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Niño quería comprar un cachorro con su propio dinero. Pero parecía que el perrito no podía correr

Fabricio Ojeda
16 mar 2018
15:45

Esta historia demuestra que todos tenemos el mismo valor, independientemente de los defectos físicos que podamos padecer.

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Con su inocencia, un niño le dio una lección de humanidad a un comerciante que menospreciaba a uno de los perritos que acababa de parir su fiel mascota Lady, según contó el portal Wattpad en el siguiente relato:

El dueño de un negocio clavó un cartel en la puerta que decía: “Cachorros en venta”.

Letreros como este atraen a los niños y como era de esperar, pronto apareció un chiquillo.

-¿En cuánto vende los cachorros?- preguntó.

El dueño del negocio respondió:

Más o menos entre 30 y 50 dólares.

El pequeño buscó en su bolsillo y sacó un poco de cambio.

-Yo tengo 2,37 dólares –dijo-. ¿Podría verlos?

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El comerciante sonrió, silbó y de la cucha salió la perra Lady, que corrió por el corredor del establecimiento seguida de cinco pelotitas peludas. Uno de los cachorros rengueaba y el niño preguntó:

-¿Qué le pasa a ese perrito?

El dueño del negocio le explicó que el veterinario examinó al cachorrito y había descubierto que tenía mal una articulación de la cadera.

Siempre renguearía. Siempre sería rengo… El niñito se entusiasmó.

-¡Ese es el cachorrito que quiero comprar!

-No, tú no quieres comprar ese perrito. Si realmente lo quieres, te lo daré- le respondió el vendedor.

El chico se enojó. Miró fijo al hombre y señalándolo con el dedo, le dijo:

-No quiero que me lo regale. Ese perrito vale tanto como los otros cachorros y le pagaré el precio total. Mire, le daré los $2,37 ahora y 50 centavos por mes hasta terminar de pagarlo.

El dueño del negocio lo contradijo:

-En realidad tú no quieres comprar ese perrito. Nunca va a poder correr y jugar contigo como los demás cachorros.

Al oír esto, el chiquillo se agachó y se levantó el pantalón para revelar su pierna izquierda torcida e inválida apoyada en un aparato metálico.

Miró al dueño del negocio y suavemente respondió:

Bueno, ¡yo tampoco corro muy bien y el cachorrito va a necesitar alguien que lo entienda!

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