"Sólo sirves para limpiar retretes como tu madre", médico escucha a su hijo burlarse de una niña de familia pobre - Historia del día
Un niño rico no deja piedra sobre piedra al burlarse de una niña pobre cuya madre lava retretes. Un día la insulta hasta el extremo, sólo para arrepentirse más tarde cuando su padre le hace una visita sorpresa en el colegio.
No todos tuvimos la suerte de pasar por la escuela sin toparnos con nuestros matones. A veces, todavía nos atormenta recordar cómo aquellos intimidadores se burlaban de nosotros por nuestras diferencias.
Sam, de nueve años, estaba orgulloso de sus padres. Los quería mucho y siempre presumía de lo ricos que eran. No es que Sam fuera monstruosamente cruel, pero a veces se le iba la mano.
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Escogía a niños que no eran de familias ricas y los ridiculizaba para entretenerse. Él y su pandilla de amigos se burlaban de ellos, les insultaban y se aseguraban de que no tuvieran amigos y se fueran a casa llorando.
Esta vez, Sam decidió burlarse de su compañera de clase Kelly, una chica cuya madre era conserje en un centro comercial...
Kelly quería a su madre, Grace, y era consciente de sus dificultades. Cuando Grace se quedó embarazada, su marido John la abandonó porque no estaba preparado para asumir ninguna responsabilidad. Desde ese día hasta ahora, la pobre Grace trabajó duro para criar sola a su hija.
Tenía dos trabajos, uno como barrendera en un parque local y otro como limpiadora de aseos en el centro comercial. A pesar de sus duros días, sólo deseaba lo mejor para Kelly y la envió a una buena escuela.
"¡Sólo sirves para limpiar retretes, como tu madre!", se rió el chico, sin darse cuenta de quién estaba justo detrás de él.
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Grace creía que Kelly sólo podría alcanzar grandes cotas si recibía educación. Pero sabía muy poco de que su niña pronto tendría que enfrentarse a los bravucones de clase que se burlaban de ella por el trabajo de su madre.
Un día, Sam estaba de compras con su padre Jacob en el centro comercial. Pasaba por la sección de ropa infantil cuando vio a Kelly hablando con su madre fuera del lavabo.
"¿Quién es esa señora que está con ella? ¿Por qué está Kelly hablando con una limpiadora de retretes?", murmuró y se escabulló detrás de una pared, espiándolas.
"Toma, cariño. Sólo tengo 3$. Ve a por tu helado", dijo Grace.
"¡Gracias, mamá!", contestó Kelly, llevándose el dinero sin reparar en Sam.
"¡¿Mamá?!", exclamó Sam. No tenía ni idea de que la madre de Kelly era conserje en el centro comercial. Alzó las cejas ante una idea perversa y decidió alimentarse de sus miedos al día siguiente.
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La mañana siguiente en clase fue una pesadilla para la pobre Kelly. Los niños empezaron a lanzarle bolas de papel nada más entrar y empezaron a burlarse de ella.
"¡Eh, miren! ¡Ha llegado la futura limpiadora de retretes de nuestro colegio!", gritó Sam. "Vete a sentarte a un rincón lejos de todos nosotros. No debes estar aquí porque apestas".
Los niños estallaron en carcajadas. Kelly se sobresaltó y se asustó. Miró a su alrededor mientras sus compañeros la miraban fijamente, despreciándola e insultándola.
"¿En qué más se convertirá? ¿Una multimillonaria? Su madre lava retretes en el centro comercial, y Kelly la imitará en el futuro", se rió Sam.
"Por favor, para. Me duele", gritó Kelly. "Y no te burles de mi madre. Trabaja muy duro para criarme".
Pero Sam aún no paraba. Los alumnos rodearon a la pobre chica y siguieron burlándose de ella, excepto un chico llamado Chris.
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Día tras día, Sam se burlaba de Kelly siempre que tenía ocasión. Hacía todo lo que se le ocurría para perturbar su paz. Le lanzaba cohetes de papel y le hacía divertidos dibujos lavando retretes en la pizarra. Pero nada de eso se comparaba con lo que hizo un día.
Kelly se sentía preparada para enfrentarse a sus matones aquella mañana. Entró en clase con confianza, sólo para encontrar papel higiénico pegado a su pupitre y a su silla. Sam y sus amigos estallaron en carcajadas mientras Kelly salía corriendo y llorando.
"¡Basta ya! Chicos, déjenla en paz", intervino Chris. "Dejen de tomarle el pelo".
"Métete en tus asuntos", gritó Sam. Sabiendo lo mal que sus compañeros trataban a Kelly, Chris decidió ponerle fin. Conocía al padre de Sam, Jacob, ya que era su médico de cabecera y se reunió con él aquella tarde.
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"¿Mi hijo Sam ridiculiza a los niños pobres en clase? Pero yo creía que era muy disciplinado", dudó Jacob cuando Chris le contó cómo era realmente la actitud de Sam en clase.
"No, Dr. Kingsley. Sam manipula a todos para que se burlen de los niños de familias pobres. Ya se lo ha hecho a muchos niños antes, y ahora, Kelly ha sido su objetivo desde que descubrió que su madre es conserje en el centro comercial."
