sacada de una película. Claire, que se burlaba tan rápidamente de los demás, se encontró de repente en el punto de mira por las razones equivocadas.
Mi hijo, que Dios le bendiga, no podía creer lo que estaba oyendo. Sin vacilar, se hizo cargo de la situación. Miró a Claire con una mezcla de decepción e incredulidad y, en ese mismo instante, la echó de casa, poniendo fin a su relación en el acto.
Hombre discute con su novia durante la cena | Foto: Shutterstock
Cuando Claire recogió sus cosas y se marchó, en el aire flotaba una extraña sensación de justicia poética. La mujer que no tenía reparos en ridiculizar el aspecto de alguien se enfrentaba a las consecuencias de sus propias palabras.
Aquella noche, mientras limpiábamos los restos de lo que se suponía que iba a ser una alegre cena de Navidad, mi hijo se me acercó. Me dio las gracias por ser sincera y mostrarle quién era Claire en realidad. Admitió que se merecía a alguien que tratara a los demás con amabilidad y respeto.
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Hijo abraza a su madre | Foto: Shutterstock
La justicia no se toma vacaciones. Y a veces, el mejor regalo que puedes recibir es la verdad, aunque venga con un drama inesperado. ¡Brindo por una Navidad que nunca olvidaré!
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