Adolescente vio a anciano en Costco. De repente, se dio cuenta de que el pobre necesitaba un riñón
La vida a veces puede ser muy impredecible. Incluso si las personas hacen todo bien, no le hacen mal a nadie, les puede pasar algo terrible de todos modos. Es por ello que algunos dicen que la vida es cruel.
Pero, con la ayuda de otros, las posibilidades de superar esos obstáculos aumentan. El 27 de marzo de 2018, Karen Aguayo, estudiante de la Universidad Grand Canyon, Arizona, notó algo inusual.
Karen estaba de compras con sus amigos en un Costco de su ciudad cuando vio a un hombre con una camisa de diseño muy peculiar. Lo que estaba escrito en ella, la obligó a actuar, según reportó el sitio web de noticias, Share Tap.
La franela era negra, y su espalda mostraba un texto de letras blancas que decía lo siguiente:
'Se necesita donante de riñón, tipo B+, pregúntame cómo'.
El hombre que usaba dicha camisa era Robert Durán, un hombre de 67 años que sufría de insuficiencia renal.
Él había estado esperando la aparición de un donante durante los últimos cuatro años y nadie había podido ayudarlo. Él y su esposa no podían seguir esperando de brazos cruzados, así que mandaron a fabricar dichas camisetas, y así poder explicar lo que estaba atravesando sin siquiera abrir la boca.
Según la fuente, Durán, a quien se le diagnosticó una enfermedad renal en estadio 5, fue incluido en una lista de espera pero, al igual que miles de estadounidenses, nunca fue llamado.
Cuando Aguayo vio la camisa del hombre, supo que tenía que hacer algo para ayudarlo; ella se le acercó y le preguntó acerca de su historia, que él le narró con mucho gusto. Él confesó que toda la situación era especialmente difícil para su esposa.
Según lo informado por Share Tap, cada vez que sonaba el teléfono, esperaban escuchar a alguien ofreciendo su ayuda como donante, pero esto nunca sucedió.
Para ayudar a la pareja, la joven de 18 años acudió a su cuenta de Twitter para compartir la historia de Duran, que fue retweeteada más de 260.000 veces.
Las cifras continúan creciendo y Duran espera que, pronto, alguien pueda ayudarlo, y todo gracias a Aguayo.