"Ah, ya veo. Muy bien, Chris. Gracias por informarme. Me ocuparé de esto enseguida", aceptó Jacob, aún incapaz de creer lo que había oído sobre su hijo.
Al día siguiente, Sam y sus amigos decidieron meterse con Kelly de una forma mayor. Colgaron un anuncio hecho a mano en el tablón de anuncios, atrayendo toda la atención negativa y sarcástica.
"¡¡¡Contacta con Kelly en 4º para que lave todos tus retretes!!!", rezaba.
Todo el pasillo retumbó de risa en cuanto los chicos vieron a Kelly. Ella se estremeció y se sintió profundamente herida.
"¿Cómo te atreves a hacerme esto, Sam? No eres nadie para decidir mi futuro. Y deja de menospreciar a los demás", replicó.
"¿Qué he dicho mal? ¡Sólo sirves para limpiar retretes, como tu madre!", se rió el chico, sin darse cuenta de quién estaba justo detrás de él. Era Jacob. Lo había oído todo y estaba esperando para darle una lección a su malcriado hijo.
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"¡Ya basta!", gritó. Un silencio sepulcral llenó el pasillo cuando Sam, sobresaltado, se dio la vuelta y se encontró cara a cara con su padre. "¿Cómo te atreves a burlarte así de alguien? Discúlpate con ella ahora mismo".
"P-Pero papá... ¿qué haces aquí? Y-Yo sólo estaba jugando".
"He dicho que pidas perdón", exigió Jacob. Pero Sam no iba a obedecer tan rápido, no hasta que le volvieran a gritar. "¿No me has oído? Pídele disculpas inmediatamente".
"Lo siento", dijo Sam en un tono bajo y avergonzado.
"Y a partir de hoy, se acabó la mesada", echó humo Jacob. "¿Me oyes? Tendrás que trabajar por tu paga si la quieres".
Sam se sobresaltó. "¿Trabajar? Pero papá...".
"Sí, si quieres dinero, tendrás que ganártelo. Y es muy sencillo: hoy te quedas media hora después de clase y ayudas a la conserje a lavar todos los retretes de la escuela primaria. Si me desobedeces, olvídate de tu paga. Punto".
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Jacob habló después con el director...
"Sr. Kingsley, ¿no le parece demasiado? Quizá podríamos pedirle que hiciera otra cosa como castigo, no esto", el director cuestionó la decisión de Jacob. Pero el padre se mantuvo firme e insistió en que era la única forma de enseñar a su hijo a no menospreciar a los demás.
"Se burló de la pobre chica sólo porque su madre limpia retretes. Quiero que se dé cuenta de que ningún trabajo es grande o pequeño y que todo el mundo merece respeto".
Jacob volvió aquella tarde para comprobar si Sam le había obedecido. El niño ayudó a su conserje a lavar los retretes y a poner orden en los lavabos de la escuela. Había tenido un día duro y estaba terriblemente agotado. Suspiró aliviado, suponiendo que todo había terminado cuando en realidad no era así.
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"Sam, ¿te importaría pasar al asiento de atrás, porque apestas después de lavar los baños?", dijo Jacob intencionadamente para mostrar a Sam cómo dolían aquellas palabras y hacerle recapacitar.
"¿P-Pero papá?", dijo decepcionado, con lágrimas en los ojos.
"Bueno, ¿te he hecho daño igual que tú hacías daño a los demás? ¿Entiendes cómo has hecho sentir a gente tan trabajadora hiriendo sus sentimientos?".
Sam se avergonzó de sí mismo. Volvió en sí y se dio cuenta de su error.
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"Hijo, nunca menosprecies a nadie por el trabajo que hace. Imagina lo horribles que serían nuestras condiciones de vida si no hubiera conserjes. Aprende a respetar a todo el mundo y no juzgues a nadie por el dinero que tenga en el banco, su aspecto o su trabajo".
Al día siguiente, Sam se acercó a Kelly y le pidió disculpas una vez más. Se puso delante de toda la clase y pidió perdón a todos los que había herido antes. Desde aquel día, Sam nunca se burló de nadie y se dio cuenta de que la gente merece respeto, independientemente de su trabajo y su situación económica.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Sé amable con todo el mundo, independientemente de su estatus, porque la riqueza no lo es todo. Sam tenía padres ricos, y siempre menospreció a sus compañeros/niños de clase que procedían de entornos pobres. Suponía que la riqueza lo era todo, hasta que su padre le enseñó que estaba equivocado.
- Ningún trabajo es grande o pequeño, así que no juzgues a nadie por su profesión. Sam se burló de Kelly tras descubrir que su madre limpiaba los aseos del centro comercial. Juzgaba fácilmente a la gente por su trabajo y se dio cuenta de su error cuando su padre le obligó a limpiar los aseos del colegio.
Un chico regala flores a la conserje de su colegio el Día de la Mujer y sus compañeros se burlan de él. Más tarde, revela algo que hace llorar a todos. Haz clic aquí para leer la historia completa.
Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.