Mujer que sobrevivió al suicidio de su madre cuando tenía 3 años cuenta su historia 33 años después

En agosto de 1985, Angélica Gómez, de 24 años, condujo angustiada hasta el puente San Diego-Coronado en su Ford Pinto verde. Llevaba con ella a su hija, de apenas 3 años de edad.

Con la pequeña en sus brazos, Gómez salió del automóvil y saltó del puente hacia su muerte. La depresión se había apoderado de ella cuando se divorció de su esposo y la llevó a aferrarse a su hija mientras se suicidaba.

Western Journal reseñó que sus cuerpos fueron encontrados por un pescador que intentó resucitarlos.

Milagrosamente, la niña sobrevivió, aunque sufrió una catarata severa en el ojo derecho, así como una fractura de cadera, lo que la dejó usando un parche en el ojo y un yeso durante meses.

Sin embargo, ella no conservaba ningún recuerdo de la caída, y les dijo a sus amigos que había tenido un accidente en el parque.

Bertha Loaiza, ahora de 36 años, era aquella chiquilla que sobrevivió de milagro. Sus abuelos maternos la criaron sin explicarle la historia de cómo murió su madre.

Loaiza creía que la causa de la muerte de su madre era un accidente automovilístico, hasta cuando cumplió 17 años y encontró evidencia que sugería lo contrario. Una cinta de VHS que contenía noticias sobre el suicidio cambió todo para ella.

La adolescente se sintió traicionada y entró en un proceso de duelo completamente nuevo, sobre la madre que perdió por suicidio.

La pregunta de por qué su madre decidió llevarla cuando saltaba acechaba a Loaiza. Ella supo que su madre golpeó el agua primero y protegió el cuerpo de su bebé.

Mira a continuación el video sobre este caso:

"Las personas con depresión severa están en un mundo realmente oscuro y feo, y creo que ella me llevó con ella porque creía que era la única que podía cuidarme mejor... Me lastimó , pero ella también me salvó", expresó Loaiza a The San Diego Union-Tribune.

Pero su historia no termina ahí. Ahora ella espera que compartir su caso con la fundación ‘Coronado San Diego Bridge Collaborative for Suicide Prevention’ impida que otros hagan lo mismo que hizo su madre hace 33 años.

Ella espera que la instalación de unas barreras adicionales en el puente detengan a quienes contemplan el suicidio y les dé tiempo para ver el letrero con el número de teléfono de la línea de ayuda suicida.

Aunque Loaiza nunca sabrá la razón exacta de la drástica decisión de su madre, ella dice que ha intentado comprenderla.

Bertha tiene dos hijos, y como ella los ha visto crecer, no puede entender cómo su madre llegó a ese estado tan terrible.

Ella ha decidido cambiar su enfoque para entender a su madre y usar su historia con el fin de ayudar a otros que están luchando contra los pensamientos suicidas y la depresión.