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Historia de una mujer de 24 años cuyo "misterioso dolor" resultó ser un terrible cáncer

Valeria Garvett
16 mar 2018
22:06

Los doctores lucharon por descubrir qué le pasaba a Georgia. Se veía saludable y feliz, pero por dentro, estaba en agonía.

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Georgia McLennan, quien sufrió de dolores severos durante más de tres meses antes de ser diagnosticada con cáncer, dijo que siempre supo que algo andaba mal.

La joven de 24 años de Gold Coast, en Queensland, Australia, pasó meses yendo y viniendo a citas médicas antes de que le dijeran que el dolor severo con el cual había estado luchando era cáncer, reseñó Soy Carmín.

"Me enteré después de que pensaron que iba a morir ese fin de semana", dijo McLennan a los medios. "Ni siquiera tenía a mi madre allí porque realmente no me había preocupado que fuera cáncer".

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Después de desconcertar a los médicos antes del diagnóstico, McLennan dijo que llegó a un punto en el que cuestionaron si el dolor solo estaba en su cabeza.

"Tenía tanto dolor que iba una vez o dos veces por semana al médico... Fue en este momento cuando él me preguntó si tal vez todo estaba en mi cabeza", explicó.

Finalmente, un médico determinó que la estudiante de enfermería tenía tumores en el bazo y el hígado.

Pero no fue hasta que se realizó una exploración por TEP (Estudio donde se inyecta una cantidad pequeña de glucosa radiactiva en una vena, y se usa un escáner para obtener imágenes detalladas de áreas internas del cuerpo que absorben la glucosa, según www.cancer.gov), que se dio a conocer el alcance total de su enfermedad.

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Debido a que las células cancerosas a menudo absorben más glucosa que las células normales, las imágenes pudieron identificar las células malignas en el cuerpo de Georgia.

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"El hematólogo inicialmente no creyó que era linfoma, ya que no tenía todos los síntomas habituales, como pérdida extrema de peso, erupciones cutáneas, fiebres y sudores nocturnos, etc", dijo la chica, destacando que su estómago estaba tan hinchado que parecía embarazada.

Diagnosticada con linfoma de Burkitt, Georgia tuvo que soportar tres meses de quimioterapia e inyecciones espinales cada semana, pero su actitud y optimismo nunca decayeron.

En agosto de 2017, se sometió a su décima y última ronda de medicamentos, y su cáncer ahora está en remisión.

"Ahora, gracias a mi increíble hematólogo y a todos los médicos y enfermeras del Gold Coast University Hospital, estoy completamente libre de cáncer", celebró.

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