Niño pide dormir con la maestra en el campamento. Luego él le pregunta si puede jugar con su ombligo
El pequeño Johny se fue de campamento con sus compañeros de la escuela y maestros. Iba con muchas expectativas de pasarla bien.
En el día se la pasaba súper divertido, jugaba con sus amigos, realizaban deportes, leían y disfrutaban de la naturaleza; pero en la noche, para dormir, era un verdadero problema.
Aquel día estaba muy asustado, pues le tocó dormir solo. Estaba cayendo un fuerte aguacero, con rayos y centellas. A él por lo general le asustan las tormentas.
Trató de ser valiente, pero nada lo hacía conciliar el sueño.
Así que, con un paraguas y unas botas impermeables, salió corriendo a la tienda de los profesores y le preguntó a su maestra si podía dormir con ella, solo por esa noche.
Por su puesto, su maestra le respondió con un rotundo ¡No!
Él le armó un pequeño berrinche y a gritos le dijo: “pero Señorita, mi mamá me deja dormir con ella”. Entonces, la maestra lo consideró y accedió. Eso sí, le dejó claro que era solo por esa noche podía dormir con ella.
Rápidamente Johny se lanzó a la cama de su maestra y nuevamente le hizo otra pregunta: "Señorita, ¿puedo jugar con el dedo en su ombligo?". Nuevamente ella le respondió que no.
Y el insistente alumno le suplicó, alegando que su mamá se lo permite cada noche. Una vez más, la maestra le permitió a Johny lo que él solicitaba. En el fondo le daba un poco de lástima con el temeroso niño.
“Supongo que está bien", respondió la profesora. Al parecer, ya todo había quedado en calma. Johny había conseguido dormir acompañado aquella noche oscura y lluviosa.
Por unos cuantos minutos reinó el silencio dentro de la tienda de la maestra. Pero, de repente, ella gritó: “Johny ese no es mi ombligo”.
Y el niño respondió: “Tampoco es mi dedo”.